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13 de Abril de 2005

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Todo un hombre de Estado
Bitácora de Juan Ramón Rallo Julián

Pues debatamos


Manu ha colgado un curioso extracto del libro La Ilusión Económica de Emmanuel Todd, bajo el título "Textos para debatir". Lanzado el guante, sólo queda recogerlo.

Ya desde la primera frase El poder omnímodo de la economía no es, pues, más que una ilusión las ideas son erróneas, pues confunde economía con economicismo. Los intervencionistas lanzan una estrategia orwelliana; por un lado, acusan a los economistas de reduccionistas por considerar sólo uno de los ámbitos del ser humano, esto es, la economía (sugiriendo que el ámbito económico es demasiado estrecho) y cuando se lanza una propuesta de economía más rica y explicativa (es decir, que no tenga en cuenta sólo los beneficios monetarios, sino las satisfacciones psicológicas, la posibilidad de error, la inexistencia de información dada y universal, la incertidumbre…), esos mismos intervencionistas nos acusan de querer explicarlo todo con la economía.

Sin embargo, como ha expresado de manera adecuada Gabriel Zanotti: Decir que toda conducta humana tiene una fase económica en cuanto asigna medios escasos a fines prioritarios NO implica, pues, una visión "economicista y materialista" de la conducta humana, sino al contrario, una visión donde lo "económico" alude a una característica intrínseca a la racionalidad de la conducta humana que no tiene necesariamente que ver con aspectos de riqueza material ni sumas de dinero. De no entenderse este aspecto, no se entiende nada con respecto a lo que es la praxeología de Mises

Por tanto, decir que el ámbito de la economía es la acción humana no supone restringir el ámbito de ésta, sino elevar aquélla a la categoría de ciencia realmente omnicomprensiva.

Sentado esto, la pretensión del texto de Todd pasa por demostrar una especie de inexorabilidad de los ciclos económicos, esto es, de la crisis inherente a la civilización humana.

Es curioso como los represores intervencionistas van mudando de explicación una vez tras otra. Parece que ya se admite la falsedad de las teorías keynesianas de la superproducción (tanto haber refutado a Say para terminar admitiendo su validez) y se buscan explicaciones tan alternativas como ridículas.

En concreto Todd habla de una "crisis de la civilización", detrás de los cuales se sitúan "determinantes culturales y antropológicos mucho más profundos". Pero me temo que esta explicación se cae por su propia base; esta teoría del ciclo es incapaz de explicar por qué unos empresarios pueden salir airosos de la crisis, mientras que otros no, integrando todos de la misma sociedad.

Y en ese caso, no son válidas ni las respuestas que basen su explicación solamente en componentes individuales, ni lo son las que traten de ver una crisis universal e insalvable.

De hecho, en palabras de Hülsmann, la teoría del ciclo no tiene que explicar sólo la ocurrencia del error, sino la recurrencia de un cluster de errores.

Fijémonos en dos palabras: recurrencia y cluster. La primera nos remite a una fina observación de Mises cuando, al comentar las explicaciones no monetarias del ciclo, asegura: Lo fundamental, para las explicaciones no-monetarias del ciclo económico, es la reiterada aparición de las depresiones económicas. Los defensores de tales doctrinas son incapaces de señalar, en su planteamiento de los sucesos económicos, factor alguno al que cupiera atribuir origen y paternidad de esos tan misteriosos desórdenes. Recurren, en consecuencia, aquellos teóricos a cualquier arbitraria explicación que, como mejor pueden, hilvanan a sus tesis para darles apariencia de auténticas explicaciones de los ciclos económicos.

El intento de explicación de Todd no va mucho más allá. Fijémonos que fundamentar la crisis económica en una crisis de civilización es explicar el movimiento de traslación diciendo que la Tierra da vueltas alrededor del Sol. Es necesario explicar la causa de esas vueltas, de la misma manera que es necesario explicar por qué hay una crisis de civilización. Todd se refiere a "factores antropológicos" o a "fenómenos endógenos".

