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16 de Septiembre de 2004

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Todo un hombre de Estado
Bitácora de Juan Ramón Rallo Julián

Cómo la Escuela Oficial de Idiomas boicotea el mercado


Estos días tiene lugar la preinscripción en la Escuela Oficial de Idiomas. He visto en TV3 las colas que se han formado en sus franquicias catalanas y, sinceramente, me han recordado a las colas de otros sistemas económicos. La media rondaba las dos horas para preinscribirse; lo cual no asegura la matrícula, que deberá dilucidarse por sorteo.

La Escuela Oficial es un ejemplo práctico de las dos consecuencias insoslayables de la imposición de un precio máximo: primero la escasez (existe una demanda muy superior a la oferta) y luego el racionamiento (en este caso por sorteo)

Desde luego, la EOI ofrece unos precios muy por debajo de los fijados por otras academias de idiomas privadas; la razón no es otra que su doble sistema de financiación. Imaginemos, por un momento, que la EOI no recibiera fondos públicos. En ese caso, se vería obligada a incrementar los salarios de sus profesores o, en caso contrario, migrarían hacia las otras academias con remuneración superior; desabastecida de profesores se vería obligada a cerrar. En caso de que incrementara el salario de sus profesores y no subiera, al mismo tiempo, el precio de sus servicios, obviamente quebraría cuando terminara de consumir el capital. La única alternativa sería, ante la evidente demanda, incrementar el precio hasta que todos aquellos que lo solicitaran pudieran estudiar (huelga decir que pueden haber políticas restrictivas por cuestiones de excelencia; por otro lado, el incremento del precio no tiene, únicamente, la finalidad de expulsar a aquellos consumidores cuya utilidad sea inferior a semejante desembolso, sino también hacer rentable ampliaciones de las plazas académicas en forma de adicional mobiliario y profesores)

En la actualidad, la Escuela Oficial puede combinar salarios altos con precios bajos debido a que, la parte del león de sus fondos, provienen de exacciones fiscales. Los ciudadanos nos vemos obligados a realizar una transferencia neta de nuestro dinero tanto a los trabajadores como, en especial, a los usuarios. Hipertrofiamos un sector productivo del mercado a costa de los diversísimos usos que nosotros podríamos darle en forma de consumo, ahorro o inversión a nuestro dinero. Parece claro que la estructura productiva queda alterada por la injerencia gubernamental, impidiendo que los consumidores revelen sus auténticas preferencias.

No sólo eso, gran parte de la demanda por estudiar idiomas se ve absorbida por unos precios artificialmente bajos que someten a la competencia e impiden su correcto desarrollo. En muchos casos, las academias sólo recogen las migajas de los condenados al ostracismo tras el racionamiento público; en otros, deben centrarse en proveer servicios elitistas, fuera del alcance de las masas. La EOI obstruye la acción empresarial y confunde la estructura productiva. No a una escala definitiva, ni mucho menos; sin embargo, el de la EOI es un modelo que muchos querrían trasladar a otros sectores. Por supuesto, estos promotores no son otros que los beneficiados por la EOI, los estudiantes que, a bajo precio, obtienen un año académico... a costa del resto de la sociedad y de una más que probable mejora en su propia calidad de vida, en caso de clausurar el intervencionismo.

Estos días de colas interminables, sorteos cicateros, competencia desleal, redistribuciones escandalosas, y complacientes bendiciones de la acción educativa del Estado, conviene recordarlo.

Comentarios

 
Yo he tenido contacto este año con la EOI de mi ciudad (soy funcionaria y el único título de idiomas comunitarios que se reconoce a la hora de sumar méritos para concursar es el de la EOI) y es demencial:
las matrículas oficiales se conceden por sorteo (nada de exámenes de ingreso u otros méritos) y una vez que te han dado plaza la tienes para siempre, sin exigirte aprobar ni nada. Y sólo hay dos modalidades de matrícula: oficial en la cual te exigen asistencia durante todo el curso académico (si tienes más de tres o cuatro faltas a las clases te anulan la matrícula y los horarios son muy limitados) o libre en el cual sólo puedes examinarte por ciclos (tres cursos de golpe para el ciclo elemental y dos para el superior) en un sólo examen y sólo con derecho a una convocatoria.
Todo un ejemplo de atención a las demandas ciudadanas.
Enviado por el día 17 de Septiembre de 2004 a las 11:42 (1)

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