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16 de Junio de 2006

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Todo un hombre de Estado
Bitácora de Juan Ramón Rallo Julián

El dinero tiene valor porque circula


Hoy he publicado en el Instituto Juan de Mariana un artículo en contra del llamado mito de los "dodo bonds". De acuerdo con esta teoría, el dinero carece de valor por sí mismo, de modo que poco importa cuál sea el bien que en cada momento se utilice como tal. Si el gobierno establece que en lugar de euros debemos intercambiar patatas, las patatas serán dinero. Si juzga que es más conveniente que la unidad monetaria sea una bolsita de arena, tal será el dinero.

El error de esta teoría es creer que la única fuente de valor del dinero procede del hecho de que "circula". Si yo sé que tú vas a aceptar bolsitas de arena a cambio de tus bienes, yo aceptaré bolsitas de arena a cambio de los míos. El patrón oro, por tanto, carece de sentido, ya que puede sustituirse la costosa extracción de este metal por simples pedazos de papel. Sin embargo, ya explico en el artículo por qué es imposible lógicamente que el dinero carezca (o no esté respaldado) de valor.

La tragedia de los economistas neoclásicos es que explican la liquidez al revés: el dinero es líquido porque es un medio de pago. ¿Y por qué es un medio de pago? La razón suelen encontrarla en las ineficiencias del trueque: “era necesario superar esa etapa, por eso nació el dinero”. ¿Pero por qué unas mercancías y no otras? Acaso si los individuos hubieran empezado a intercambiar con piedras por simple inercia, ¿las piedras hoy en día serían más líquidas que el oro?

El valor no puede proceder de la circulación, sino que en todo caso deberá anteceder a esta. El dinero emerge porque los individuos lo valoran previamente como mercancía no dineraria (esto es el famoso teorema regresivo de Mises) y, por tanto, el dinero sólo podrá emerger espontáneamente de la sociedad, nunca ser impuesto desde arriba. En caso contrario, el envilecimiento de la moneda oficial devendrá inevitable.


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