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Imágenes de un futuro socialista

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Traducido por Mariano Bas Uribe

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XXI. Fuga

Acabamos de pasar unos días terribles. El domingo por la mañana Franz apareció por sorpresa en casa camino de Stettin, a donde, según entendí, le habían transferido. Mi esposa no pareció en absoluto sorprendida por su llegada, pero se mostró extraordinariamente emocionada cuando se volvió a ir. Sollozó amargamente colgada de su cuello y parecía totalmente incapaz de soportar la separación de su hijo. También Franz se despidió de mí como si no fuéramos a volver a vernos nunca. Agnes no estaba en casa, pero me dijeron que pretendían reunirse un la estación de ferrocarril.

Luego resultó que el miércoles leía mi mujer una reseña en el Adelante, acerca de que de nuevo varios emigrantes, tratando de eludir la persecución de los guardias de fronteras, habían sido abatidos por éstos. Se puso muy nerviosa al oír las noticias y después de que le dije, contestando a su pregunta, que los hechos habían ocurrido en el muelle de Sassnitz, se desmayó. Me costó un buen rato conseguir que recuperara la consciencia. Entonces me relató, con frases entrecortadas que Franz y Agnes habían huido juntos el domingo, no como yo suponía a Stettin, sino a Sassnitz, con la intención de abandonar Alemania juntos. De acuerdo con el periódico, parece que al llegar el vapor correo danés a Sassnitz, los guardias de fronteras abordaron por sorpresa el navío e intentaron apresar a los emigrantes fugitivos por la fuerza. Los emigrantes ofrecieron resistencia y hubo derramamiento de sangre.

Fueron unas horas angustiosas antes de que pudiéramos tranquilizarnos en parte con la aparición del nuevo número del Adelante con una lista de los muertos y arrestados. Ni Franz ni Agnes estaban en ninguna de ambas listas, pero ¿qué podía haber sido de ellos?

Entonces mi esposa me contó toda la historia de la resolución de los jóvenes de huir del país. Parece que hacía tiempo que Franz le había confiado su firme determinación de abandonar Alemania tan pronto como le fuera posible, ya que no soportaba más este estado de cosas. Como temía que mi bien conocido respeto por la ley podría hacer que me opusiera a sus intenciones, le rogó a su madre que no me dijera una palabra de sus planes. Todos los esfuerzos de mi esposa para que abandonara su idea fueron inútiles. Viendo que su decisión era inalterable, su buena madre no vio forma sincera de oponerse. Hacía tiempo, sin mi conocimiento, había escondido algunas piezas de oro y se las dio a Franz para que las usara para pagar el pasaje en un banco extranjero.

Al principio, Agnes se opuso. Estaba dispuesta, dijo, a seguir a Franz al fin del mundo si era preciso, pero en este momento no podía entender, añadió, qué necesidad había de abandonar todo lo que les era querido. Pero pronto sus propias circunstancias resultaron tan incómodas que cambió de opinión. De todo esto me acabo de enterar.

En otro tiempo, la joven ejercía su trabajo de sombrerera en la quietud y la pureza de la casa materna, vendiendo sus piezas principalmente al por mayor a una casa comercial. Ahora se veía obligada a trabajar en un gran establecimiento de costura y a pasar todo el día con una multitud de mujeres jóvenes y maduras, muchas de las cuales tenían costumbres y principios muy distintos de los suyos. Su casta doncellez se había visto afectada a menudo por la forma de hablar y las confianzas entre las jóvenes y los gerentes masculinos. Sus quejas sólo consiguieron hacer su situación más desagradable. Sus atractivos personales pronto le ocasionaron una atención ofensiva por parte de uno de los gerentes principales. Un brusco rechazo por parte de Agnes sólo le ocasionó una serie de molestias y acosos en su trabajo por parte de alguien que buscaba venganza.

