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9 de Febrero de 2006

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Todo un hombre de Estado
Bitácora de Juan Ramón Rallo Julián

Necesariamente innecesario


Retomo la actividad bitacorera tras unos días de ausencia forzada, y lo hago más o menos donde me quedé: respondiendo a Pijus. Ya sé que tengo varios posts pendientes para citoyen, algunos para egócrata y al menos uno para imore. Pero por algún sitio tenía que empezar.

Hace unas semanas critiqué tres de los ocho posts que Pijus ha dedicado al consumo, hoy abordaremos el cuarto: el consumo como necesidad.

Pijus ya empieza mal, y lo hace con un error presente en todas sus anotaciones: ¿Obran todos los individuos para maximizar su satisfacción? Por supuesto que sí, aunque en contra del pensamiento liberal, esta satisfacción no se corresponde únicamente con el consumo.

¿En contra del pensamiento liberal? ¿De qué pensamiento liberal? Cito a Mises: El hombre al actuar aspira a sustituir un estado menos satisfactorio por otro más satisfactorio. (...) Hay quienes sólo se interesan por su propio bienestar personal. A otros, en cambio, las desgracias ajenas cáusenles tanto o más malestar que sus propias desventuras. Hay personas que no aspiran más que a satisfacer el deseo sexual, la apetencia de alimentos, bebida y vieidnda y demás placeres materiales. No faltan, por el contrario, quienes se interesan en mayor grado por aquellas satiadacciones generalmente calificadas como "superiores" o "espiriturales". Mande? ¿Dónde limita el economista austriaco la satisfacción al consumo?

Lo curioso es que, a pesar de criticar esta concepción materialista de la existencia, Pijus termina dándole la razón: Pero esta falacia se ha abierto paso por contener cierta verdad implícita. De hecho, es cierto que los seres humanos necesitamos consumir cierto tipo de productos; básicos para la supervivencia. Estas necesidades primarias se corresponden con las determinaciones biológicas inherentes al hombre, como el hambre o la sed. Es evidente que necesitamos alimentos para sobrevivir, y hoy en día los adquiriremos a través del intercambio en el mercado.

Cierto pero no apodíctico. Esto no es economía; podemos llamarlo historia, biología o sociología, pero no economía. Pijus asume que todos los hombres tienen como finalidad sobrevivir, lo cual ya es mucho suponer. Los suicidas no tienen ninguna necesidad básica, pues la supervivencia no es su finalidad. El análisis de Pijus, que parte de denunciar el materialismo y el reduccionismo "neoliberal" al consumo, termina cayendo en un análisis no menos reduccionista. La falacia sigue siendo falacia, simplemente porque no constituye una ley económica.

En todo caso, esto ya nos sirve para criticar la segunda falacia de Pijus. No se puede distinguir entre necesidades básicas y necesidades no básicas sin acudir al fin para los que requerimos tales medios. Para un suicida una pistola o una soga es un bien mucho más básico que un almacén que contenga comida para diez años. Así mismo, aquellas personas no suicidas, tampoco valoran la comida como un todo. ¿Cuánta comida? ¿Qué tipo de comida? ¿Qué es comida, de hecho? ¿Simple provisión de energías para mantenerte con vida? Entonces las drogas son comida para el adicto. ¿Energías imprescindibles para la vida? Entonces las verduras no tienen por qué ser comida.

Pensemos simplemente en todas aquellas personas que practican la huelga de hambre por motivos reivindicativos o en las personas anorexicas. ¿Cuáles son sus necesidades básicas? Sin duda todos podemos empezar una huelga de hambre o rechazar la comida durente un buen período de tiempo. ¿Significa que todas las calorías extraordinarias que tomamos cada día son no básicas? No, significa que los huelguistas o los anorexicos anteponen otras finalidades (la protesta o la delgadez extrema) a la comida.

