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10 de Octubre de 2005

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Todo un hombre de Estado
Bitácora de Juan Ramón Rallo Julián

Aquí estamos los liberales


El pasado domingo, Carod Rovira, líder del partido izquierdista ERC, instaba a los liberales españoles a apoyar el texto del ultraintervencionista Estatut. ¿Dónde están los liberales?, se preguntó el aliado de los socialistas y los comunistas en el Parlamento español.

Los liberales, Sr. Carod-Rovira, están donde tienen que estár: poniendo a parir la tropelía liberticida del gobierno catalán; defendiendo la libertad y los derechos de aquellos catalanes que no quieren someterse a la opresión política de su Estatuto. ¿Qué punto del liberalismo no ha entendido? ¿Desde cuándo los liberales se han caracterizado por ser los mamporreros del poder político? ¿Desde cuándo los liberales han respaldado los proyectos izquierdistas dirigidos a aniquilar la libertad de los individuos?

Por supuesto, Carod-Rovira es incapaz de entender que un Estatuto separatista pueda atentar contra la libertad. Como buen izquierdista, nacionalista y colectivista el individuo -y sus libertades- no existen. El Estatuto puede ser el acabóse del socialismo pero en tanto defienda el derecho del "pueblo catalán" a ponerse en un plano de igualdad con "el pueblo español", las libertades en Cataluña (que no de los catalanes) están a buen recaudo.

No es de extrañar, pues, que esta idea absolutamente holista no tenga reparos en reprimir a los catalanes imponiéndoles su política de normalización y moralización nacionalista. En tanto el pueblo sea el sujeto de derechos, las partes componentes tienen que ajustarse a su función en el engranaje social manejado por el poder político.

Reza el preámbulo del Estatut que: Hoy Cataluña, en su proceso de construcción nacional, expresa su voluntad de ser y de seguir avanzando en el reconocimiento de su identidad colectiva y en el perfeccionamiento y la ampliación del autogobierno mediante este nuevo Estatuto. Es Cataluña, en su unicidad, quien expresa su voluntad de ser y de obtener una identidad colectiva. Los catalanes no pueden sentirse españoles o hablar español porque ello atentaría contra el alma de Cataluña y, en definitiva, contra su libertad.

Y según la lógica izquierdista y nacionalista, toda maquinaria colectiva debe tener una cabeza pensante, una casta gobernante, una nomenklatura que la maneje y la dirija. ¿Quién, pues, puede ostentar el control de Cataluña sino aquellos catalanes auténticos, inmaculados y de pura sangre? Cataluña debe ser comandada por los "verdaderos catalanes", los nacionalistas identitario.

En este contexto, la violencia del gobierno contra el disidente es la máxima expresión de la purificación, catarsis y curación que necesita Cataluña para reafirmarse y liberarse de las cadenas españolas. Siguiendo la lógica platónica, los "puros" tienen que sanar a los enfermos. Pero para ello, el gobierno, la cabeza pensante de Cataluña, necesita de una amplia autonomía, de la independencia suficiente para expoliar, dominar y subyugar a los díscolos. Autonomía, precisamente, consagrada por el Estatuto.

De hecho, intenta ocultar este proyecto totalitario al decir que: Este es un Estatuto de personas libres para personas libres. La libertad política que se alcance como país nunca debe ir en contra de las libertades individuales de los ciudadanos de Cataluña, porque solo es libre de verdad un país donde cada uno puede vivir y expresar suficientes identidades diversas. Pero, en definitiva, no estamos más que ante letra muerta. El Estatuto lo deja muy claro: Estos derechos se ejercen conjuntamente con la responsabilidad individual y el deber cívico de implicarse en el proyecto colectivo, en la construcción compartida de la sociedad que se quiere alcanzar.

Los únicos que gozarán de alguna libertad serán los que no se opongan al poder político, al proyecto colectivo, a la construcción de la sociedad: los derechos se subordinan a la aquiescencia nacional-socialista.

Así pues, entre el laissez faire que defendían los liberales decimonónicos y el que defiende Carod hay mundo. Si el primero exigía al gobierno que "dejara hacer" a los individuos, Carod pide a los individuos que "dejen hacer" al gobierno. No es de extrañar viniendo de un político, pero que no espere el apoyo de los liberales.