No tengo ninguna duda de que estas cosas pasaban muy a menudo en el viejo sistema. Pero al menos entonces tenías la ventaja de que podías cambiar de alguna forma si algo no te gustaba. Sin embargo, hoy día, muchos de los gerentes parecen considerar a sus trabajadoras nada más que esclavas indefensas, que les son enviadas. A muchos de los funcionarios de mayor rango les parece bien, pero mientras que no actúan de otra forma respecto de los abusos de poder, son muy reacios con respecto a las quejas que reciben. Bajo estas circunstancias, los parientes cercanos y novios de jóvenes cuyo honor se ve amenazado, no tienen a menudo otro remedio que tomarse la justicia por su mano. La consecuencia es que los casos de amenazas, homicidios e incluso asesinatos se están incrementando pavorosamente.

Agnes, a quien sólo le queda su madre, no tiene protector en Berlín. Sus cartas de queja a Franz en Leipzig llevaron a éste a la desesperación y le decidieron a no demorar más la ejecución de sus planes. Agnes coincidía de corazón con sus puntos de vista y más tarde se pasó media noche con mi esposa para preparar todo para el viaje.

Así es como se llegó al domingo decisivo, ese domingo que nos ocasionó tanta preocupación y dolorosa incertidumbre. El suspense fue terrible, pero, por fin, después de aproximadamente una semana, una carta procedente de la costa inglesa puso fin a nuestros temores.

De acuerdo con esta carta, la pareja afortunadamente no estaba a bordo del vapor correo danés. El pescador de Sassnitz a cuya casa se habían dirigido al llegar allí, es un pariente lejano de mi esposa. La carta proseguía diciendo que los habitantes de la costa de esa zona estaban muy irritados contra el nuevo orden, puesto que por su culpa se habían visto privados de buena parte de su apacible modo de vida mediante los visitantes de los diversos lugares de baño. Los permisos para ir a balnearios y lugares junto al mar ahora sólo se otorgan a aquellas personas a las que se les prescribe mediante y comisión médica debidamente constituida.

Nuestro cauto pescador se opuso firmemente a la idea de tomar un pasaje en uno de los vapores, porque estos últimamente estaban muy vigilados. Buscando su oportunidad y aprovechándose del asunto del vapor danés, subió a Franz y Agnes a bordo de su barca de pesca y se hizo a mar abierto. Les llevó hasta la punta Stubbenkammer, donde se encontró con un vapor mercante inglés que volvía de Sassnitz, cuyo capitán estuvo dispuesto a trasladar a los fugitivos a su buque. El inglés, cuyo comercio se ha visto seriamente afectado por el nuevo orden, nunca deja pasar la oportunidad de dar una bofetada a nuestro gobierno socialista, dando toda la ayuda posible a las personas deseosas de abandonar el país.

Así que Franz y Agnes llegaron pronto a Inglaterra y ahora se encuentran viajando hacia Nueva York.

¡Pobres muchachos! ¡Todo lo que han tenido que pasar! Y sobre todo, mi mujer: ¡mi mujer que ha tenido que callarse todos sus trabajos y problemas sin que yo los conociera! ¿Cómo podré compensarle alguna vez todos los inmensos sacrificios que ha tenido que hacer como madre?

XXII. Otro nuevo Canciller

El descontento en el país ha alcanzado su culmen, desde que la opinión pública conoce que todos los conciertos y teatros y demás diversiones en Berlín son gratis. Los habitantes de las más pequeñas aldeas exigen del Tesoro nacional que les ofrezca las mismas diversiones que tenemos aquí y basan su reclamación la reconocida igualdad social para todos y en el derecho de todos a disfrutar de idéntica recompensa por el mismo trabajo. Dicen que incluso en las mejores circunstancias, todavía estarían en situación de desventaja, puesto que cada villa puede no tener gas o energía eléctrica, calefacción por aire caliente y cosas así.

El Adelante intenta calmar los ánimos de la gente del país mediante referencias apropiadas y llenas de gracia a las ventajas de la vida en el campo, observaciones idílicas sobre el disfrute de la naturaleza y el dulce frescor del aire. A esto se comenta con ironía ¿y quieren saber cómo se disfruta de la naturaleza cuando cae un aguacero o en las largas tardes invernales?