Una lectura superficial del texto podría llevarnos a concluir que Todd explica el ciclo a partir los siguientes acontecimientos: La caída -el estancamiento después- del nivel cultural americano, el descenso del número de ingenieros y científicos formados cada año más allá del Atlántico, el shock malthusiano producido en el conjunto del mundo desarrollado por la llegada de las generaciones poco pobladas a la edad adulta, la aparición de una nueva estratificación cultural que incentiva una percepción desigualitaria de la vida social y que lleva al debilitamiento de las creencias colectivas.

Pero tal error supone caer en una explicación consecuencialista del ciclo económico; si se aduce que esos factores definen y conforman una "crisis de civilización", hay que explicar cómo se ha llegado a esa crisis y por tanto a esos fenómenos.

En cualquier caso, es evidente que Todd es incapaz de explicar, al margen del poco satisfactorio "porque sí", la existencia de una crisis económica y su reiteración a lo largo de la historia. Cierto que Todd afirma que la crisis afecta, con desfases temporales, a todas las naciones desarrolladas, cuya retracción, cuando se produce, aparece como un fenómeno endógeno. El hundimiento de las creencias americana, inglesa, francesa, bajo un fondo de silencio ideológico de las naciones alemana y japonesa, produce la mundialización.

Pero nuevamente, sigue sin explicar cuál es la causa de esa afección histórica; es más, añade un interrogante adicional, no explica el por qué de los desfases temporales. Y como no, su teoría del origen de la mundialización suena extrañamente familiar a la teoría marxista del imperialismo.

Volviendo a Hülsmann, una teoría del ciclo debe servir para explicar no sólo la recurrencia sino el cluster de errores o, en las palabras más sencillas de Hoppe: Puedo entender que un empresario se equivoque, al fin y al cabo es bastante frecuente, me cuesta, sin embargo, aceptar que la gran mayoría de empresarios se equivoquen al mismo momento y porque sí

Una teoría del ciclo, pues, tiene que basarse, necesariamente, no en el componente individual, sino en cuestiones institucionales. Esto podría conseguirse, medianamente, a través de la llamada, que Todd efectúa, a la antropología. Pero de nuevo, nos topamos con dos problemas: uno, de irreduccionismo explicativo (¿cuáles son los factores antropológicos que causan la crisis?) y otro de simplismo (¿por qué no todos los miembros de una sociedad padecen el ciclo económico?) Y Todd no da explicación alguna para ello.

Uno no puede más que esbozar una sonrisa al comprobar cómo Todd encaja perfectamente en la descripción de Mises cuando sugiere que los que atribuyen el inicio de las crisis a la contingencia sólo podían suponer que "los hombres somos todos idiotas". Al fin y al cabo, si su explicación nos remite al hombre y a su degeneración cívica, la causa del problema es el hombre, y no cabe solución alguna.

Por tanto, el análisis institucional es esencial para explicar tanto la recurrencia como la generalización de los errores. Una de estas instituciones, o mejor dicho, la corrupción de una de esas instituciones, la reserva fraccionaria, es en la que la teoría austriaca tradicionalmente se ha centrado para explicar los ciclos económicos a lo largo de la historia.

Y esa corrupción institucional sólo cabe entenderla como una planificación consciente y deliberada de las mismas. Una planificación que emerge, hoy en día, del Estado y que genera un período de catarsis. Así, el Estado intenta imponer un tipo de interés por debajo del de mercado para lograr aumentar la inversión; sin darse cuenta de que la consecuencia inevitable será una descomposición de la estructura de capital.

Por ello, Hülsmann afirma que la causa última del ciclo económico es el Estado, pues él genera, por su mera existencia, errores en el carácter de las instituciones que guían el rumbo de la acción humana. Ello no significa que todos sean afectados por igual en la planificación de las instituciones.

Obviamente, cuando se reduce el tipo de interés artificialmente, los más perjudicados son los que invierten en proyectos alejados del consumo, es decir, en etapas más capitalizadas del proceso productivo.

