4 de Octubre de 2003
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Bitácora de Juan Ramón Rallo Julián
Los que matan judíos y quienes los defienden
Si ayer nuestro webmaster denunciaba el palmario antisemitismo mediático, hoy debemos lamentar un nuevo atentado terrorista contra Israel; al menos 19 heridos y 40 muertos.
Por supuesto no habrá multitudinarias manifestaciones Contra el Terrorismo Palestino ni declaraciones de los intelectuales en contra el líder de la mafia. Nadie llorará ni lamentará este sangriento atentado. Ni siquiera, en muchos casos, se llegará a justificar abiertamente; no ocurrirá como en las calles de Palestina durante el 11 de Septiembre, la hipocresía de lo "políticamente correcto" en Europa aconseja no caer en el ramplón exhibicionismo mientras los cuerpos todavía estén calientes.
Es evidente que los atentados, y este no es una excepción, son culpa de las víctimas. Los israelíes son gente provocadora, osan defenderse, osan perseguir a sus asesinos, osan dificultar el tránsito de terroristas mediante un muro, osan prosperar, osan ganar premios Nóbel, osan extenderse cual plaga bíblica por todo el mundo, osan, en definitiva, seguir existiendo. Los sacrificados palestinos inmolan sus vidas, son gente comprometida con sus ideas. Arafat es un humanista. Sharon un genocida.
Toda esta basura mediática podría haber sido sacada de las páginas más oscuras del Mein Kampf. Los europeos, o mejor dicho los antisemitas europeos, que prestos salieron a la calle para defender al pueblo iraquí, se quedan en sus casas relamiéndose por este nuevo acto heróico. Ellos también sos responsables. En Irak no hacía falta ningún escudo humano, los combates no se dirigían contra los civiles, sino contra los soldados y las infraestructuras. Donde sí son necesarios los escudos humanos es en Israel.
Y no me refiero a escudos humanos para impedir que el rais sea deportado o, siendo optimistas, ajusticiado por tanta sangre gloriosamente derramada. Estoy hablando de escudos humanos ante los torrentes de subvenciones europeas al ejército palestino. Estoy hablando de escudos humanos que griten y pataleen cuando Goebbels se reencarne en los informativos y en la prensa. Estoy hablando de escudos humanos que frenen, de una vez por todas, el arrollador avance del antisemitismo.
Sabemos con seguridad que éste no ha sido el último atentado contra Israel: habrá muchos más. No obra la fatalidad, sino la zarpa del rais. Con todo, nuestros ejemplares medios de comunicación pusieron el grito en el cielo cuando se rumoreó la posibilidad de deportar a Arafat. No se trataba de una taimada certidumbre, sino de una lejana y poco probable acción. ¿Cuánta baba y cuánta tinta gastaron los judeofóbicos medios de comunicación españoles para evitar el inverosímil ostracismo del jerifalte? ¿Cuánta van a gastar para evitar la próxima masacre, indefectible en cualquier caso, de israelíes?
Peste de antisemitas.
Por supuesto no habrá multitudinarias manifestaciones Contra el Terrorismo Palestino ni declaraciones de los intelectuales en contra el líder de la mafia. Nadie llorará ni lamentará este sangriento atentado. Ni siquiera, en muchos casos, se llegará a justificar abiertamente; no ocurrirá como en las calles de Palestina durante el 11 de Septiembre, la hipocresía de lo "políticamente correcto" en Europa aconseja no caer en el ramplón exhibicionismo mientras los cuerpos todavía estén calientes.
Es evidente que los atentados, y este no es una excepción, son culpa de las víctimas. Los israelíes son gente provocadora, osan defenderse, osan perseguir a sus asesinos, osan dificultar el tránsito de terroristas mediante un muro, osan prosperar, osan ganar premios Nóbel, osan extenderse cual plaga bíblica por todo el mundo, osan, en definitiva, seguir existiendo. Los sacrificados palestinos inmolan sus vidas, son gente comprometida con sus ideas. Arafat es un humanista. Sharon un genocida.
Toda esta basura mediática podría haber sido sacada de las páginas más oscuras del Mein Kampf. Los europeos, o mejor dicho los antisemitas europeos, que prestos salieron a la calle para defender al pueblo iraquí, se quedan en sus casas relamiéndose por este nuevo acto heróico. Ellos también sos responsables. En Irak no hacía falta ningún escudo humano, los combates no se dirigían contra los civiles, sino contra los soldados y las infraestructuras. Donde sí son necesarios los escudos humanos es en Israel.
Y no me refiero a escudos humanos para impedir que el rais sea deportado o, siendo optimistas, ajusticiado por tanta sangre gloriosamente derramada. Estoy hablando de escudos humanos ante los torrentes de subvenciones europeas al ejército palestino. Estoy hablando de escudos humanos que griten y pataleen cuando Goebbels se reencarne en los informativos y en la prensa. Estoy hablando de escudos humanos que frenen, de una vez por todas, el arrollador avance del antisemitismo.
Sabemos con seguridad que éste no ha sido el último atentado contra Israel: habrá muchos más. No obra la fatalidad, sino la zarpa del rais. Con todo, nuestros ejemplares medios de comunicación pusieron el grito en el cielo cuando se rumoreó la posibilidad de deportar a Arafat. No se trataba de una taimada certidumbre, sino de una lejana y poco probable acción. ¿Cuánta baba y cuánta tinta gastaron los judeofóbicos medios de comunicación españoles para evitar el inverosímil ostracismo del jerifalte? ¿Cuánta van a gastar para evitar la próxima masacre, indefectible en cualquier caso, de israelíes?
Peste de antisemitas.
Comentarios
El artículo es muy bueno, sobre todo por que resalta la tradicional hipocresía europea relativa a estos temas.
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