“¿Qué aire fresco vamos a respirar en las pequeñas y abarrotadas granjas del campo, o en los establos y apriscos?”

Refunfuñaban las cartas al periódico.

Se apuntó que nunca había sido de otra forma. Admitieron que era cierto, pero continuaron diciendo que anteriormente quien quería estar en el campo, tenía la libertad de irse a la ciudad. Por el contrario, ahora era muy distinto y la persona del campo estaba atado a su trozo de tierra hasta que quisieran las autoridades disponer otra cosa. Y bajo estas circunstancias deben exigir al Estado que les provea de las mismas diversiones que tienen las ciudades. Sólo piden iguales derechos para todos, y nada más.

El Canciller no sabía qué hacer. Un gobierno inteligente del pueblo tiene sin duda más puntos de fricción que la limpieza de botas y el cepillado de trajes. Esta idea de planificar diversiones para la gente ha sido prácticamente lo único de lo que ha tenido que ocuparse. Pero aun con la mejor disposición del mundo no podría tener una banda música, un circo y una compañía de malabaristas en cada esquina. Valorando el problema, se le ocurrió transferir unos pocos cientos de miles de berlineses a los placeres del campo cada domingo y un número equivalente de personas del campo a las atracciones de la ciudad. Pero desafortunadamente para la igualdad social, el clima resultó muy desigual. En días lluviosos, a la gente de Berlín no le apetecía mucho hacer húmedas excursiones por el campo. Pero la gente del campo, que había llegado en gran número, esperaba naturalmente su asiento en los diversos lugares de diversión en los lugares a los que los berlineses no querían renunciar.

Después de que el canciller tuviera éxito en enfrentar así a la gente de campo y de ciudad, su dimisión se estimó necesaria, con el fin de que las opiniones en su contra no perjudicaran las próximas elecciones generales. En Berlín, como se esperaba, el disgusto por la supresión de todas las diversiones gratuitas es universal. Desde ahora, las plazas para teatros y similares entretenimientos sólo pueden obtenerse mediante el pago en cupones de certificados monetarios.

El Secretario del Tesoro ha sido designado sucesor del canciller. Es conocido por ser una persona que va directo al grano, sin atender a consideraciones y tiene asimismo la reputación de ser un buen financiero. Esta última cualidad será bienvenida, porque hay todo tipo de feos rumores acerca de la desproporción que hay entre ingresos y gastos en las finanzas de la Comunidad socializada.

XXIII. Complicaciones en el extranjero

Toda la Armada que quedó del anterior Gobierno tiene que estar lista para el servicio lo más rápido posible. Además de esto, el ejército actual, que ya se había incrementado a 500.000 hombres con vistas a mantener el orden en el interior y vigilar estrechamente las fronteras, ha de reforzarse aún más. Estas son algunas de las medidas tomadas por el nuevo canciller para atajar los peligros que nos amenazan desde el exterior.

En la declaración que hizo el Secretario de Exteriores antes del Comité de Gobierno y en el que se desarrollaron las medidas anteriores, aquél llamó la atención acerca de lo necesarias que eran, como consecuencia del deplorable incremento de la tensión, de complicaciones y polémicas con potencias extranjeras. Pero debe comprenderse claramente que el Ministro de Asuntos Exteriores no era en modo alguno responsable de esta desgraciada situación. En la Comunidad socializada es responsabilidad de este Ministro fijar con los otros países el trueque de bienes entre Estado y Estado. Consecuencia de estos acuerdos fue que todas las reclamaciones respecto de la baja calidad de los productos o la falta de puntualidad en el suministro tenían que resolverse mediante notas diplomáticas. Toda esa tensión que a veces se acumula por la ruptura de conexiones comerciales, por los recelos de la competencia o por causas comerciales similares y que hasta ahora sólo afectaban al ámbito mercantil, ahora se han convertido en relaciones directas entre naciones. Esta es la naturaleza de los nuevos acuerdos.

