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7 de Septiembre de 2005

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Todo un hombre de Estado
Bitácora de Juan Ramón Rallo Julián

Por alusiones (I)


Lord Acton continúa despotricando contra los anarcocapitalistas. Tranquiliza que haya matizado que su alusión a las juventudes hitlerianas era, "evidentemente" en sentido figurado, no les veo haciendo ejercicio en campamentos de verano de las S.A.

Ello no obstante, no le impide más adelante reiterar que ya dije en su momento que me recuerdan mucho a las juventudes hitlerianas o decir que somos La nueva ola de totalitarismo mundial o incluso que somos muy joseantonianos. Es cierto, todo el mundo sabe que somos tan malos como Hitler o Stalin; o, según para quien, que Hitler y Stalin eran tan buenos como nosotros. ¿Nadie se ha parado a pensar que no conviene aguar los ejemplos de totalitarismo?

Aunque alguien que destila tanta bilis sea caso perdido, dado que ha dedicado tres posts a desbarrar sobre anarcocapitalismo le contestaré. En concreto, sobre el agua, la personalidad ancap y la justicia libre.

Agua

Dice Lord Acton que el Sr. Rallo nos ilumina con su infalible enfoque naturalista y propugna la propiedad privada del agua convirtiendo su pretendido liberalismo en mera caricatura goyesca.
Que yo sepa en mi respuesta no utilicé ningún enfoque iusnaturalista, sino más bien utilitarista. Defendí la propiedad privada sobre el agua porque era más eficiente. Por supuesto se puede hacer un análisis ético, de hecho sólo lo ético puede ser calificado de eficiente, pero ese es otro debate en el que no he entrado.

Luego añade: No es lo mismo privatizar los derechos del agua a través de concesiones que privatizar el recurso público, como sucede en materia de telecomunicaciones en España, en donde se ha procedido a privatizar la gestión -aunque, quizás de forma deficiente- pero el espacio radioeléctrico sigue estando sujeto a las reglas del dominio público. Aquí, me gustaría distinguir por un lado, aquellos medios que no requieren el uso del espacio radioeléctrico, en cuyo caso no deben estar sujetos más que a sus propios usos y costumbres y a las normas contra las actividades criminales, como es el caso de Internet; y, por otro, el sistema de concurso que se utiliza actualmente para los medios radiotelevisivos con afán partidista y, que, en puridad, sólo debería estar sujeto a mera autorización de disponibilidad del espacio radioeléctrico y no a otros criterios de orden político que impone el Estado.

Claro, lo ideal es que el Estado otorgue las licencias sobre quién puede emitir en España. ¡Y se queja más abajo de que Polanco podría apropiarse de toda el agua de España! Curiosa argumentación para alguien que defiende que sean los políticos quienes otorguen "licencias" para poder expresarse. ¿Qué tiene de especial el espacio radioeléctrico que no tengan los cables de fibra óptica? Tan escasos son unos como otros, ¿por qué el Estado no proporciona licencias para determinar qué empresas pueden ofertar Internet?

A mi argumento de que el agua tiene que ser privada, tanto las subterráneas como las de ríos y lagos, añade que eso ya es parcialmente posible En este orden de cosas el artículo 54 de la Ley permite al propietario de una finca aprovechar las aguas pluviales que discurran por ella y las estancadas, dentro de sus linderos, sin más limitaciones que las establecidas en la presente Ley y las que se deriven del respeto a los derechos de tercero y de la prohibición del abuso del derecho. No se preocupe por tanto el sr. Rallo por su pozo, que va a poder explotar, siempre y cuando esta situación no limite el derecho de su vecino a hacer lo mismo. Porque, y ahí vuelvo a lo que tanto critican los anarco-capitalistas, mi derecho está limitado por los derechos de los demás.