El error consiste, como ya he dicho, en clasificar las necesidades en agregados. Toda la comida es igual y todos los seres humanos valoran la comida y la necesidad de comer como un todo. Pijus parece no haberse integrado en el marginalismo: los fines son marginales no agregados. Aun para quien guste de comer para no suicidarse o alcanzar otros fines, no existe una necesidad de comer, sino una necesidad de comer en un instante preciso y un plato determinado; o al menos, la necesidad de tener la seguridad (a través de las reservas) de poder comer cuando lo necesite. Esos son fines, pero ni básicos ni globales.

De ahí que Pijus se equivoque cuando afime que: Sin embargo hay un segundo tipo de necesidades, que son las necesidades creadas por el sistema económico. Estas necesidades no son esenciales para la supervivencia biológica, pero sí para el desarrollo en la sociedad.

Aquí añadimos un extra al grado de confusión. Primero, el sistema económico no crea las necesidades, el sistema económico es fruto de unas necesidades. El prius no es el sistema, sino la necesidad. La organización económica tiene una forma determinada porque tiene que dar respuesta a unas necesidades ya existentes. Otra cosa distinta es que las necesidades de unas personas puedan influir, a través de la moda o el mimetismo, las necesidades de otras personas. De la misma manera que los errores de Pijus han estimulado en mí la necesidad de escribir este post, pero ello no significa que sea presa o esclavo de Pijus, sino que la interacción social produce elecciones individuales distintas a las que tendría el hombre aislado y salvaje. ¿Qué novedad hay en esto? ¿Acaso el hombre no debería ser como es sino como yo creo que debiera ser? El entorno influye, claro; de ahí que el atomismo filosófico carezca de sentido. Pero en esta crítica al consumo influido por la sociedad existe una clara reminiscencia de ese atomismo: el hombre debería actuar como si su decisión no tuviera otras repercusiones que esa misma decisión; no debe elegir condicionado por el ambiente donde vive, sino que debemos meterle en una cápsula de aislamiento, borrarle todos sus recuerdos y, entonces, dejarle elegir. Ésa y sólo esa es la elección correcta y libre.

Vayamos a un ejemplo tan corriente como el de las marcas deportivas. Por lo general suele argumentarse que los niños no deberían elegir la ropa de marca porque es más cara y de igual o peor calidad que el resto. De nuevo, con este caso limitamos la elección humana a dos parámetros: precio-calidad. Los mismos que critican la imagen del homo economicus arremeten contra el capitalismo por no crear homines economici. El niño que compra una marca deportiva no se limita a adquirir esa marca: intenta comprar la integración en un grupo de amigos, el respeto, las ilusiones de ser como sus ídolos, o una simple estética. Esto podrá parecernos correcto o incorrecto, pero el ser humano no puede dejar de tomar decisiones en este marco.

¿Acaso pensamos que los niños dejarán de segregarse por el hecho de eliminar las marcas? Si el motivo no es uno será otro, pero las marcas no segregan; segregan los niños aprovechándose de las marcas. Si el parámetro no fuera una marca, sería la obsedidad, la fuerza, la inteligencia, la belleza o la retórica; o sería simplemente a ver quién tiene más zapatillas baratas distintas. Pero las marcas, repito, no crean el problema de la discriminación. Opinar así es de un simplismo anticapitalista pasmoso.

Segundo error de la frase de Pijus (omito su identificación de "fin objetivo" con la supervivencia): las necesidades económicas son necesarias para la sociedad. Desde luego, si entendemos "económico" en un sentido acertado, esto es, como los medios de la acción humana, sí. Sin medios no hay acción y sin acción no hay interacción, es decir, sociedad. Ahora bien, si la acepción que tomamos de "económico" es la que parece adoptar Pijus (cualquier necesidad no básica) entonces el error es mayúsculo. La sociedad, la colaboración económica, el capitalismo, no requiere de ninguna necesidad precisa. La colaboración voluntaria humana puede sea cual sea el fin para el que se necesite. La sociedad se desarrolla satisfaciendo los fines de sus individuos; los individuos satisfacen sus fines -cualesquiera sean- a través de los medios pertinentes.