El Ministro salió a decir que se había esperado que la conciencia casi universal de haber adoptado los principios correctos y el sentimiento de fraternidad de todas las naciones hubiera actuado de forma distinta de lo que había ocurrido en la realidad, limando las diferencias y trayendo la paz universal. Dijo que no constituía una sorpresa que los ingleses, la egoísta raza de Manchester, y sus primos americanos no quisieran saber nada del Socialismo. No habían podido superar que el socialista continente europeo, mediante el repudio de todos los bonos del Estado, acciones y similares, hubieran eliminado la deuda esclavista de los propietarios ingleses de deuda continental. Pero incluso aquéllos inveterados amantes del dinero deberían darse cuenta de que Alemania había perdido millones más de los que hubiera ganado con el repudio. Esto era evidente, puesto que todos los bonos de Rusia, Austria, Italia y de otros países en manos alemanas también habían sufrido el repudio de los gobiernos socialistas de esos países.

Estos gobiernos socialistas no han mostrado el menor agradecimiento por haber aceptado, a causa de nuestra sublime conciencia del valor internacional del socialismo, sin el menor murmullo la abolición de toda reclamación de intereses de esos bonos extranjeros que teníamos en nuestro poder. Varios de estos gobiernos se han transformado últimamente en modo tan egoísta y muestran tantas ganas de que les rindamos respeto, que son capaces de llegar a rechazar que tengamos cualquier bien si no ponemos el dinero encima de la mesa o un valor equivalente en otros bienes que necesiten. El pago en metálico no resultaba difícil a nuestro Gobierno mientras quedaran existencias almacenadas de oro y plata acuñados o sin acuñar y que ahora nos eran inútiles. Pero ahora que están a punto de acabarse nuestras existencias de metales nobles, tenemos que sortear todo tipo de obstáculos para intercambiar nuestros bienes por las materias primas que necesitamos de otros países, como grano, madera, lino, algodón, lana, petróleo, café, etc. Estos obstáculos no se limitan a los soberbios caballeros de Inglaterra y América, sino que son igualmente numerosos en las naciones socialistas vecinas. Nuestras necesidades de los artículos que acabo de mencionar no han disminuido ni un átomo bajo nuestra forma socialista de gobierno. Muy al contrario. Pero los estados vecinos, como una perspectiva similar a la nuestra, nos dicen que desde la introducción del modo de gobierno socialista no encuentran demanda alguna para los productos alemanes, como terciopelos, chales, lazos, manteles, bordados, guantes, pianos, cristal y manufacturas similares. Dicen que desde la restauración del equilibrio de la igualdad social, producen más de estos bienes por sí mismos de los que se demandan.

Los ingleses y americanos, con su enemistad al Socialismo, andan últimamente dándonos la lata diciendo que nuestros manufacturas, desde los productos metálicos y textiles hasta las medias y juguetes, se fabrican tan deteriorados por el nuevo proceso, que no pueden seguir pagándonos los precios antiguos y dicen que si no se produce una mejora tendrán que buscar otras fuentes de suministro. Pero aunque sea así, mejorando nuestra producción no equilibraremos nuestro comercio exterior. Todos los intentos de establecer un horario laboral máximo internacional han acabo en fracaso, puesto que cada uno de los gobiernos socialistas tienen intereses particulares que les influyen y pretenden que en esta materia deben tenerse en cuenta peculiaridades especiales como el clima, el carácter de sus gentes y cosas así.

¿Qué debe hacer nuestro Gobierno en esta situación? El hecho de que, por nuestra parte no necesitemos más seda ni más vinos caros del exterior no es sino una magra compensación por la pérdida de nuestro comercio exterior, que suponía muchos millones. No es sorprendente, por tanto, que el intercambio de notas diplomáticas incrementa cada día el tono airado de las mismas. En este momento, tanto en el este como el oeste, hay rumores de que lo mejor que puede hacer Alemania, puesto que se muestra incapaz de mantener su población, es ceder partes de su país a los estados vecinos. No lo creo, aunque se ha llegado a debatir si no sería oportuno, como una medida de precaución, establecer un embargo a esas tierras fronterizas, para garantizar la factura que Alemania tiene pendiente por los bienes recibidos.

