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15 de Septiembre de 2004

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Todo un hombre de Estado
Bitácora de Juan Ramón Rallo Julián

Amenábar sacude a la izquierda


La película de Amenábar, Mar adentro, ha relanzado un enriquecedor debate en torno a la eutanasia. ¿Debe poder una persona elegir el momento de su muerte?

La izquierda haciendo gala de su característica demagogia y doble rasero ha dado, rápidamente, una respuesta positiva. Su argumento resulta lapidario: "Si una persona quiere morir y no hace daño a nadie, ¿quién somos los demás para impedírselo?"

Y, en este singular caso, no le falta razón. Los individuos son libres incluso para elegir el momento de su muerte. El Estado no debiera tener capacidad para domeñar las vidas de las personas: ni para impedir que se droguen, ni para evitar que lean libros "subversivos", ni para imponerles el casco o el cinturón de seguridad, ni, por supuesto, para prohibirles morir cuando consideren oportuno.

Sin embargo, cometeríamos un grave error si pensáramos que la izquierda se declara favorable a la eutanasia o a la desilegalización de las drogas por defender la libertad individual. La izquierda es de raíz colectivista y, por ende, totalitaria.

La eutanasia ha sido tradicionalmente criticada por la típica "mojigatería conservadora" -tomando prestada la expresión de Escohotado- que, por desgracia, ha confundido legalidad con moralidad, otorgando al Estado un papel impropiamente paternalista. Organizar y dirigir a la sociedad hacia unos determinados planteamientos morales supone, como bien indicaba Hayek, imponer a los individuos cómo deben vivir y, en este caso, cómo deben morir. Los individuos se organizan espontáneamente, sin que de ello surja un fin al que todos deban adaptarse sino, muy al contrario, una institución -la sociedad o su sinónimo el mercado- de la que todos puedan aprovecharse para sus distintas y variadas finalidades. La defensa izquierdista de la eutanasia no procede, como es lógico, de una constatación de semejantes hechos y de una profunda catársis intelectual, sino de un todavía más perjudicial "revanchismo anticonservador".

A la izquierda, por ejemplo, no le tiembla la mano en defender la violación de la libertad individual cuando se trata de redistribuir la riqueza, aumentar los impuestos, o incrementar el gasto público. "Si una persona quiere conservar su propiedad y no hace daño a nadie, ¿quiénes somos los demás para expoliarlo?" Y no sirven pretextos del estilo de que sin el gasto público muchas personas se verían perjudicadas. También con la eutanasia se corrompen los esquemas morales de miles de individuos y, obviamente, ello no es motivo suficiente como para atentar impúnemente contra la libertad de una persona. Nadie sale perjudicado de reestablecer una distribución de la riqueza basada en la producción y no en delirantes diseños gubernamentales.

El socialismo, una vez más, se enfrenta ante su propia contradicción. O el Estado sirve para imponer una moral social y una determina distribución de la riqueza -como defienden a la par algunos conservadores y socialistas- o no sirve para ninguno de semejantes disparates -como afirman los liberales. O coacción o libertad, no existen vías intermedias.

Comentarios

 
«¿Debe poder una persona elegir el momento de su muerte?
La izquierda haciendo gala de su característica demagogia y doble rasero ha dado, rápidamente, una respuesta positiva. Su argumento resulta lapidario: ‘Si una persona quiere morir y no hace daño a nadie, ¿quién somos los demás para impedírselo?’»

Uno tiene la tendencia a dar la bienvenida, con brazos abiertos, al contendor que acepta una verdad en la que uno cree. ¿El argumento de ellos «resulta lapidario»? Pues fantástico. Feliz me rendiría ante él. La verdad es lo primario, las facciones son algo completamente secundario. Bienvenidos sean todos ellos, qué acepten más verdades.

