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Una introducción al razonamiento económico

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Traducido por Mariano Bas Uribe

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Capítulo 9: Dinero. Parte 2

Convergencia, una vez más

 
En el último capítulo, hemos argumentado que los actores económicos en busca de de un medio de intercambio tenderán a converger en unos pocos bienes. La gente que quiera obtener bienes que piensen que siempre serán aceptados por otros tenderá a elegir los mismos bienes, más o menos.
 
¿Podemos ir más adelante? ¿Qué propiedades tendrán los bienes que elijan? Aquí vamos a dejar de lado por un rato la praxeología y nos dedicaremos a cierto tipo de investigación histórica.
 
Estábamos preguntando: ¿qué propiedades parece razonable exigir a un medio de intercambio? Por decirlo de otra manera, ¿qué es lo que la gente tenderá a escoger como dinero? Definiremos dinero como un bien aceptado en un mercado de forma prácticamente universal para fines de intercambio. Si queremos intercambiar lo que hayamos producido, lo normal será aceptemos dinero a cambio.
 
  1. ¿Debe un bien ser universalmente aceptado para ser considerado dinero? Supongamos que alguien aceptará sólo una especie de araña a cambio de su ejemplar de Teoría General y no el dinero para comprar la araña que quiere. ¿Debemos concluir que por causa de esta persona, el dinero no existe en su sociedad?
 

Propiedades de un medio de intercambio.

 
Históricamente, todo tipo de cosas ha sido utilizado como moneda, desde ganado hasta conchas marinas o azúcar. En los campos de prisioneros de la Segunda Guerra Mundial, se utilizaban cigarrillos como dinero.
 
Pero la mayor parte de las sociedades que han permitido desarrollar un mercado en dinero han convergido al oro y la plata como las mercancías utilizadas como medios de intercambio.
 
En primer lugar, un medio de intercambio debe ser imperecedero. El helado, aunque sea deseable, no sería un buen medio de intercambio porque es perecedero. Es verdad que lo podemos conservar en la nevera, pero resulta costoso hacerlo. ¿Y cómo lo íbamos a transportar para intercambiarlo por otras cosas?
 
Esto nos lleva a una propiedad relacionada que es preferible que tenga el dinero. Debería ser fácilmente divisible en pequeñas unidades. ¿Adivinamos por qué los elefantes no serían una buena elección como dinero? Supongamos que queremos comprar un caramelo. ¿Cómo íbamos a hacerlo, si un elefante es la menor unidad de moneda? El oro y la planta, por el contrario, pueden dividirse fácilmente en unidades pequeñas. (En países con patrones oro y plata se utilizan normalmente metales de menor valor, como el níquel o el cobre para las monedas de menor importe).
 
La tercera cualidad se deduce de nuestra discusión del capítulo previo. El medio de intercambio debe tener cualidades que lo hagan ampliamente aceptable. La belleza del oro y la plata han hecho a estos metales muy deseables en una gran cantidad de sociedades.
 
Para resumir, en un mercado libre, podemos esperar que el oro o la plata (o ambos) sean adoptados como los medios de intercambio.
 
  1. Dar ejemplos de diferentes mercancías que hayan sido adoptados como moneda por distintas sociedades.
  2. ¿Por qué pensamos que muchos escritores han criticado el deseo de acaparar oro? (Murray N. Rothbard y Joseph Salerno han denominado a este fenómeno “aureofobia”).
 

El dinero como almacén de valor

 
Ya hemos terminado nuestra primera excursión histórica. Asumiremos que una sociedad ha adoptado el oro como su medio de intercambio y, de acuerdo con el razonamiento praxeológico, nos preguntaremos qué podemos deducir de este hecho.
 
Una ventaja de patrón oro (o plata) se ve de inmediato a partir de sus propiedades físicas. Puesto que el oro es imperecedero, la gente que lo posee no necesita realizar todos sus intercambios de inmediato. Si tenemos oro, podemos guardarlo hasta que encontremos algo que queramos comprar con él.
 
Como ya hemos visto, un medio de intercambio extiende nuestras posibilidades de obtener distintos bienes. Si queremos intercambiar libros de texto de economía por helado (estamos hartos de manzanas), debemos encontrar un propietario de helado que desee un libro de texto. Si tenemos oro, tenemos la mucho más sencilla tarea de encontrar un propietario de helado que quiera oro. Y por supuesto la tarea es mucho más sencilla en buena medida porque él desea el oro para poder comprar las cosas que desea. (¿Hemos repetido esta idea las suficientes veces?)
 