Los titulares extranjeros de bonos alemanes que se sienten perjudicados por nuestro repudio, aprovechan cualquier oportunidad para indemnizarse con los navíos y las mercancías alemanas. Además, la ayuda que los barcos extranjeros prestan a los fugitivos de nuestro país, es causa de innumerables quejas.

En resumen, la esperanza de que la llegada del Socialismo resultaría un sinónimo del reinado de la paz eterna entre las naciones estaba tan lejos de la realidad como decían sus mayores opositores. El Ministro concluyó su intervención diciendo que el Comité de Gobierno no podía dejar de ver la necesidad de que la armada volviera a ponerse a punto para el servicio, y esto sin duda ocasionará el incremento del ejército a un millón de hombres.

XXIV. El revuelo electoral

Por fin van a tener lugar las elecciones generales y se ha fijado el próximo domingo como día de votación. Esta elección de un día de ocio y descanso supone darle la máxima importancia, ya que cientos de cosas más dependen del resultado de unas elecciones de lo que dependían antes. Las leyes son todo en un estado socialista: la Ley tiene que establecer para cada individuo cuánto debe trabajar, cuánto debe comer y beber, cómo debe vestirse y alojarse y cómo no.

Esto es muy evidente en las propuestas constituyentes y en las elecciones aumenta. Son legión los partidos que defienden intereses particulares: muchas de las promesas de los candidatos vienen adornadas con propuestas de reforma de los menús diarios, de incremento de las raciones de carne, de mejor cerveza, café más fuerte (desde que tenemos problemas con otros países, escasea el café que no esté hecho exclusivamente con achicoria), de mejores casas, mejor calefacción, iluminación más brillante, ropa más barata, ropa interior más blanca, etc., etc.

Muchas mujeres están indignadas por el rechazo de que la mitad de los representantes en cada distrito sean de su sexo. La base del rechazo fue el argumento de que la demanda suponía un riesgo reaccionario de dividir los intereses de toda la Comunidad en intereses separados. Sin embargo, las mujeres por su parte temen que, al presentarse junto con los hombres y tener distritos comunes a ambos, muchas de sus votantes al final se pongan del lado de los hombres. Temen que el resultado de todo esto, unido al hecho de que el apoyo a las candidatas por hombres no puede asegurarse, sería que sólo pudieran aportar un número limitado de candidatas.

Un gran número de mujeres de todas las edades se presentan con las Juventudes, ya que este partido, el mejor para hacer permanente la nueva alianza, ha incluido en su programa el derecho de las mujeres al matrimonio. Estas políticas se dedican a apelar constantemente al libro de Bebel sobre las mujeres y quieren demostrar que son genuinas bebelitas. Su programa es: jornada de trabajo de máximo cuatro horas; cuatro semanas de vacaciones al año para todos, con alojamiento a orillas del mar o en el campo; la reintroducción de atracciones gratis; cambio semanal en el tipo de labor a realizar y, por fin, limitación a un mes en la duración de todos los altos cargos del Estado (incluyendo el de Canciller), todos los cargos deben ser ejercidos rotatoriamente por todos los ciudadanos, sin excepción. El partido del Gobierno se muestra confiado, aunque en realidad su programa no pasa de citar lugares comunes, pero llama a todos los demás partidos, como auténticos patriotas, a olvidar las diferencias y unirse y formar un gran Partido del Orden, en oposición al partido de la denegación y la demolición, que se encuentra en una fase amenazadora de crecimiento y que, bajo la falaz denominación de Partido de la Libertad, busca congraciarse con la nación. Este llamado Partido de la Libertad demanda que se vuelva a reconocer el derecho de los padres a cuidar de sus hijos, la abolición de los comedores del estado, libre elección de profesión, completa libertad de movimientos, y mejores salarios para los trabajos de mayor nivel. Es evidente que la concesión de demandas como éstas necesariamente atentaría contra toda igualdad y son una forma calculada de socavar los cimientos del Socialismo. Los candidatos del partido del Gobierno advierten muy adecuadamente en sus mensajes a los votantes que acceder a esas demandas inevitablemente abriría la puerta al retorno de la propiedad privada, la herencia, el poder de la riqueza y el sistema opresor de días pasados.

