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21 de Febrero de 2006

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Todo un hombre de Estado
Bitácora de Juan Ramón Rallo Julián

Espionaje por decreto


En mi artículo de este martes en Libertad Digital hablo sobre la campaña que recorre los países anglosajones en relación con la implantación del DNI.

Tanto el Gobierno británico como, más recientemente, el canadiense han orquestado una campaña de concienciación social para que el masivo rechazo de la ciudadanía a la impopularísima National Identification Card vaya reduciéndose. El asunto, para desgracia de los anglosajones, vuelve a estar sobre la mesa. Es el momento adecuado para denunciarlo.

En realidad, no supone más que un método sencillo de control de la población, obligándola a que ella misma entregue sus datos personales.

Recordemos que la implantación de semejante medida da lugar a dos obligaciones inmediatas; la primera: todo individuo deberá comunicar al poder político una parte sustancial de su información personal; la segunda: todo ciudadano deberá llevar el DNI permanentemente consigo.

La excusa, como suele ser habitual, es la lucha contra el terrorismo, polivalente cajón de sastre.

Nuestros políticos deberían estar menos obsesionados con sacrificar nuestra libertad en el dudoso altar de la seguridad estatal. Las crisis no deben servir como punto de apoyo para que las burocracias y los controles administrativos se expandan. La respuesta a cada problema, a cada adversidad, no puede consistir en un recorte de libertades auspiciado por la glotonería estatal. La libertad no es el obstáculo en la lucha contra el terrorismo, sino el valor que preservar.

En realidad, estamos ante otro medida estatal completamente inútil.

Lo cierto es que el sadismo y el ingenio maligno de los terroristas no se verán refrenados por el lento papeleo de la burocracia pública; no es infrecuente encontrar, por ejemplo, a delincuentes con media docena de DNI falsificados, a los que, en cambio, nunca accederá una persona honrada. La mentira y el camuflaje son tácticas que los criminales necesariamente deberán poner en práctica, haya o no DNI. ¿Alguien confía en que podrán ocultar las bombas y las pistolas pero no sus rostros o su documentación?

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Comentarios

 
No hombre, no es así. Usted es ciudadano de un Estado, luego acepta las condiciones que pone ese estado. Puedes, si quieres, discutir la legitimidad del Estado, pero el hecho es que la gente que se opone al DNI no se opone a la existencia del Estado... En cualquier caso hay formas de articular el asunto para que, sin perder la gigantesca utilidad qeu tiene un dni (aunque sólo sea desde el punto de vista de la seguridad jurídica) no constituya un ataque a la intimidad o libertad individual...
Enviado por el día 21 de Febrero de 2006 a las 22:29 (1)
Usted es ciudadano de un Estado, luego acepta las condiciones que pone ese estado.

Ese luego sobra. Yo soy ciudadano por imperio de la ley, esto es, del ejército que respalda la ley arbitraria.

Por otro lado, como dices la gente que se opone al DNI no se opone a la existencia del Estado...

Mi artículo no se dirige a criticar la existencia del Estado, sino del DNI. Otra cosa es que lo sitúe en un contexto más amplio de dominación política.
Enviado por el día 21 de Febrero de 2006 a las 22:35 (2)
"todo individuo deberá comunicar al poder político una parte sustancial de su información personal"

Bueno, no sé, en España solo se comunican los nombres, la foto y la dirección (que en la mayoría de las veces es falsa). No creo que esto sea una parte sustancial. Para que fuera así (sustancial), debería dar más información, p.ej. números de teléfono, direcciones de familiares, profesión, lugar de trabajo, estudios.... etcccccc.

No estoy defendiendo el DNI pero de ahí a suponer que se trata de una violación a la intimidad, me parece que hay un buen trecho y, la verdad, si obtenemos seguridad a cambio de 4 ó 5 datos que hay que dar a los funcionarios del Estado, pues bienvenidos sean.
Enviado por el día 21 de Febrero de 2006 a las 23:48 (3)
El caso es que no obtenemos ninguna seguridad y que, si así fuera, no veo por qué no deberían ampliarse a un mayor rango de datos.
Enviado por el día 22 de Febrero de 2006 a las 00:22 (4)
La primera vez que vino Jorge Luis Borges a España no necesitó ni pasaporte. Y no llegó en patera.
Enviado por el día 22 de Febrero de 2006 a las 08:44 (5)
Yo soy hijo de mis padres por imperio de la ley, no porque yo lo eligiera...
Enviado por el día 22 de Febrero de 2006 a las 15:05 (6)
Seguimos ese debate en la otra anotación.
Enviado por el día 22 de Febrero de 2006 a las 15:56 (7)

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