Por eso, al final y a pesar de toda la incomprensión previa, no puedo más que estar parcialmente de acuerdo con Todd: La cruel verdad, y sin duda la más difícil de admitir, es que actualmente ningún sistema económico funciona bien. Vayamos incluso más lejos: ninguno puede considerarse como plenamente razonable, es decir, viable a largo plazo.

Si entendemos, como imagino que Todd y su cohorte de intervencionistas hará, el "sistema económico" como un subproducto consciente de la mente del político, en efecto, ninguno es viable. Tarde o temprano se reproducirán los procesos de purga institucional. De hecho, el error de Hayek fue suponer que las instituciones no podían ser planificadas por una mente individual, sin prever las consecuencias necesarias del intento, siempre presente, de planificación. Ciertamente, nadie puede planificar las instituciones, pero ello no impide a los arrogantes habituales el intento. Y si ese intento se consuma, la crisis es la salida lógica que tiene toda institución.

La cuestión, por tanto, es que el Estado no puede planificar la economía y, mucho menos, el marco normativo sobre la que funcionará. Y es que, aunque aceptáramos la hipótesis de Todd de que ningún sistema económico funciona, ¿cuál es la razón para imponer, pues, alguno? Si todos degeneran en el caos, evitemos planificar el caos.

Y si, además, sabemos que al planificar el orden generaremos ese caos, sólo a un sádico represor podría ocurrírsele proponer el intervencionismo como un sistema moral y viable.

Comentarios

 
Excelente rallo.
Enviado por el día 13 de Abril de 2005 a las 23:45 (1)
Hombre, si tanto le preocupa la decadencia cultural no está tan lejos de descubrir que antes esa cultura era superior (a la actual). No le costará descubrir tampoco que antes el Estado se metia mucho menos con ella (no había educación universal gratuita cuando los grandes compositores, por ejemplo). Y finalmente... ¡jo!, tendrá que buscarse alguna excusa para evitar la conclusión obvia.
Enviado por el día 14 de Abril de 2005 a las 00:02 (2)
Juan Ramón es el principio de las conclusiones del libro. Es por tanto una invitación a la lectura del conjunto (las explicaciones que echas en falta puedes encontrarlas en su libro). Como sé con casi toda seguridad que no te has leido la obra de la cual extracto el texto que comentas, me gustaría que me indicaras si por lo menos te has interesado por buscar referencias a la misma. A simple vista no parece porque en caso contrario no habrías pasado por alto la defensa apasionada del proteccionismo que se extrae de "La ilusión económica".

Sobre economía/economicismo sería conveniente acudir a la fuente original ya que podría tratarse de un error de traducción. En todo caso no creo que haber elegido el término economía sea algo demasiado resaltable.

"los represores intervencionistas" --> Siempre con tus detallitos de cortesía...

Enviado por el día 14 de Abril de 2005 a las 02:20 (3)
Como intento para eludir la discusión no está mal. Si extractas un texto "para el debate", la discusión versa sobre ese libro y no sobre el conjunto del libro o la obra completa de su autor.

Por otro lado, habiéndote leído el libro no te será complicado responder a los interrogantes que planteo y defender las posiciones de Todd.
Enviado por el día 14 de Abril de 2005 a las 09:18 (4)
Eaco, no le pidas peras al olmo.
Enviado por el día 14 de Abril de 2005 a las 10:46 (5)
". Si extractas un texto "para el debate", la discusión versa sobre ese libro y no sobre el conjunto del libro o la obra completa de su autor"

?
Enviado por el día 14 de Abril de 2005 a las 11:05 (6)
a mí esos dos párrafos me parecen un conjunto de frases confusas e incoherentes.