De todos modos la excitación de estas elecciones no guarda proporción con los asuntos relacionados con el proceso. Anteriormente la gente tomaba las elecciones como un negocio. Ahora pueden decir lo que piensan. De acuerdo con las resoluciones aprobadas en la Conferencia de Erfurt, en octubre de 1891, todas las leyes que limitaban la libertad de expresión y el derecho de asociación se han derogado, pero ¿qué tiene de bueno una prensa libre si el Gobierno es propietario de cada imprenta? ¿Para qué vale el derecho de libre reunión cuando todos los locales pertenecen al Gobierno? Es verdad, que las salas de conferencias, cuando no estén reservadas, pueden ser utilizadas por los partidos de todas las opciones políticas para realizar mítines. Lo que pasa es que, por casualidad, los partidos de la Oposición tienen verdadera mala suerte con esto. Cada vez que piden una sala, se encuentran con que ya está reservada, así que no pueden celebrar el mitin. Los órganos de prensa del gobierno están obligados a insertar propaganda electoral de todos los partidos, siempre que se pague como anuncios, pero por una desafortunada imprevisión en la emisión de certificados monetarios, no se dieron cupones para este fin en particular. El desagradable resultado de esta omisión es una completa falta de fondos con los que pagar los gastos de las elecciones. En este aspecto, los Socialistas se encontraban mucho mejor en las que se hacían al viejo estilo. Entonces tenían grandes sumas a su disposición y debe admitirse que sabían como administrarlas juiciosamente.

Los partidos de la Oposición se quejan amargamente de la escasez de personas que, cuando se les propone, tienen el coraje necesario para enfrentarse abiertamente al Gobierno como oponentes, ya sea como candidatos al Parlamento o como oradores en los mítines electorales. El hecho de que cada persona sospechosa pueda ser trasladada sin contemplaciones por el Gobierno a otra ocupación o enviado una cualquier lugar lejano del país, puede tener algo que ver con este problema. Esos cambios súbitos frecuentemente van unidos a soportar incomodidades y penalidades, particularmente a los de más edad. Por supuesto, todos tienen derecho a protestar contra una transferencia que parezca un simple capricho del Gobierno. ¿Pero cómo puede conseguir un individuo probar que la transferencia no es algo premeditado y no justificado por otras alteraciones en la planificación laboral general que hacen que éste resulte necesario?

En las reuniones que los controladores tenemos a diario, cada vez está más claro que las ideas de la gente, tanto en las ciudades como en el campo, están en plena ebullición. Es imposible resistirse a la convicción de que la mayor nadería podría en cualquier momento ser suficiente para originar una rebelión popular en favor de la restauración del viejo orden de cosas. Llegan constantemente informes de todas partes del país, detallando violentos enfrentamientos entre los civiles y las tropas enviadas para establecer el Socialismo. El Gobierno ni siquiera puede sentirse demasiado seguro de las tropas. Esta es la razón por la que Berlín, a pesar del gran aumento del ejército, no ha recibido ninguna guarnición. Pero, por otro lado, nuestras fuerzas policiales, que se nutren de socialistas de plena confianza en todo el país, se han incrementado en 30.000 hombres. Además de la policía montada, las fuerzas de policía se han reforzado añadiéndole artillería y exploradores.

La votación se lleva a cabo mediante papeletas, que muestran el sello oficial y que se entregan en sobres cerrados. Pero en vista del sistema de espionaje en manos del Gobierno, que penetra en asuntos privados de todo el mundo, en vista de que la publicidad que tiene la vida de todos y el sistema de control al que todo está sujeto, en vista de todas estas cosas, muchos parecen no confiar en la aparente seguridad y secreto de las papeletas y no van a votar de acuerdo con sus convicciones. Antes pasaba algo parecido en pequeños distritos electorales. Ahora, cada uno tiene un espía en su vecindad.