Lo más gracioso es el ejemplo que da Pijus de necesidad impuesta: Tenemos por ejemplo al automóvil, que originalmente significaba lujo para el dueño, mientras que hoy en día es una necesidad impuesta por el sistema, cuya carencia imposibilita, por ejemplo, el transporte al lugar de trabajo, cada vez más flexible y alejado del hogar. Si es que ya se reía Mises de este incrementalismo socialista: "lo que hoy son lujos, mañana se convierten en necesidades". No olvidemos que quien asegura que el automóvil, las viviendas dignas o la educación de calidad son necesidades del ser humano es la izquierda. En caso contrario el Estado de Bienestar carece de apoyatura: sólo se dirige a proporcionar coactivamente bienes no básicos. Lo único que necesita el ser humano, para no morir, es comer y beber cada cierto tiempo. Por tanto, ¿para qué proveer bienes tan lujosos y superficiales como una escolarización de casi 20 años (20 años donde se consumen recursos de otras personas y, además, se vive sin trabajar y producir alimentos "básicos")?

En cualquier caso, no deja de resultar gracioso que el automóvil sea el paradigma de necesidad impuesta por el sistema. Dice Pijus que sin él ni siquiera puedes ir a trabajar. ¿Pero para qué necesitamos trabajar? Todos al huerto a cultivar tomates, no necesitamos más que eso. El resto del trabajo sólo se dirige a satisfacer artificiales necesidades burguesas. Un medio para un fin no básico se convierte en un medio innecesario y, por tanto, en un medio no impuesto.

Pero hablando un poco más en serio, ¿el automóvil es una necesidad impuesta? Vaya, seré uno de los pocos privilegiados que me he sustraido al yugo de tener un automóvil en propiedad. De hecho, realizo toda mi actividad diaria -tanto la básica como las no básica- sin requerirlo. Ya se sabe, toda la patulea ecologista son la auténtica clase consciente de esta sociedad; sólo ellos pueden resistir a través de las libertadoras bicicletas la necesidad artificial e impuesta de utilizar el coche.

¿No será más bien que los seres humanos utilizan el coche porque realmente les facilita su existencia? ¿No será que en su rígida clasificación entre fines básicos y no básicos Pijus ha eliminado totalmente la elección humana distinta a la suya? Al coche no se llega por casualidad; no nos vino caído del cielo para modificar nuestros ancestrales modos de vida. Fue el resultado de toda una actividad deliberada para encontrar medios de transporte más rápidos y eficientes. El hecho de que triunfara y se expandiera al crearse es la mejor prueba de ello.

Por último, Pijus enreda un poco más y después de las necesidades básicas, las no básicas o impuestas, llega al consumo innecesario. Consumo innecesario alias necesidades innecesarias (curioso). Este consumo ya lo hemos tratado con el consumo impuesto o no básico, es el caso de las marcas. No creo que merezca más consideración. Pijus le da un tratamiento distinto por el simple hecho de ser improductivo. Se ve que Adam Smith dejó huella. Lástima que sólo en lo negativo.

Comentarios

 
Creo que al igual que yo, le has malinterpretado. Cuando habla de los distintos tipos de necesidades no lo hace por si importancia sino por su "caracter" o su tipología.

De todas formas, estoy de acuerdo conmigo, échale un vistazo a mi réplica y a su contrarréplica. Pienso de igual forma que las necesidades son subjetivas y dependen de cada uno, pero que también guardan un cierto grado de homogeneidad y ahí es donde entra ese pj tan desagradable que os gusta tan poco a los liberales...

En fin, hasta pronto.

PD: Ayer me enteré sobre qué hizo mi padre su tésis doctoral, no te lo vas a creer: "La teoría bienes públicos y de la imposición óptima"XDXD si esz que lo de ser totalitario debe venir de familia.
Enviado por el día 10 de Febrero de 2006 a las 12:15 (1)
Bueno, por lo que veo las necesidades imprescindibles las entiende como bienes de orden superior, esto es, que sólo adquieren valor en tanto se dirijan hacia la consecución de un fin. Eso es así con todos los bienes salvo los que proporcionen utilidad directamente, por tanto no veo motivo para distinguir. Ya lo explico en el caso del coche.