Ahora vemos que el oro no sólo extiende el espacio de los bienes que tenemos disponibles. También extiende el tiempo en el cual podemos adquirirlos. Cuando hacemos esto, el oro actúa como un almacén de valor: esta es una de las funciones principales del dinero.
 
  1. Para nota: Extendiendo el tiempo en el cual cualquiera puede comprar bienes, ¿cómo extiende el oro igualmente el especio de bienes disponibles? Advertir que el término “tiempo” se utiliza literalmente, pero el término “espacio” se hace figuradamente.
 

El efecto del dinero en otros bienes

 
Como siempre, vamos a hacer un repaso. Hemos empezado con el intercambio directo: intercambiamos una naranja por una manzana, De aquí hemos avanzado al intercambio indirecto. Puesto que el otro no quiere nuestra naranja, pero quiere una copia de la Teoría General, intercambiamos nuestra naranja por el libro, para después intercambiar el libro por la manzana. Los bienes de aceptación general para posteriores intercambios, como hemos visto, incrementarán su valor, al ser percibidos como de amplia demanda. La gente en una sociedad de mercado tenderá a converger en uno o dos bienes, casi siempre oro y plata, como medio de intercambio.
 
Ahora debemos atender a punto bastante más sutil y que a menudo se pasa por alto. Recordemos, antes de que el oro se adoptara como medio de intercambio en nuestro modelo de mercado, teníamos varios bienes, como las naranjas, cuyo valor se incrementaba por su característica de ser percibidos como de demanda general. La gente quería naranjas, entre otros bienes, en parte porque pensaban que otra gente aceptaría naranjas en los intercambios.
 
La pregunta que ahora aparece es la siguiente. Una vez que el oro ha sido aceptado como medio de intercambio, ¿qué ocurre con la parte de valor de las naranjas que queda en su valor de intercambio?
 
Antes de intentar contestar, asegurémonos de que entendemos la pregunta. Antes de que el oro se aceptara como moneda, las naranjas incrementaron su valor porque la gente quería usarlas como un medio de intercambio. Una vez aceptado el oro, ¿qué ocurre con esta parte del valor de las naranjas?
 
Es muy evidente que decrece; dependiendo de las circunstancias, puede llegara perder toda esta parte de su valor de golpe. La gente que quiera intercambiar lo que produce por un bien que sea de aceptación general para otros querrá ahora dinero, no naranjas. Una vez un bien es aceptado como medio de intercambio, se convierte en el bien principal cuyo valor se determina por su aceptación general.
 
  1. Si el oro es el medio de intercambio ¿el componente del valor de las naranjas que depende de su aceptación general disminuye siempre hasta cero? ¿Podemos imaginar circunstancias en las que no lo hará?
 

El teorema de la regresión monetaria

 
Nos tememos que debemos hacer un aviso en este momento. La próxima sección está entre las más complicadas del libro. No podemos mandarla al limbo del “para nota” porque se refiere a uno de los teoremas clave en economía.
 
El dinero, como hemos explicado, no aparece a través de la acción del Estado. Tampoco aparece como consecuencia de una acuerdo explícito. La gente no ha dicho: “Desde el día de hoy, la mercancía x será el medio de intercambio”.
 
Por el contrario, el dinero aparece a través de procesos espontáneos del mercado. Al principio, el oro fue valorado como bien de consumo. Se utilizaba principalmente en joyería, pero también podía usarse en otras áreas. Por ejemplo, podía usarse para reemplazar dientes, o para determinados procesos industriales, etc.
 
Posteriormente, el oro ganó valor porque la gente pensó que sería aceptado generalizadamente en intercambios. Y cuando la gente vio que tenía esta propiedad más acusadamente que otros bienes, lo valoró para fines de intercambio aún más que antes. De esta forma, el oro se convirtió en dinero.
 
Unos pocos asuntos relacionados con el dinero necesitan tenerse en cuenta. No son demasiado difíciles de asimilar, pero los teóricos fuera del campo de la economía austriaca suelen ignorarlos. Para empezar, el valor del oro se debe prácticamente en su totalidad a su utilidad como medio de intercambio. Pero el oro no fue desde el principio un medio de intercambio. Empezó siendo una mercancía normal, con utilidades distintas del intercambio.
 
