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28 de Julio de 2005

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Todo un hombre de Estado
Bitácora de Juan Ramón Rallo Julián

Uría, cuéntalo todo


Hace prácticamente un año, el profesor Álvarez-Uría publicó en El País un artículo sobre Hayek que ya fue objeto de sorna por Carlos Rodríguez Braun y por José Carlos Rodríguez. Un año después vuelve a la carga y, aparentemente, sin haber ampliado sus conocimientos sobre el economista austriaco.

Primero dice que: Friedrich Hayek, publicaba el programa electoral del Partido Conservador: Camino de servidumbre. El libro se convirtió entonces, hasta la actualidad, en la vulgata del individualismo egoísta, en el manifiesto por excelencia del neoliberalismo.

Primero, Camino de Servidumbre fue publicado en 1944, repito PUBLICADO. En realidad, Hayek empezó a escribirlo cuatro años antes, en ese sentido, díficilmente podía tener encomendada la labor de iniciar la redacción de un programa electoral con cinco años de antelación.

Los motivos de Hayek para escribir el libro eran claros. Gran Bretaña estaba combatiendo con el totalitarismo nacional-socialista pero, al mismo tiempo, estaba adoptando sus peores rasgos. Hayek temía que la excusa de la guerra sirviera a los políticos para extender el control sobre la sociedad; temía, en definitiva, que pasara algo similar a lo que relataba Virgilio: Aunque Roma conquistó militarmente Grecia, fue Grecia la que la conquistó culturalmente.

Así, por ejemplo, como relata Uría sin relacionarlo en absoluto: El 10 de junio de 1941, Arthur Greenwood anunció en el Parlamento la creación de una comisión para supervisar los seguros sociales, el Comité Interdepartamental para la Seguridad Social y Servicios Aliados, o también: El 24 de marzo, en el lunch que ambos compartieron en el Athenaeum and Gargoyle Club, J. M. Keynes mostró su entusiasmo por el planteamiento general de la reforma social emprendida, que consideraba acorde con sus propias propuestas económicas formuladas en la Teoría general.

Inglaterra quería matener el poder estatal de la guerra durante la paz. Como los laboristas sentenciaron en la camapaña electoral del 45: "Si hemos ganado la guerra planificando, también ganaremos la paz planificando". Las tendencias keynesiano que se trazaba para la posguerra no le parecían a Hayek el mejor camino para recuperar la libertad.

No sólo eso, aparte de empezar a escribirse cinco años antes de la campaña electoral con unos motivos bien claros y conocidos, es difícil que Hayek colaborara estrechamente con el Partido Conservador, pues incluso en 1945 (tras la publicación de Camino de Servidumbre) Churchill ni lo conocía ni creía del todo en su tesis. Cuenta Hayek que en la única cena que tuvo con Churchill: "Podía verle bebiendo brandy en grandes cantidades; en ese momento me presentaron, él [Churchill] a penas podía hablar y sólo consiguió identificarme con el autor de Camino de Servidumbre. Estaba completamente borracho. Sólo dijo una frase: Tienes razón en todo, pero lo que describes nunca sucederá en Inglaterra"

Pero pasemos a las siguientes afirmaciones de Uría: El libro se convirtió entonces, hasta la actualidad, en la vulgata del individualismo egoísta, en el manifiesto por excelencia del neoliberalismo.

Hayek nunca ha abogado por el individualismo egoísta, señalar esto implica no haber leído nada de Hayek. Es más, en "Individualismo: el Falso y el Verdadero", Hayek distingue claramente entre egoísmo y "amor propio" (self-interest). Dice Hayek: Como se cree que el individualismo aprueba y estimula el egoísmo humano, esto hace que mucha gente no lo acepte y debido a que esta confusión es provocada por una verdadera dificultad intelectual, debemos examinar cuidadosamente el significado de tales presunciones. Por supuesto, no puede haber duda de que en el lenguaje de los grandes pensadores del siglo XVIII el "amor a sí mismo" del hombre, o incluso sus "intereses egoístas", representaba algo así como el "motor universal".

Y así: Estos términos no significaban egoísmo en el sentido restringido de preocupación exclusiva por las necesidades inmediatas de uno mismo. El "ego" por el que supuestamente las personas debían preocuparse claramente incluía a la familia y a los amigos. Ninguna diferencia significaba respecto del argumento habría si se hubiera hecho extensivo a todo aquello por lo cual la gente de hecho se preocupa.

Pero además, la defensa hayekiana del self-interest se basa en su teoría de la información dispersa, según la cual la información que cada persona dispone del resto de seres humanos es tremendamente limitada y, por ello mismo, cada persona ha de preocuparse del campo de acción que quede bajo su control y conocimiento. En otras palabras, Hayek NUNCA criticó que los seres humanos se involucraran en ayudar a otras personas (por ejemplo, a través de ONGs o distintos tipos de asistencia), sino que esa ayuda fuera ciega y apartada de la realidad. Por ejemplo, el político que, afirmando ser solidario, quita dinero a una gente que NO conoce y se lo da a otra que TAMPOCO conoce (y todo ello bajo la presunción de ser más sabio y tener más información sobre sus particulares vidas que ambos grupos de personas).

Además de llamarlo "vulgata del individualismo egoísta", Uría también lo califica de "manifiesto por excelencia del neoliberalismo". Menos lobos. Camino de Servidumbre no es ningún manifiesto (como pueda serlo For a New Liberty: The Libertarian Manifesto de Rothbard), sino un análisis de la repercusión de la expansión del poder político sobre la libertad. Una crítica a la falsa distinción entre libertad política y económica, creyendo que la limitación de ésta puede mantenerse separada de la limitación de aquélla; pero Hayek no sistematiza las virtudes del liberalismo en él (como pueda hacer en "Los fundamentos de la libertad").