Me sorprende la última frase. ¿Qué anarcocapitalista dice que los derechos de un individuo no están limitados por los de los demás? La cuestión es abrir el agua totalmente a la propiedad privada, no solamente en los estrechos limites determinados por la Ley. El problema del agua en España es que hay recursos hídricos suficientes -en especial si tuvieran precio- pero el agua se encuentra estancada en el dominio público.

Continúa: Seguramente el Sr. Rallo preferiría embalsar el agua para disfrutarla en exclusiva o exigir a su vecino un precio exorbitante, o quizás obligarle a regar los tomates con agua embotellada a 30 céntimos de euro la botella.

Aquí ya caemos en la típica demagogia socialista. Vamos, que la división del trabajo es pérfida pues permite explotar al consumidor. ¿Los panaderos son explotan pidiéndonos precios desorbitados? ¿Los concesionarios nos explotan al vendernos sus automóviles? Supongo que sí. Ahora bien, lo que ya es para enmarcar es la posibilidad de que el vendedor obligue al comprador a "regar los tomates con agua embotellada". No hay duda de que Lord Acton aprecia el rigor. Ahora que nos explique por qué las compañías telefónicas no nos obligan a seguir utilizando el fijo (¿para qué la facilidad del móvil?) o por qué las gasolineras no nos obligan, también, a comprar gasolina embotellada.

Más adelante sigue: Utilizando su propio símil, si Robinson Crusoe se apropiase de la isla con todos sus recursos, cuando llegase un segundo náufrago este no dispondría inicialmente del derecho a beber sino que debería ganárselo.

Cuando uno tiene que recurrir a los argumentos del bote salvavidas muy falto de argumentos ha de verse. La escolástica defendía la propiedad privada y, sin embargo, calificaba estas situaciones como de "extrema necesidad". Santo Tomás decía que "el usar de la cosa sustraída ocultamente en caso de extrema necesidad no tiene razón de hurto". Martín de Azpilcueta, en cambio, modificó ligeramente la doctrina de Santo Tomás y sostuvo que nadie es obligado a donar nada al que está en extrema necesidad: porque basta que le preste lo necesario para lo librar della" Es decir, en caso de extrema necesidad de una de las partes, (si fueran ambas la situación cambiaría), la otra tiene la obligación de proporcionarle los medios que necesita para sobrevivir, pero esto engendra un derecho de crédito.

El caso que plantea Lord Acton debería solucionarse de esa manera. Pero es curioso que Lord Acton, después de haber recurrido en el anterior post al absurdo de que Polanco podría apropiarse de toda el agua de España (¿por qué no del mundo?) tenga ahora que recurrir a situaciones excepcionales que, en absoluto, resultan aplicables a nuestro mundo. Concederemos que Lord Acton se encuentra en "extrema necesidad" argumentativa y, por ello, no haremos más leña del árbol caído.

Luego me acusa de confundir titularidad pública de un lago con la asignación de su explotación. Me parece más bien que quien está confuso es él: En la contestación que hace de mi crítica a la privatización del agua, nuestro articulista mezcla conceptos como el del dominio público con los modelos de gestión, ya lo hemos dicho, la titularidad de un lago no es lo mismo que la asignación de su explotación.

Lo comentaremos más adelante. Las diferencias entre una concesión y una propiedad privada efectiva son dos: a) las posibilidades de uso y b) las limitaciones temporales del mismo. Una concesión para un uso irrestricto durante un tiempo indeterminado y no cancelable sería una propiedad privada. Pero antes de comentar esto, sigamos con las geniales argumentaciones de Lord Acton:
Además, pretende hacernos creer que el agua embotellada puede sustituir al agua corriente, lo cual no puede ser más falso. En primer lugar, nos habla de que el consumo de agua medio diario por persona es de 19.000 litros de agua, pero que sólo consumimos 1.300. ¿Es consciente el insigne pensador de lo que está diciendo? Es decir consumimos al año 474.500 litros de agua, o sea, a 30 céntimos el litro: 142.350 euros al año.

