liberalismo.org

7 de Octubre de 2008

« Mañana, en la UC3M | Principal | El primer plan de rescate de la banca española »

Todo un hombre de Estado
Bitácora de Juan Ramón Rallo Julián

Trileros

¿Qué se puede esperar del FMI? Por tercera vez vuelve a revisar al alza el coste estimado de la crisis financiera. Ahora son 1,4 billones de dólares. Pero para esto no hacía falta esperar demasiado, ya lo anticipamos en el Observatorio de Coyuntura Económica hace meses:
A finales de marzo, algunas estimaciones hablan de que las pérdidas bancarias, como mínimo, serán de un billón de dólares. El FMI, concretamente, las cifró en 945.000 millones de dólares, de los cuales 565.000 serían por el sector subprime (240.000 en hipotecas comerciales, 120.000 en deuda empresarial y 20.000 en deuda a los consumidores).

Hasta marzo, se habían reconocido pérdidas de 232.000 millones, de modo que desde la perspectiva del FMI todavía quedarían pérdidas potenciales de 713.000.

Para ponerlo en perspectiva, las pérdidas que, según el FMI los bancos todavía tienen que reconocer serían suficientes para consumir todo el capital que a finales del primer trimestre tenían conjuntamente Citigroup, Bank of America, Merrill Lynch, JP Morgan, Lehman Brothers, Credit Suisse, UBS, Wachovia y el HSBC (764.986).

Otras estimaciones, como la de Nouriel Roubini, colocan las pérdidas en los 1,7 billones de dólares más del doble de todo el capital que tienen hoy los bancos anteriores. La aproximación de Roubini puede tener más sentido, habida cuenta de que existen 23,2 billones de dólares en préstamos, que los defaults no han hecho más que empezar y que el FMI ya ha revisado con anterioridad sus estimaciones.

Por cierto, también anticipamos que la crisis no se restringiría, en absoluto, a EEUU cuando todo el mundo hablaba del decoupling:

La contracción crediticia en EEUU necesariamente afectará al resto de países del mundo, por mucho que en los últimos tiempos hayan aparecido voces que pronostican un desacople en el crecimiento internacional, de modo que EEUU podría hundirse, pero la Unión Europea y, sobre todo, las economías emergentes seguir con su ritmo de expansión.

El problema de esta predicción es múltiple. Primero, no tiene demasiado sentido hablar en una economía globalizada de crisis crediticias nacionales, en la medida en que los pasivos de los consumidores y de las empresas de un país pueden hallarse en los balances de inversores extranjeros. Numerosas entidades bancarias europeas tenían, por ejemplo, bonos hipotecarios subprime. Esto es todavía más cierto teniendo en cuenta la explosión del mercado de derivados, que reparte riesgos y responsabilidades entre los agentes desvinculándolos, en última instancia, de un subyacente concreto, tangible e identificable.

Segundo, no cabe esperar que los mercados financieros internacionales permanezcan impasibles ante el frenazo de EEUU, tal y como ocurrió en el mes de agosto o a finales de noviembre con el cierre del mercado europeo de covered bonds. No sólo porque los inversores puedan poseer activos estadounidenses de mala calidad, sino porque el resto de la rentabilidad de los activos de supuesta buena calidad que poseen depende a su vez de unos flujos de caja que, si EEUU se paralizara, resultarían del todo irreales, lo que pondría en duda la calidad de mucha otra deuda.

Tercero, porque a pesar de lo que muchos sostengan, la crisis actual no afecta ni ha estado causada exclusivamente por los EEUU. Los problemas por los que pasa EEUU en la actualidad son el resultado, como hemos tenido ocasión de analizar, de una serie de malas prácticas bancarias, alentadas por los bancos centrales y el dinero fiduciario de curso forzoso, que también han tenido lugar en Europa, si bien con cierto retraso. EEUU puede haber acelerado la crisis, pero en ningún caso es el causante único; si tenemos dos barcos con grandes agujeros atados entre sí por una cuerda, sería absurdo afirmar que el segundo de ellos se esté hundiendo porque el primero lo esté haciendo más rápido y tire hacia abajo de la cuerda, cuando la causa por la que se hunde es que, al igual que el primero, está lleno de agujeros.

A Europa le ocurre algo similar que al segundo barco. Su contracción crediticia también resulta necesaria, habida cuenta de que ha expandido su inversión muy por encima del ahorro. Por consiguiente, aun cuando lograra desvincularse de la desaceleración de EEUU (esto es, aun cuando lograra cortar la cuerda) su propia dinámica la impulsaría hacia abajo. Esto es muy claro en el caso español, donde la burbuja inmobiliaria ha tenido una mayor intensidad que en EEUU y donde los bancos y las cajas, como ya hemos analizado antes, están teniendo serios problemas ya para lograr liquidez con la que refinanciar su deuda a corto plazo. Se trata de un proceso que, sin duda, empeorará con creces conforme el desempleo aumente y la morosidad repunte a cotas importantes.


Comentarios

 
Lo clavasteis. Felicidades al Juan de Mariana
Enviado por el día 8 de Octubre de 2008 a las 18:13 (1)

No se admiten ya más comentarios.