Carl Menger, el fundador de la Escuela Austriaca de Economía, fue el pionero en esta visión del origen del dinero es sus Principios de Economía. Al hacerlo, consiguió un paso de gigante en teoría económica. Antes que él, se solía considerar que el dinero se crea mediante un acuerdo explícito para fijar una sustancia determinada como moneda. John Locke, un gran teórico político pero un no tan buen economista, era de esta opinión. Menger demostró que Locke y aquellos que pensaban como él estaban errados en este punto.
 
  1. Ver si podemos descubrir el origen de la frase “el resultado de la acción humana pero no del diseño humano”.
  2. “De nuevo hemos abandonado la praxeología. El análisis de Menger es simplemente un apunte histórico. No hay nada necesario en el mismo”. Discutir esta objeción.
  3. Hacer un informe acerca de la obra de F.A. Hayek acerca del orden espontáneo. Lectura recomendada: “Derecho, legislación y libertad” (Madrid: Unión Editorial, S.A., 1999)
 

Mises, acerca de la regresión monetaria

 
Hasta ahora no hemos cumplido nuestra promesa, lo que sería de agradecer. El material acerca de la regresión monetaria se suponía que sería difícil, pero hasta aquí (esperamos) no lo ha sido. Ahora empieza la diversión.
 
¿Cómo determina el mercado el valor de una mercancía normal, por ejemplo, el helado? Como podemos recordar de pasados capítulos, las palabras mágicas, oferta y demanda responden a esta pregunta. ¿Y qué determina a su vez la demanda y la oferta? Las preferencias de los demandantes y suministradores de helado.
 
El dinero, en la opinión de Menger, es una mercancía, así que el análisis debería aplicarse también a él. El valor del oro, por tanto, depende de la oferta y demanda de oro. Los planes de oferta y demanda, por tanto, descansan en las utilidades de los demandantes y oferentes de oro.
 

Al final llegamos a Mises

 
Hasta aquí, bien. Pero hay un problema que nos acecha. La demanda de oro depende de la utilidad del oro. ¿Pero qué determina ésta? Recordemos que la utilidad del oro reside casi enteramente en su uso como medio de intercambio. La gente quiere oro porque pueden utilizarlo para obtener cualquier otra cosa que deseen.
 
  1. Dar ejemplos de razonamiento circular.
  2. ¿Un razonamiento circular es siempre falso? ¿Algunas afirmaciones no se explican por sí mismas?
 
¿Vemos cuál es el problema? Estamos intentando determinar el valor, esto es, la utilidad del oro. Pero la utilidad del oro depende de su poder de compra, su valor para obtener otras cosas. Parece que nos hemos metido en un razonamiento circular. Esto es, que estamos explicando algo en términos de sí mismo. Y esto es un problema lógico importante.
 
Parece por tanto que el dinero es la gran excepción en la teoría del valor. No podemos utilizar la teoría convencional de la utilidad para explicara el valor del oro, puesto que la utilidad del oro depende del valor del oro. Por eso debemos mirar hacia otro lado. (¡Ya hemos advertido que esto iba a ser duro!)
 
Ludwig von Mises demostró en Teoría del Dinero y del Crédito (1912) que el valor del dinero puede estimarse a través de la teoría ordinaria de la utilidad. Esta forma de intentarlo necesita que no hagamos un razonamiento circular,
 
¿Cómo encontró Mises una salida al círculo? Advirtiendo que el valor del dinero de hoy depende del valor del dinero de ayer. Cuando la gente intenta valorar el oro, debe estimar el poder de compra del dinero. Su única base para hacerlo es el valor del dinero de ayer.
  1. Para nota: en una sección “para nota” en el capítulo anterior, hemos mostrado un problema que afectaba a la praxeología. La gente tiene a converger en uno o dos bienes como medio de intercambio. Al hacerlo así, escogen el bien que piensan que es más probable que tenga el máximo valor de intercambio. El problema que aparecía es: ¿es necesariamente cierto que sus estimaciones dependan de qué ítem haya sido valorado como instrumento de intercambio? El análisis del valor de Mises parece resolver esta dificultad.
 