Es más, el proyecto esquerrista choca incluso con la postura de aquellos liberales que se han declarado a favor del secesionismo partiendo de una base sólida. No se trata, por tanto, de que una parte del liberalismo sea hostil al Estatut, sino que, como ahora veremos, el liberalismo defensor del secesionismo resulta del todo incompatible con un texto que consagra la supremacía del Estado y deniega la libertad a los individuos.

Paradigmáticamente, en nuestro país, el principal liberal que ha defendido el derecho a secesionarse del Estado ha sido el profesor Jesús Huerta de Soto, en su artículo "Teoría del Nacionalismo liberal". En su opinión, las agrupaciones libres de individuos deberían poder separarse del Estado y organizarse políticamente en una sociedad basada en el libre comercio, la libre migración y la división del trabajo. Sin embargo, la base intelectual de la teoría de Huerta de Soto es radicalmente distinta a la del nacionalismo catalán.

Primero, la secesión que propone Huerta de Soto es una secesión frente al Estado, basada en el derecho de propiedad. Mientras que Carod asienta su derecho a la secesión en la negación del derecho de los catalanes, al margen de la entidad abstracta de Cataluña, los liberales que defienden el derecho a la secesión niegan el derecho del Estado a imponer ninguna estructura política al individuo.

Carod quiere independizar a todos los catalanes y, por tanto, seguir coaccionándoles a través del Estado catalán. No estamos ante una agrupación de individuos libres, sino ante una agrupación coactiva de individuos, donde una mayoría nacionalista esclaviza a una minoría de ciudadanos.

De hecho, para más inri, el secesionismo de Carod es centralista e imperialista. ERC no defiende el derecho a la autodeterminación, sino simplemente el derecho de Cataluña a separarse del Estado español. Sin embargo, en ese proceso pretende engullir a otros territorios, como el Reino de Valencia, y someterlos al dictado del monarca barceloní. ¿Acaso defenderá Carod-Rovira el derecho de los valencianos a secesionarse de sus anhelados Països Catalans? Como vemos, la única autonomía que desea ERC es la de los políticos catalanes para sojuzgar a los individuos.

El nacionalismo de ERC sigue oprimiendo y violando los derechos individuales, de manera que su secesión no deja de ser absolutamente despótica para los defensores del secesionismo liberal.

Segundo, este secesionismo liberal no pretende planificar y controlar las estructuras sociales. El Estatut es un engendro completamente constructivista que, como ya hemos visto, pretende emprender la construcción compartida de la sociedad. El secesionismo liberal se realiza frente al Estado, y no a través del Estado. Como ya expresó en 1994 el profesor Huerta de Soto: "el nacionalismo deja de ser una fuerza positiva para el proceso pacífico de cooperación social y se convierte, como en mayor o menor medida ha sucedido en relación con el actual gobierno de Cataluña, en un semillero de conflictos y sufrimientos precisamente cuando deja de ser liberal y se convierte en un nacionalismo intervencionista o dirigista".

De hecho, la confusión de los nacional-socialistas catalanes viene de lejos. En su momento, Jordi Pujol fue a felicitar a Huerta de Soto por su teoría nacionalista que "podría servir para la independencia de Cataluña". Huerta de Soto le respondió que su teoría no sólo permitiría la independencia de Cataluña, sino la de la Comunidad Valenciana o Baleares de su faraónico proyecto del los "Països Catalans". Al oír esto, Pujol se marchó refunfuñando por considerar inaceptable que ninguna región pudiera separarse de la Gran Cataluña.

Ahí tenemos la mejor estampa del nacional-socialismo imperialista catalán: el encumbramiento de la coacción política y la eliminación de los derechos de los individuos. ¿Cómo nadie puede defender su derecho a secesionarse cuando sistemáticamente lo deniega a otros?

Vemos, pues, como tampoco desde el punto de vista de los teóricos del secesionismo liberal, el Estatut merece defensa alguna. El estatalismo colectivista y exclusivista no tiene nada de liberal, es más, atenta contra sus propios fundamentos.

ERC ha pedido el apoyo de los liberales españoles al Estatut. En ningún caso puede encontrarlo, ni siquiera entre los defensores del derecho individual a la secesión; estamos ante un texto autoritario que cercena las libertades de los individuos.