Sobre el consumo innecesario, en este post está la crítica.

En cuanto a la homogeneidad yerras por entero. Las necesidades ni son homogéneas entre individuos no entre momentos distintos para un mismo individuo. Otra cosa es que su origen pueda ser común, pero los fines de una persona no son intercambiables como cromos (de ahí que el socialismo sea imposible). Ni tampoco los medios y la forma en que realizará su fin son equiparables. Por tanto, la homogeneidad que destacas, en economía, no tiene asidero.

Pronto escribiré sobre los bienes públicos en respuesta a Egócrata. Tu padre debe ser un buen neoclásico :D
Enviado por el día 10 de Febrero de 2006 a las 13:37 (2)
No sé...

Sé que me sacarás argumentos sobre conjuras socialisto-masónicas, pero hoy por hoy todo el mundo necesita (digo necesita aunque debiera ser demanda o cree necesitar) una vivienda, una educación, una sanidad,... incluso una cita decente. La diferencia es que cobrar impuestos es viable con la moral social y con el orden público, y obligar a una señorita a salir con un hombre muy feo en nombre de la igualdad no lo es.

Sé que me estoy metiendo en una guerra que no puedo ganar, pero tiendo a pensar que para mantener cierta paz social, es necesario que los derechos fundamentales estén garantizados, no con "plus d'État" o "moins d'état" sino como dicen en francia "mieux d'état". Me pareció ilustrativo al respecto el post de egócrata sobre el sistema sanitario estado-unidense. Salvo para casos extremos y estadistica y socialmente despreciables, todos quieren mantenerse con vida. Que unos prefieran hacerlo en un clínica donde les sirvan el desayuno y otros no les importe hacerlo en un cuchitril infecto porque son mas rácanos, es un algo despreciable, hay motivos suficientes, desde el punto de vista jurídico para encontrar un punto medio en post de la eficacia...

En breve tengo previsto escribir un post sobre derecho penal y protección de bienes jurídicos, donde intentaré explicar cual es la motivación de la infracción penal y de que manera se puede prevenir. Hablaré por tanto de Estado del bienesta:) ya te pasaré el link.
Enviado por el día 11 de Febrero de 2006 a las 11:05 (3)
Sigo sin entender por qué para proveer todas las cosas que dices que la gente necesita, resulta imprescindible instituir un Estado que robe y gaste el dinero como un ciego jugando al tiro al plato.

Yo no te discuto que la gente necesite todo eso, de ahí que me considere liberal. Ni les voy a proveer lo que no quieran, ni de un modo que no quieran. Por eso defiendo el mercado.
Enviado por el día 11 de Febrero de 2006 a las 19:34 (4)
pues porque es la forma de garantizar que todos ellos tengan garantizadas y cubiertas esas necesidades. El mercado garantiza que todo aquél que haga méritos las tendrá cubiertas, el Estado del bienes garantiza que todo aquél que sea ciudadano las tendrá cubiertas. Son dos formas de ver las cosas, pero ya sabes que para la libertad es algo más que poder obligarse libremente, tiene que haber algo más. Una sociedad sin educación obligatoria es una sociedad que no es libre, por eso, en la medida en que las necesidades humanas son componentes de la libertad del individuo, el Estado debe cubrirlas o incluso imponer su cubrimiento. El método que se utilice me es indiferente, si se hace a través del mercado creando el ambiente legal y jurídico adecuado o si se hace por la vía de la planificación, eso os lo dejo a los economistas.

Sin sistema sanitario universal no hay derecho a la vida, sin metodos anticonceptivos accesibles no hay libertad sexual, sin educación no hay libertad de pensamiento, sin subvenciones a las organizaciones no gubernamentales (si, incluida la iglesia, lo del Estado laico me parece una patraña liberal) no hay una sociedad civil activa. PUedo seguir, no tengo la constitución a mano... A lo que me refiero es que nos separan principios, que yo considera la libertad algo distinto de lo qeu tu lo consideras y por eso creo necesario que exista algo, alguien, para garantizarlo.