Ay, uno creía que el significado de las medias aritméticas estaba más claro. Veamos, si una familia consume 100 litros al día y un agricultor 10000, el consumo medio por persona son 5050. El agricultor, si es capaz de consumir 10000 litros al día, es porque genera una riqueza superior a esos costes, por tanto no tendrá problema alguno en pagarlos. ¿Por qué cae en la demagogia tan simplona de decir que nuestros gastos en caso de que el agua fuera privada serían de casi 150000 euros al año?

En su siguiente argumento sigue luciéndose: Si aplicasemos el gasto real de consumo medio diario de agua, 164 litros/día, el coste seguiría siendo desproporcionado, 17.958 euros al año. Es que eso de ducharse con agua de Font Vella sale un poco caro, porque el agua además de para hidratarse cumple funciones de higiene y salubridad de las personas.

Claro, y si me ducho con leche de burra todavía saldría más caro. El agua Font Vella es un agua especialmente tratada y, sobre todo, embotellada. Nadie necesita agua embotellada para ducharse, sino para beber. La cuestión es que Lord Acton había sostenido que una empresa de distribución de agua podría convertirse en un monopolio, lo cual es absurdo porque se puede restringir perfectamente el uso de agua, entre otras cosas, acudiendo al agua embotellada (que es la necesidad más urgente). Otras alternativas son depósitos comunitarios de agua rellenados a través de cubas (práctica muy similar a la se sigue ahora en el Tercer Mundo debido a la falta de infraestructuras para la distribución de agua), o incluso la instalación de una nueva empresa de distribución. Todas estas posibilidades harían que la empresa que transitoriamente tiene un monopolio sobre la distribución (y todas las empresas en buena medida lo tienen, ya que si compro Coca-Cola, solamente me está vendiendo Coca Cola) no diera lugar a subidas de precios excesivas.

Dice luego: No es un problema de escasez económica, ésta surge en el momento de aplicar las decisiones; es más bien un problema de mala planificación de los recursos hídricos que abundan en unos sitios y escasean en otros.

¿Y qué es la escasez económica sino la escasez en unos sitios y la abundancia en otros? ¿Cómo se puede comprender tan poco un texto? Si yo digo que no existe escasez física de agua, sino económica, ¿cómo puede responderse que no existe escasez económica sino mala distribución? ¿Acaso una de las funciones del empresario no es la distribución de bienes y servicios escasos?
Sigue: En España no llueve igual en Galicia que en Almería. Por eso es tan importante aplicar los principios de tratamiento integral de los recursos hídricos y de solidaridad intercuencas para evitar situaciones tales como las que se están padeciendo con el Gobierno de Zapatero.

Ya he dicho en numerosas ocasiones que el problema del agua es de distribución, de conseguir construir las infraestructuras pertinentes para que llegue a todos los consumidores. La cuestión es quién tiene que realizar esa distribución y en función de qué criterios. Si los políticos guiándose por sus intuiciones o los empresarios y propietarios a partir de los precios de mercado. No, no se trata de matar de sed a la gente; el problema del agua, repito nuevamente, no está en el consumo y uso humano, sino en el agrícola. ¿A quién vendemos el agua? ¿A qué precio? ¿Qué cultivos mantenemos rebajando los costes del agua provocando escasez transitoria de la misma? Estas son las cuestiones que Lord Acton y los defensores del agua pública tienen que explicar. Los precios de mercado libres provocarían la quiebra de todos aquellos negocios agrícolas que no fueran rentables por utilizar demasiados recursos "escasos" (como el agua) en fines poco valorados. ¿Puede hacer esto un sistema de agua pública con precios intervenidos? Obviamente no.

Lord Acton intuye que existe parcialmente este problema y dice: Cierto es que cuando hablamos de inversión siempre se presupone que hay escasez económica, por lo que se deben priorizar unas inversiones en detrimento de otras. Es decir interviene en última instancia la voluntad política o empresarial de acometer dichas inversiones.

