14 de Junio de 2006
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Bitácora de Juan Ramón Rallo Julián
Inversiones morales
Hoy escribo en Iglesia sobre los nuevos fondos de inversión que respetan la moral católica. La noticia me sirve para criticar el paradigma neoclásico del homo economicus y para reivindicar la penetración del capitalismo en la estructura caritativa.
En puridad, el homo economicus es una superchería insostenible que embrutece el buen nombre de la ciencia económica. La Escuela Austriaca, a diferencia de la disciplina aberrante que controla nuestras universidades, ha sabido rechazar desde un comienzo este supuesto irreal e inconsistente reconociendo en todo momento la diversidad de los fines del individuo.
El católico no puede despreocuparse de la riqueza: tiene que promoverla y multiplicarla para que la comida, la ropa o las medicinas sean cada vez más abundantes. Si el católico ha de dar al prójimo, primero deberá poseer; y antes de poseer deberá producir. Sólo se puede dar aquello que se tiene, y sólo se puede tener aquello que existe.
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Comentarios
Homo economicus es un Hombre unidimensional, heterónomo moralmente hablando y determinísticamente condicionado, no libre en una palabra. Y por lo tanto falso, inexistente, pese a quien pese.
Hombre, el Evangelio dice bien claro quiénes irán al cielo: aquellos que cumplen lo de "Tuve hambre y me diste d ecomer, tuve sed y me diste de beber, estuve desnudo y me vestiste, enfermo y me socorriste..." o sea, la personas capaces de resolver las necesidades de los demás. Los caritativos son buenos, claro, pero mejores son los emprendedores. ¡El Evangelio no dice que no haya que cobrar por proporcionar comida, bebida, vestido o medicinas a los demás! XD
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