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6 de Julio de 2005

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Todo un hombre de Estado
Bitácora de Juan Ramón Rallo Julián

¿Quién pierde?


Lo siento, no puedo dejar de ocultar mi alegría por la decisión del COI. Madrid no albergará los Juegos Olímpicos, lo que se traduce en una menor injerencia estatal y en un menor protagonismo de Gallardón. Dos pájaros de un tiro.

De todas formas, no era éste el propósito del post. Sólo quiero reflexionar acerca de una cuestión que nítidamente diferencia al capitalismo del estatalismo y que muy pocas veces se percibe. Adoptemos una postura colectivista y supongamos que los Juegos Olímpicos resultaban un negocio rentable para Madrid (aunque estoy seguro de que para miles de madrileños que los financiaron coactivamente, los JJOO sólo representaban un quebradero de cabeza mayúsculo) En ese sentido, el alcalde de Madrid emprendió una gran cantidad de obras públicas y de dispendios publicitarios para conseguir la candidatura madrileña y así rentabilizar sus inversiones. Un empresario privado puede decirse que efectúa la misma operación: descubre una oportunidad de beneficio e invierte allí con la esperanza de no haberse equivocado y rentabilizar la operación.

¿Cuál es la diferencia? El empresario privado si yerra pierde su dinero y, en buena medida, se coloca en una situación de inferioridad que podría abocarlo a salir del mercado; en todo caso, su capacidad para gestionar recursos se ve reducida por las malas inversiones. En cambio, el Estado invierte un dinero que no es suyo y que, en caso de que la operación salga mal como en este caso, no suponen una minoría en el patrimonio de sus promotores. Los madrileños han pagado coactivamente, Gallardón seguirá percibiendo su salario y si el Ayuntamiento necesita compensar las pérdidas de fondos sólo tiene que volver a subir los impuestos. En otras palabras, la empresa Alcaldía de Madrid S.A. no abandona el mercado ni se sitúa en una peor posición cuando sus inversiones resultan ruinosas.

Así pues, ¿qué incentivos existen para actuar de manera correcta? El Estado permanece ahí no por su eficiencia, sino por su poder. Gallardón podría haber gastado cinco veces más, aún cuando supiera de las escasas posibilidades con las que contaba Madrid para ser seleccionada por el COI. Eso era irrelevante; no apostaba su dinero, sino el de los ciudadanos. Ahora bien, si Madrid hubiera salido elegida, la gloria sí se la hubiera llevado Gallardón, y no la sufrida población madrileña. ¿No ven un perverso mecanismo detrás de todo ello? Los fastos públicos conceden gloria al gobernante sin que tenga que soportar los costes.

En otras palabras, la producción estatal siempre se dirige a satisfacer los fines políticos a través del expolio de los individuos y, por tanto, de la eliminación de los fines individuales. Un mecanismo de dominación genial.

Comentarios

 
He discutido con algunos amigos este mismo asunto, y efectivamente, totalmente de acuerdo contigo. Mi conclusión es que esto es lo de siempre: "Todo para el pueblo pero sin el pueblo".

Saludillos
Enviado por el día 6 de Julio de 2005 a las 13:29 (1)
Evidentemente Juan Ramón. La diferencia está ahí, el que fracasa en el mercado es relevado por otros empresarios dispuestos a servir mejor a los consumidores, auténticos y únicos soberanos. Cuando es el estado quien apuesta con el dinero del honrado y expoliado contribuyente, pierda o gane en la previsión, se hunda la empresa o no, da igual, nunca será relevado por otros y seguirá cosechando pérdidas, robando mediante impuestos para mantener la insostenible situación que ya lo habría apeado en un mercado competencial y contribuyendo al freno del progreso económico. Un saludo.
Enviado por el día 6 de Julio de 2005 a las 13:35 (2)
Yo aún diria mas. Habida cuenta de que nuestro sistema electoral se basa en listas cerradas, el Sr. Empresario Funcionario Politico sólo debe de asegurarse la posición ante el grupo de hacedores de listas de su partido.
Con un sistema de elección directa de los poderes ejecutivos (alcaldes, presidentes autonomicos y gobierno central) acompañado de un sistema al estilo inglés para el legislativo, el Sr. Empresario Funcionario Politico sabe que deberá de rendir cuentas ante los eletores de su circunscripción. Con o sin el apoyo de un aparato de partido.
Muy interesante la entrevista a un comisario inglés hace pocos días en El Mundo (sorry, pero no tengo aqui la referencia); especialmente cuando hablaba de que el fin de semana vuelves a tu circunscripción donde te esperan las cartas, llamadas, mails y demás comunicaciones de tus electores. Imaginense que hasta podría encontrarse una manifestación de electores descontentos por su actuación en la votación de cualquier ley.
Cuanto mas cerca del ciudadano el poder de elegir, menos poder en las burocracias y mayores garantías de que los Sres. Empresarios Funcionarios Politicos tengan en cuenta a sus vecinos.
Vaya, eso creo yo. Y no estoy de acuerdo con Rajoy en su reflexión, que mas bien parece un berrinche por Galicia.
Saludos
Enviado por el día 6 de Julio de 2005 a las 14:39 (3)
El COI es una institución de las mejores que se han creado en los últimos tiempos. Debe ser unas de las pocas que pone a trabajar a los políticos de todo el planeta a su servicio ( y no les paga, al contrario, reciben toda clase de "beneficios"), y " somete" a los Estados / a sus capitales/ a una competencia entre ellos de las más curiosas que se pueden ver. Lo que parece raro es que los Estados no se declaren la guerra unos a otros por estas cosas, por cosas menos importantes ya lo hacen.......
Enviado por el día 6 de Julio de 2005 a las 23:02 (4)

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