Y ahora pregunto, ¿cómo determina el político sin precios de mercado la inversión pertinente? Sin propiedad privada no existen precios de mercado, sino precios paramétricos que no sirven para el cálculo económico. ¿Qué inversiones hacemos? ¿Cuáles son rentables? ¿Cuáles son un despilfarro? ¿Cómo sabe el político todo ello? ¿Apelando a su universal sabiduría? ¿Y por qué hay que tolerar que un político controle todos los recursos hídricos (o su inmensa mayoría) de un país? ¿Es eso lo eficiente y lo que garantiza la libertad? No será la de los agricultores valencianos que llevan años sin poder comprar agua para uso agrario, aun cuando esa agua existe y estaría a la venta en caso de ser privada.

Valiéndose de la argumentación de Segerfeldt que identifica la comida con el agua -no sabía que el hombre tuviese la capacidad de hacer llover como sí la tiene de sembrar, debe formar parte de algún baile ancestral de la tribu ancap - el Sr. Rallo tergiversa las palabras del autor del libro reseñado.

Enseguida veremos cómo tergiverso las palabras de un libro que Lord Acton no ha leído. Pero antes es necesario hacer un comentario que demuestra, nuevamente, que no se ha entendido nada. La facilidad para conseguir el agua será mayor o menor dependiendo de las lluvias y del lugar donde se produzcan las precipitaciones. Esto es indudable. Pero aun así, no existe escasez física de agua. La cuestión es construir las infraestructuras pertinentes para que el transporte desde donde sea abundante a donde falta sea más fácil y menos costoso (por supuesto, esas inversiones dependerán de su rentabilidad, algo inexistente en un presupuesto público).

No es necesario comparar la lluvia con la siembra. En cualquier momento existe una escasez de alimentos. Cuando el panadero produce y antes de que yo vaya a comprar el pan, el panadero tiene más pan del que quiere y yo menos del que requiero. La distribución se produce a través del mercado; yo voy a la panadería y compro. La distribución del agua se hace también desde sus propietarios a los usuarios (en caso de que no coincidan) a través de medios diversos: canalizaciones, botellas, cubas, balsas, estanques, cisternas... La cuestión, pues, es vencer la escasez que existe en todo bien económico.

Veamos ahora cómo tergiverso a Segerfeldt (por cierto, felicidades por escribirlo ya correctamente): Éste simplemente afirma que no existe ningún derecho que justifique la gestión pública del agua -como ya dijimos no es lo mismo gestión que titularidad del bien-. Y efectivamente no existe, sólo se trata de solucionar un conflicto, razón por la que entra en escena el derecho.

Segerfeldt afirma que NO existe un derecho al consumo de agua y que, en caso de que existiera, la mejor manera de garantizarlo es privatizando la gestión de la misma. De ahí que el capítulo en el que critique a los socialistas que insistan en el "derecho universal al agua" se titule: "Los pobres necesitan agua, no ideología". Dice Segerfeldt: Otorgarle un valor económico al agua no ha sido un proceso sin complicaciones. Ha habido reacciones muy poderosas y muchos partidos sostienen que deberíamos volver a la visión pre-Dublin de "agua como un derecho humano". De ahí que Segerfeldt diga que "incluso si consideramos que el agua es un derecho humano..." INCLUSO. Sinceramente, no sé por qué pierdo más tiempo discutiendo sobre un libro con una persona que no se lo ha leído.

Comentarios

 
Que el Estado tradicional tenga el monopolio de "emitir licencias" para poder "hablar" es algo que gusta a los totalitarios, obviamente, y el totalitarismo si que merece el calificativo de " no liberal".Que el Estado tradicional, por otro lado, tenga establecido que el agua tiene que ser, a la fuerza, cosa pública es algo que favorece a la disputa política y a las campañas electorales ( !cuántas elecciones se ganan prometiendo el agua " pública" de unas regiones para otras!).
Enviado por el día 7 de Septiembre de 2005 a las 14:15 (1)

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