"el silencio ideológico de las naciones alemana y japonesa" (agárrate)

"la estratificación cultural que incentiva una percepción desigualitaria de la vida social y que lleva al debilitamiento de las creencias colectivas...." (suena gravísimo, eso sí)

El uso de la palabra "modelo" referido a un país es un error frecuente, también.
Enviado por el día 14 de Abril de 2005 a las 11:43 (7)

No tiene nada que ver con el "extracto" (o lo que sea), pero uno de los autores que cita Rallo se despacha a gusto aquí.
Enviado por el día 14 de Abril de 2005 a las 12:12 (8)
y por no mencionar la expresión antológica: "gigantesco parásito industrial, importador de productos manufacturados". XDDDDDDDDD
Enviado por el día 14 de Abril de 2005 a las 12:13 (9)
Yo creo en la teoría austriaca de los cíclos económicos pero al igual que Kirzner (economista de la escuela austriaca), no le doy tanta importancia. Como diría Kantor, la economía de EE.UU. ha estado bastante bien los últimos 50 años. Rothbard se refiere en sus escritos a graves recesiones pero yo pienso en Bolivia y me digo que ya quisiéramos acá tener una tasa de desempleo que osciló casi siempre entre el 5% y el 10%.

Y en Bolivia, definitivamente, no aplica esa teoría. Aquí los tipos de interés son siempre altos y nadie pretende rebajarlos. Se aplica en otros países pero opino que los datos empíricos no la respaldan demasiado en EE.UU. Su lógica es impecable, y la FED comete fraude cada vez que crea dinero de la nada, pero hay otros factores que seguramente también inciden fuertemente en la economía, que los austriacos, valga resaltarlo, también explican súper bien.

Hay que ver cada caso específico, supongo.
Enviado por el día 14 de Abril de 2005 a las 13:19 (10)
Con seguridad que hay otros factores más que aquejan a las economías.
Enviado por el día 14 de Abril de 2005 a las 13:23 (11)
EE.UU. también exporta su inflación (la «producción» de su maquinita de dinero) y eso no puede ser bueno para muchos países.
Enviado por el día 14 de Abril de 2005 a las 13:29 (12)
hablamos de ese tema (el del ciclo) en otro post, a ver si lo encuentro.
Mi opinión es que, si el crecimiento (por otros motivos, por ejemplo, tecnológicos) es suficientemente fuerte (por ejemplo, de un 8%), el ciclo puede manifestarse como un crecimiento menos elevado, sin depresión y, por tanto, pasar desapercibido.

La única manera de "verlo" sería comparar con la misma economía sin haber generado un ciclo, pero eso es imposible, claro.
Enviado por el día 14 de Abril de 2005 a las 13:40 (13)
Enviado por el día 14 de Abril de 2005 a las 13:46 (14)
La verdad es que en cuanto a teoría del ciclo no hay acuerdo ni entre los propios austriacos, ni entre el mainstream neoclásico. No hay una teoría del ciclo lo suficientemente sólida y válida como para ser tenida siempre en cuenta.

Un saludo
Enviado por el día 14 de Abril de 2005 a las 13:49 (15)
Decía (yo) que no puede ser bueno para muchos países...que son despojados de su riqueza real por el dinero fácil de la FED (dinero parido por la política).
Enviado por el día 14 de Abril de 2005 a las 14:07 (16)
Sí, mano, y veo que hice allí el siguiente comentario que con perdón de mi amiga, la netiqueta, repito acá pues se refiere al dinero fácil de la FED:

«Ese 1% [tipo de interés en EE.UU] supuestamente indica que la gente está ahorrando a más no poder. La responsabilidad hacia el futuro es tan grande que los ahorros prácticamente rebalsan. Los negocios son tan buenos que el ahorro se desparrama por todo el sistema financiero y éste está que revienta con tanto dinero o capital. Hay tanto capital ahorrado que sólo falta darlo a 0.1% y por último al 0%, qué va. Es como que cae la plata del cielo, por último.
Como nada de esto es verdad, tenemos una mentira (vamos despacio), una ilusión de mucho bienestar. Cualquier rato puede haber una seria depresión, en realidad. Es que se está consumiendo a la poca riqueza que hay con dinero de papel.»


Enviado por el día 14 de Abril de 2005 a las 14:20 (17)

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