Podemos asumir que alguien con posiciones izquierdistas se acerca a una mejor ideología de a poco. Pensemos en un individuo que es bastante izquierdista. Si a cada paso en nuestra dirección le vamos a decir que se contradice, que si acepta nuestra política es por mero «revanchismo», le estaremos poniendo obstáculos sin motivo y quizás corremos el riesgo de que se vuelva un peor contrario.
Enviado por el día 15 de Septiembre de 2004 a las 21:26 (1)
Por favor que no se entienda que yo creo que somos dueños de la verdad.
Enviado por el día 15 de Septiembre de 2004 a las 21:48 (2)
A mí me parece que están diciendo a los tetrapléjicos algo así como "suicídate y no estorbes". No me parece muy edificante, aunque por supuesto, respecto la decisión de quien voluntaria y conscientemente decide quitarse la vida.
Enviado por el día 15 de Septiembre de 2004 a las 22:03 (3)
Ésa es sin duda una cuestión peligrosa y moralmente reprobable. Ahora bien, ¿cómo diferenciamos quién ha sido inducido a suicidarse y quién voluntariamente lo ha decidido? Es más, ¿cómo diferenciamos a quien ha sido inducido de buena fe, llegando a un auténtico convencimiento, de quien ha sido rastreramente manipulado? Comparto tu preocupación, pero escasas soluciones le veo.

Y tranquicomp, yo me alegro, parcialmente, de la postura de la izquierda. Pragmáticamente, me alegro, qué duda cabe -también me alegro de que IU rechace la Constitución europea. Pero ello no es óbice para apuntar a sus incoherencias y criticar sus bases intelectuales. Esto también puede moverlos a la reflexión.
Enviado por el día 15 de Septiembre de 2004 a las 22:25 (4)
Bueno, no dijiste que te alegras parcialmente en el artículo. «El socialismo, una vez más, se enfrenta ante su propia contradicción.» Les diste duro y parejo de principio a fin. No seas malo, dales una pequeña palmada cuando aciertan en algo. :)

Enviado por el día 15 de Septiembre de 2004 a las 22:51 (5)
Es que no aciertan John; como el burro flautista, aciertan por casualidad. Y las casualidades no sirven para asentar la libertad. Si me alegro es por cuestión estratégica, nada que agradecerles.

Pero bueno, tampoco vamos a ponernos a dicutir por el socialismo :P
Enviado por el día 15 de Septiembre de 2004 a las 23:00 (6)
Ja, ja, admito que les has hecho un jaque mate. Sólo sirven para contradecirse.
Enviado por el día 15 de Septiembre de 2004 a las 23:16 (7)
Es que Rallo da en el clavo. Están bien las coincidencias, pero los por qué son muy importantes. De hecho los estatistas pretenden legislar positivamente a favor de la eutanasia; pero no es eso, pues están moralizando vía decreto. Lo relevante es asegurar que el Estado no es quién para intervenir en eso. He ahí lo importante.
Enviado por el día 16 de Septiembre de 2004 a las 00:51 (8)
Si en vez de redactar leyes para buscar réditos electorales y aplausos se dedicaran a despenalizar de una vez derechos individuales que nos han quitado por la fuerza no serían unos buenos estatalistas/colectivistas. Y además, se tendrían que bajar los pantalones.
Enviado por el día 16 de Septiembre de 2004 a las 02:27 (9)
Oh, Rallo escribe muy buenos artículos pero éste adolece de fallas, en mi opinión. Para menospreciar un argumento «lapidario», al que no le falta «razón» pero que tiene «doble rasero» y es «demagogía», hay que presentar evidencias sobre el tema en sí (ya se admitió que el argumento es correcto). Por ejemplo:

«La defensa izquierdista de la eutanasia no procede, como es lógico, de una constatación de semejantes hechos y de una profunda catársis intelectual, sino de un todavía más perjudicial "revanchismo anticonservador".»

La cita es el meollo del artículo; ahí está el motivo para menospreciar el argumento lapidario sobre la eutanasia. La demagogia y el doble rasero al que se refiere tiene por causa este «revanchismo anticonservador». Entonces lo lógico sería presentar por lo menos una evidencia de tal revanchismo con relación a la eutanasia. La verdad: es muy difícil argumentar contra un argumento lapidario, que tiene la razón. Sin darse cuenta, estoy seguro, nuestro autor recurrió al famoso non sequitur.
Enviado por el día 16 de Septiembre de 2004 a las 12:41 (10)

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