Por tanto, no hace falta que Carod Rovira busque mucho más. Los liberales españoles se oponen a que la casta política nacional-socialista planifique los destinos de todos los catalanes, incluyendo los que no quieren someterse a su maquinaria laminadora y uniformizadora. Difícilmente la coherencia ideológica les permitiría otra postura.

Ahora bien, desde el momento en el que un socialista como ZP dice que su "patria es la libertad", ¿alguien puede sorprenderse de que un nacionalista como Carod pida a los liberales la defensa de la defenestración de la libertad? Algunos deberían empezar a desencantarse de la propaganda goebbelsiana.

Comentarios

 
bueno, Chocolatero,
hablar de opresión con un respaldo del 90% me parece exagerado.
Enviado por el día 10 de Octubre de 2005 a las 21:54 (1)
También otros tiranos gozaban y gozan de amplio respaldo popular,no hace falta recordar nombres.
Enviado por el día 10 de Octubre de 2005 a las 22:12 (2)
Tiene gracia que quienes hacen profesión diaria de nacionalismo y socialismo pidan ayuda a los "liberales" (!!!) españoles (!!!!!!!!).
Enviado por el día 10 de Octubre de 2005 a las 22:26 (3)
¿Qué opinais de esta afirmación?:

“dividiendo las unidades políticas en elementos muy pequeños, se logran grandes beneficios en términos de la legitimidad del estado… un estado obtiene obediencia de una de tres maneras: con represión, soborno o consentimiento. La mayoría de los estados democráticos modernos usan y abusan la segunda manera (la clase política soborna a votantes para mantenerse en el poder)”. Tanto la represión como el soborno son costosos, pero ninguno de los dos se necesita si el gobierno logra el apoyo voluntario de los gobernados, lo cual se logra mejor a través de la democracia directa de las unidades políticas pequeñas.
Enviado por el día 10 de Octubre de 2005 a las 22:55 (4)
¿Apoyo de los liberales? Pero si ese Estatuto mete la mano politica en todo!! Si recuerda a las Leyes Fundamentales de Franco o a las Constituciones soviéticas!!
Carod, haz demagogia con otros, anda.
Enviado por el día 10 de Octubre de 2005 a las 23:19 (5)
No nos engañemos lo que Carod pedía era el apoyo de los liberales en el sentido norteamericano del término, es decir de los progres, pancarteros, titiriteros y demás ralea. De hecho ya han estado juntos en la labor de acoso y derribo del gobierno del PP.
Enviado por el día 11 de Octubre de 2005 a las 06:43 (6)
En cualquier caso, ¿qué pinta un pancartero liberal en sentido izquierdista apoyando el nacionalsocialismo?
Enviado por el día 11 de Octubre de 2005 a las 09:17 (7)
Nacional-sozialismo...¿porqué me suena dejá vu?
¡Otra vez la misma piedra!

S.
Enviado por el día 12 de Octubre de 2005 a las 01:29 (8)
Celtibera:
"hablar de opresión con un respaldo del 90% me parece exagerado".
Bueno, si el 90% de la gente se pone de acuerdo en esclavizar al otro 10% (o incluso en esclavizarse ellos mismos), es opresión con un respaldo del 90%.
La opresión es o no es por lo que significa de recorte de libertades, no por el respaldo que tenga.
Enviado por el día 13 de Octubre de 2005 a las 14:44 (9)
Es cierto Juan Ramon que los liberales no por serlos tienen que apoyar a a Convergencia i Unio y a ERC a su independencia y secesion de CAtalonia del resto de España, pero el Estatut, segun los mismos politicos catalanes no es una " peticion de secesion". Decir eso es un mero engaño al resto de los españoles ? De los politicos tradicionales podemos esperar cualquier cosa. Habria que confiar, por otro lado, màs en los liberales catalanes. Don J.Huerta de Soto y Xavier Sala i Martin son ambos liberales. En sus teorias sobre le liberalismo defienden el " nacionalismo", pero un nacionalismo liberal, quièn de ellos tiene la razòn? Y què es la razòn ?
http://www.columbia.edu/~xs23/catalu.htm

Enviado por el día 13 de Octubre de 2005 a las 17:25 (10)

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