Advirtamos que Mises no quiso decir que el valor del dinero de hoy sea igual que el de ayer. Si fuera ésa su intención, la teoría de Mises sería falsa. Tendríamos como consecuencia que el valor del dinero nunca cambia (¿vemos por qué?), lo que es contrario a los hechos evidentes. Lo que dijo Mises es que la gente debe utilizar el valor del dinero de ayer como base para estimar su valor de hoy.
 

¿Ha resuelto Mises su problema?

 
Parece que en realidad no lo ha hecho. Es verdad que ha evitado el círculo: No explica el valor del dinero mediante el valor del dinero. Explica el valor del dinero de hoy mediante el valor del dinero de ayer.
 
¿Pero es esto realmente un avance? ¿Qué explica el valor del dinero de ayer? Obviamente, el valor del dinero de anteayer. ¿Y el valor de éste? Su valor del día anterior, y así sucesivamente. Parece que hayamos cambiado un círculo por una regresión. En una regresión, decimos: A depende de B, B depende de C, C depende de D… y nunca llegamos a un término que no sea dependiente de un término previo. Aunque sea discutible, parece que una explicación plenamente satisfactoria no puede tomar esta forma.
 
Aquí se ve precisamente el genio de Mises como teórico monetario. Demostró que su estimación del valor del dinero por su valor en días previos no nos lleva a una regresión insatisfactoria. ¿Qué ocurre si continuamos hacia atrás en la explicación? El valor del oro en t depende de su valor en t-1, que depende de su valor en t-2… Llegaremos a un punto en el cual el oro no tenga valor como instrumento para obtener otros bienes. El componente de poder de compra habrá desaparecido y el valor del oro en el “día uno” dependerá enteramente de su uso para propósitos no monetarios.
 
De esta manera, Mises integra la explicación del valor del dinero en la teoría general de la utilidad. El dinero no e suna excepción: su valor puede explicarse mediante la misma teoría que los demás bienes. El poder de compra del dinero sólo hace que la explicación sea algo más complicada.
 
¿Vemos una premisa crucial necesaria para que funciona la explicación de Mises? Debe haber un día uno en el cual el valor de la mercancía monetaria no esté determinado en absoluto por estimaciones de su poder de compra. De otra forma, no habríamos escapado de la regresión. Por supuesto, el oro, el ejemplo que hemos puesto para explicar la argumentación de Mises, tiene un valor no relacionado con su poder de compra. Pero Mises no afirma que el oro (o la plata) deba ser adoptado como un requerimiento de la sociedad. En todo caso la moneda debe tener su origen como un bien no monetario.
 
¿Vemos por qué debe? Sin un valor del día uno, no habría manera de que la gente pudiera estimar el poder de compra del dinero. Y es esencial que sean capaces de hacerlo para que el dinero sirva como medio de intercambio.
 
Hay una objeción evidente para la argumentación de Mises. ¿Qué pasa con el papel moneda? Algún papel moneda es simplemente un recibo de reclamación de oro, pero otros tipos no lo son. Este tipo de dinero, llamado dinero fiduciario, simplemente se declara dinero por el Gobierno. Sin esta declaración, no tendría ningún valor. El dinero fiduciario sería entonces tan poco valioso como los pedazos de papel que es.
 
Dejando aparte si el Gobierno debería emitir dinero fiduciario, a menudo lo hace. ¿Esto no es una refutación de la afirmación de Mises? Él dice que el dinero debe ser originalmente una mercancía. Pero el dinero fiduciario no tiene ese origen. Por tanto, la teoría de Mises se viene abajo; “Una bonita teoría, arruinada por la terca realidad”.
 
En realidad, la teoría de Mises no tiene las consecuencias que nuestra supuesta refutación le imputa. Mises no niega la posibilidad de dinero fiduciario. En su lugar, afirma que el dinero fiduciario actúa parasitariamente sobre el dinero de patrón material. En ausencia de un dinero de patrón material, la gente no podría estimar el poder de compra del dinero fiduciario y este tipo de dinero no podría existir.
 
  1. ¿Por qué la existencia de dinero requiere que la gente sea capaz de estimar su poder de compra?
  2. “Mises da una explicación del valor del dinero, pero no demuestra que cualquier otra explicación sea imposible. Por tanto, no demuestra que el dinero deba originarse como una mercancía”. Evaluar esta objeción.