Dame un sistema que garantice todo esto, aunque sea anarcocapitalista y lo apoyaré.
Enviado por el día 13 de Febrero de 2006 a las 02:04 (5)
Primero, sigues sin determinar que necesidades deben satisfacerse. Una cosa es la necesidad a la sanidad y otra la materialización concreta de su satisfacción. No todo el mundo, por ejemplo, tenemos las mismas necesidades a la cobertura sanitaria o a atender al mismo programa educativo. Tampoco todos los hospitales o centros educativos tienen por qué proveer una misma prestación de la misma manera. Si eliminas la capacidad de elección del consumidor y la sustituyes por la imposición de lo que juzgas que son sus necesidades, entonces estás consolidando estructuras que no sirven a nadie salvo a los políticos, burócratas y funcionarios.

Segundo, no puedes desvincular el servicio del coste que tiene. Las necesidades del ser humano son infinitas; si hoy el precio de los aviones cae en un 99'9%, casi todo el mundo se dirigirá a adquirir uno, aun cuando hoy por hoy nadie tenga tal necesidad.

En otras palabras, si tan básicas son esas necesidades, ningún problema habrá en que las personas decidan trabajar lo suficiente para adquirirlas. Es más, trabajarán más o menos en función de la cantidad y calidad de prestaciones que deseen obtener; eso será lo básico y lo necesario, no lo que tú definas como tal.

En cambio, si desvinculamos el ingreso del coste, concretamente socializando ambos, entonces habrá una irrefrenable tendencia a incrementar los costes sanitarios. Como dice George Reisman, si mañana nos vamos 50 personas a cenar y la cuenta final -sea la que sea- se divide proporcionalmente entre los 50, todo el mundo cenará a costa de los demás.

Es falso que una sociedad sin educación obligatoria sea una sociedad no libre. De hecho, me parece una barbaridad. Primero, el hombre es libre aun cuando no tenga educación; en otro caso, presupones que la elección individual debería ser distinta a la que efectivamente es, pero ahí ya presupones un juicio de valor a imponer.
Enviado por el día 14 de Febrero de 2006 a las 11:00 (6)
Me temo sin embargo que no eres capaz de conocer ni las escalas de preferencias presentes ni las futuribles. Por tanto, tu afirmación no pasa de gratuita.

Pero es que además, decir que la educación debe ser obligatoria para que seamos libres, ya consiste en cargarse la libertad en nombre de la libertad. ¿Acaso la estabulización coactiva de los alumnos en aulas financiadas con dinero ajeno extraído mediante el robo es libertad? No, en ningún caso. Mucho menos si, para más inri, empezamos a hablar de programas universales diseñados por los políticos (http://revista.libertaddigital.com/articulo.php/12...)

Más cosas. La sanidad no es un requisito para el derecho a la vida; el derecho a la vida no es un derecho a seguir vivo, sino un derecho a que no te maten. Si fuera lo primero nadie podría tener derecho a la vida, porque todos morimos. La sanidad, una buena sanidad, refuerza el tiempo de vida, pero no los derechos. Ninguna provisión material es necesaria para que el derecho, como fenómeno social, prevalezca, basta siempre la no iniciación de la violencia.

Lo de la libertad sexual ya es un componente emancipatorio y progre con poca base. La libertad sexual no es más que el derecho a hacer con tu propio cuerpo lo que te apetezca; ahora bien, ello no puede significar el derecho a obligar al resto de cuerpos a que hagan lo que a ti te apetezca. La violación es un ejemplo de esto; la producción de anticonceptivos en régimen de esclavitud (esto es, obligados por el Estado) es otro.

Lo de las subvenciones a las organizaciones NO GUBERNAMENTALES ya me suena a cachondeo (http://iglesia.libertaddigital.com/articulo.php/12...). La sociedad civil no necesita en absoluto del dinero robado para ser caritativa, hay numerosos y flagrantes ejemplos (http://revista.libertaddigital.com/articulo.php/12...).

Antes de querer garantizar algo, deberías saber el qué. No una idea genérica, sino su plasmación concreta.
Enviado por el día 14 de Febrero de 2006 a las 11:07 (7)

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