De todas formas, hay un alto grado de incertidumbre sobre el resultado de las elecciones. Si la nación expresa sus deseos reales, veremos el retorno de una mayoría inclinada a restaurar el antiguo orden de cosas. Pero si estos deseos no se manifiestan por temor, tendremos un Parlamento que será una simple herramienta en manos del Gobierno.

Por mi parte, todavía no sé a quién votar. Pero me temo que, por la fuga de mi hijo, alguien me está observando. Lo más probable es que acabe votando en blanco.

XXV. Noticias tristes

¡Annie, nuestra querida y preciosa pequeña Annie ha muerto! Parece imposible hacerse a la idea de que esa pequeña y bonita criatura que solía retozar por aquí, tan llena de vida y alegría sea ahora algo frío y sin vida, que aquellos labios infantiles que parloteaban dulcemente se hayan callado para siempre, que aquellos ojos sonrientes que tanto solían brillar están cerrados en la inmovilidad de la muerte.

Y además hoy es su cumpleaños. Mi esposa había ido por la mañana a la Casa de Niños con al esperanza de que al menos podría ver a la niña unos minutos. Con una sonrisa y su corazón palpitante de alegría preguntó por Annie. Se produjo una pausa y después le volvieron a preguntar por el nombre y dirección. Entonces le dieron la noticia de que la niña había fallecido durante la noche, de una peritonitis, y que se había enviado un mensaje para comunicarlo a los padres.

Mi mujer se desplomó en una silla completamente atónita. Pero el amor de madre le devolvió enseguida sus fuerzas. No quiso creerlo, creer que Annie, su hija estuviera muerta, debería haber algún raro error en algo. Siguió apresuradamente a la encargada al depósito. ¡Ah! No era un error. Ahí yacía Annie, nuestra pequeña Annie, en ese inmóvil y eterno sueño del que ninguna llamada, ni beso, ni lamento de su pobre madre podría levantarla nunca.

¿De qué nos vale conocer en detalle lo repentino de la maligna enfermedad que le atacó? Empezó con un resfriado que probablemente había pillado por la noche. En casa, la niña siempre encontraba la manera de quitarse la ropa de cama mientras dormía. Pero fuera de ahí no había una mirada de madre que cuidara tiernamente del lado de cada uno de los cientos de niños. Y además, la ventilación obligatoria siempre causa corrientes de aire en los dormitorios. O es posible que la niña no se haya secado bien después del baño. En todos esos grandes establecimientos un buena parte de las tareas deben realizarse a toda prisa. También es posible que el nuevo estilo de vida haya hecho a la niña algo más débil y por tanto más delicada de lo que hubiera sido estando en casa. ¿Pero de qué nos vale ahora averiguarlo o especular? Nada de esto devolverá a nuestra Annie a la vida.

¿Cómo va a ser capaz mi esposa de soportar todo este dolor sobre dolor? El impacto tuvo unos efectos tan serios que tuvieron que llevarla en coche directamente de la Casa de Niños al hospital. Después fueron a buscarme. Annie había sido la más mimada de la familia, la única niña, nacida bastante tiempo después de los chicos. Cuántas fueron nuestras esperanzas, nuestros sueños para su bienestar cuando creciera.

Debo darle mañana la noticia a Ernst lo mejor que pueda. Intentaré que el abuelo no sepa nada. Nunca podrá volver a contar historias con ella sentada en sus rodillas, como solía, ni pedirle una vez y otra que le contara el cuento de Caperucita y el lobo.

Franz y Agnes, en América, no saben de nuestro dolor y no recibirán mi carta hasta dentro de nueve o diez días. Franz amaba tiernamente a su hermanita y era raro que dejara de llevarle alguna chuchería cuando volvía del trabajo. La granujilla lo sabía muy bien y solía correr a su encuentro en las escaleras tan pronto como advertía su presencia.

Y ahora todo ha acabado, se ha acabado esto y muchas otras cosas en unos pocos meses.