Por tanto, difícilmente puede considerarse el manifiesto neoliberal por excelencia; acaso Uría no conozca ningún otro libro liberal y dé tal calificativo al único que haya leído MUY por encima.

Pero lo mejor del artículo de Uría son las dos siguientes frases: En una carta de Keynes a Hayek (28 de junio de 1944) le escribía: "Una planificación moderada se mantendrá si aquellos encargados de desarrollarla mantienen su mente y sus corazones correctamente orientados en función de su propia posición moral. De lo que yo te acuso es de que muy posiblemente confundes un poco la moral con los negocios".

¡Lástima que Uría se haya olvidado de las primeras palabras de esa carta! Vamos a ver qué más decía el admiradísimo Keynes sobre el tan denostado libro de Hayek: "En mi opinión es un gran libro... Moral y filosóficamente estoy de acuerdo con prácticamente todo el libro; y no se trata de un simple acuerdo, sino en un acuerdo profundo y emotivo"

Aunque es probable que Keynes no entendiera bien el significado del libro o que, en su faceta de encantador de serpientes y de amigo de Hayek, quisiera dar una de cal y otra de arena, la cita de Uría es del todo desleal, pues se trata, en realidad, de una apostilla a este comentario principal.

Pero hay más. Uría critica enérgicamente la posición individualista y egoísta de Hayek. Pues bien, lástima que también se haya olvidado de las palabras de Keynes que inmediatamente anteceden a la cita que destaca: Debo, por tanto, concluir tu tesis de manera distinta. Yo diría que lo que queremos no es ausencia de planificación, o incluso menos planificación, de hecho diría que lo que ciertamente queremos es más planificación. Pero la planificación debería tener lugar en una comunidad en la que la mayor parte de la sociedad, tanto líderes como súbditos, compartieran completamente tu posición moral."

Es decir, ¡Keynes mantenía que la planificación que Uría defiende sólo era posible en una sociedad que hubiera interiorizado los valores hayekianos que Uría critica! Lo cierto es que Keynes parece confundir ingenuamente el Estado con las comunas voluntarias, pero éste es otro tema de discusión.

Vayamos con la última afirmación de Uría que quiero comentar: Hayek nunca asumió la observación de Keynes.

Por desgracia, es falso que Hayek nunca defendiera un nivel de planificación superior al necesario. En Los Fundamentos de la Libertad, por ejemplo, sostiene que: En una sociedad industrializada resulta obvia la necesidad de una organización asistencial, en interés incluso de aquellas personas que han de ser protegidas contra los actos de desesperación de quienes carecen de lo indispensable. Es probable, y quizá inevitable, que la mencionada asistencia no se limite a los incapaces de atender sus propias necesidades, como también que en una sociedad comparativamente rica, cual es la actual, el volumen de ayuda rebase lo estrictamente indispensable para mantener vivos y en estado de salud a los beneficiarios(...) "No rebasando estas limitaciones, el montaje de un completo mecanismo de seguridad social puede parecer justificado incluso a los más conspicuos partidarios de la libertad"

No se trata ahora de criticar al maestro austriaco, sino de destacar el escaso conocimiento que Uría tiene de la obra de Hayek. Cada cita y mención, por tanto, no deja de contener una larga lista de errores y malas interpretaciones, fruto de sus prejuicios antiliberales que le han impedido leer, o comprender, más allá de lo que ha asimiliado en la secta socialista.

Ciertamente lamentable. Estamos ante un articulista del primer periódico de España, El País. Se nota.

Comentarios

 
Yo animaría a Fernando Ýlvarez-Uría a leer a Hayek, incluso a intentar entenderle, si supera la inquina que le tiene.

Claro, que ya se lo recomendé en su momento y no me ha hecho ni caso.
Enviado por el día 28 de Julio de 2005 a las 13:50 (1)
Al final lo que le interesa a Ýlvarez-Uría es que los que piensan como él sigan planificando nuestras vidas: "Sin embargo, tanto entonces como en nuestro tiempo, para todos los partidarios de la reforma social, la cuestión palpitante fue, y sigue siendo, la de cómo lograr supeditar en nuestras sociedades europeas, pero también a escala mundial, el libre juego de los negocios privados a los dictados de la moral y de la justicia." Los "dictados de la moral y de la justicia" tal y como los ve él y los suyos, claro. El totalitarismo de siempre.
Enviado por el día 28 de Julio de 2005 a las 13:56 (2)
Ay, la Escuela Austriaca....tan denostada como desconocida.
Enviado por el día 28 de Julio de 2005 a las 17:07 (3)
Un artículo fácil, ameno e interesante. Felicidades!!!
Enviado por el día 28 de Julio de 2005 a las 21:23 (4)
Asi que Keynes admiraba a Hayek...
...vaya.Dos gigantes.
Enviado por el día 28 de Julio de 2005 a las 23:50 (5)
Hayek admiraba a Keynes. No estoy tan seguro de la frase si cambiamos el objeto por el sujeto.

Sí le tenía aprecio y le ayudó cuando tuvo ocasión.
Enviado por el día 29 de Julio de 2005 a las 01:49 (6)
En todo caso lo relevante del El País y "sus" Urías es la "fé" y la voluntad que tienen de imponer a otros su "moral" para ser unos ateos declarados. Osea, que la religión no es que fuese el opio del pueblo sino una religión en concreto. Ya nos vamos entendiendo.
Enviado por el día 29 de Julio de 2005 a las 09:39 (7)
Juan ramón, me encantaría que escribieras un libro estilo la economía de hazzlit.
Enviado por el día 30 de Julio de 2005 a las 10:43 (8)

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