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23 de Noviembre de 2008

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Todo un hombre de Estado
Bitácora de Juan Ramón Rallo Julián

Incoherencias keynesianas

Gordon Brown quiere rebajar el IVA en Navidad para estimular el consumo. Es el típico error keynesiano de creer que las crisis proceden de una caída de la inversión derivada de un emporamiento de las expectativas empresariales que sólo pueden anclarse promoviendo el gasto –en lo que sea– de los agentes económicos.

No voy a detenerme a analizar cuáles son los falaces presupuestos sobre los que se construye esta doctrina errónea (básicamente creer que los bienes de capital son sustitutivos entre sí y que por tanto la eficiencia marginal del capital es siempre decreciente y que el atesoramiento necesariamente constriñe el gasto en inversión), simplemente quiero llamar la atención sobre cierts incoherencias con algunos discursos que hemos oído estos días.

El temor a la deflación ha vuelto a emerger en las economías occidentales y frente a ella parecen proponerse toda clase de remedios absurdos y disparatados que, en última instancia, pasan por cargarse a cualquier costa la moneda (la eterna obsesión de los gesellianos).

Ya hemos explicado que la deflación no debería confundirse con una caída del precio de los bienes de consumo; especialmente, cuando al mismo tiempo los bienes de capital se han desplomado. La gente no cosume menos porque los bienes de consumo caigan de precio y comiencen a atesorar dinero: esencialmente porque esta explicación no nos dice por qué los precios de los bienes de consumo caen en primer lugar. En realidad, lo que sucede es que al hundirse el valor de los bienes de capital (debido, por ejemplo, a los impagos, a las restricciones de crédito del banco central, a la caída de rentabilidad de los bienes de rentabilidad con valores más inflados...) se está hundiendo el valor de los patrimonios personales, las pérdidas derivadas de este hundimiento restringen las rentas (por ejemplo, los salarios que pagan las empresas) y la caída de las rentas fuerza la restricción del consumo.

El problema, por tanto, es que hay un montón de bienes de capital con valores inflados que están cayendo con fuerza. Y si esos valores están inflados, es porque no hay ahorro suficiente para respaldarlos. Cuanto mayor es el volumen de ahorro, mayor es la demanda de bienes de capital y, por tanto, más alto su precio. Desde luego, promover el consumo sólo reducirá más el ahorro y, por tanto, los fondos que pueden utilizarse para invertir (comprar bienes de capital). Es decir, la temida deflación obtendrá un renovado impulso: más hundimiento de los valores patrimoniales, menores rentas y menor consumo futuro.

Claro que las estrategias de Ben Helicóptero Bernanke pondrán fin a todas las calamidades.



Comentarios

 
Es increíble cuánta gente sigue creyendo que se puede solucionar algún problema econémico a larga plazo simplemente inyectando liquidez. El domingo pasado entrevistaban en El Mundo a Niall Ferguson, considerado un historiador económico muy prestigioso y decía literalmente que la crisis había que combatirla lanzando dinero desde un helicóptero y rezando para que la gente se lo gastase y no lo metiese en un calcetín.
Enviado por el día 23 de Noviembre de 2008 a las 18:45 (1)
Citando a Röpke:

Un pueblo no es mas rico ni más pobre porque sus existencias de dinero aumenten o disminuyan, sino cuando aumenten o dismuniyan las existencias de bienes de que dispone.

Y mas:
La causa última de la actual crisis de la economía mundial estriba en ese relajamiento de los supuestos elementales de una extensa división del trabajo. Hoy conocemos la verdadera fisonomía de una economía mundial desprovista de un sistema monetario, jurídico y moral digno de confianza[...]
Resulta imposible una verdadera reconstrucción de la economía mundial mientras no se logre dar nueva solidez a dichas bases.

Wilhelm Röpke, escrito en 1937, poesia económica pura...

Saludos Rallo!!
Enviado por el día 23 de Noviembre de 2008 a las 20:12 (2)
Rallo, totalmente de acuerdo contigo.. y con la inspiradora prosa económica de Röpke.

Sólo un detalle que no está dirigido realmente a vosotros: por mucha similitud que tenga con la política fisca expansiva de incremento delgasto público, bajar los impuestos NO es una receta keynesiana.

Saludos liberales
Enviado por el día 24 de Noviembre de 2008 a las 19:01 (3)
Bueno, si la reducción de impuestos se lleva a cabo con cargo a déficit público sí lo considero política keynesiana. A saber, emitir deuda para poner dinero en manos de los consumidores con la intención de que lo gasten.
Enviado por el día 24 de Noviembre de 2008 a las 19:27 (4)
Coincido con lo que dice Rallo.

En muchos libros de macro ya ponen como que lo ideal es ese supuesto para recuperar las economías...aumento del gasto público para reactivar el consumo y relajación fiscal....pero esto es tan gilipollesco como que a mayor aumento del deficit mayores tipos tendrán que pagar por esa deuda y sin contar con que el estado no tiene los mecanismos para saber donde mejor debe ir ese dinero.
La burbuja de mielda sería cada vez mayor sin solucionar nada y con una inflación galopante y nulo crecimiento debido a los pagos de deuda son cada vez mas altos y que las inversiones de dicha deuda han ido para cosas absurdas que no eran necesarias.
Conclusión todos mas pobres menos los que se beneficien de esas emisiones de deuda, claro, aunque a la larga y eso que lo diga Rallo, creo que todos salen mal parados, unos mas que otros, pero al final todos caen...
Saludos!!
P.D: Rallo para cuando mas informes de coyuntura del instituto?, tengo el subrayador mu parao jaja
Enviado por el día 24 de Noviembre de 2008 a las 19:44 (5)
Espero que en unos diez días aparezca el boletín del segundo trimestre de 2008. Ya está casi terminado.
Enviado por el día 24 de Noviembre de 2008 a las 20:19 (6)
Hola de nuevo.
No me he explicado antes. Sin duda hay un claro paralelismo entre la obsesión por la insuficiencia de demanda agregada de Keynes y el bajar impuestos "para" fomentar el consumo. En este sentido tenéis razón.
Pero yo me refiero sólo a Keynes y su "Teoría general" en particular: allí Keynes no aboga por reducir impuestos para aumentar el consumo. De hecho la confianza que tiene Keynes en los agentes privados es poquísima. Para él, y según su teoría de la probabilidad, los agentes económicos ponderamos muy débilmente nuestros juicios sobre el futuro. Para Keynes, los seres humanos adoptamos conductas pautadas que imitamos a los demás (¿Hayek?), pero el elemento anterior es el que determina que haya una insuficiencia en el gasto y en la inversión (que van de la mano). Sólo hay un cierto tipo de empresario/inversor con unas determinadas características ("animal spirits"..que no son irracionales) que 'se atreve' con el futuro.
Para Keynes los agentes privados ponderan muy débilmente la eficacia marginal del capital de sus inversiones; por eso, como dice el loco al final de su capítulo 12, sobre las expecattivas, debe ser el Estado, "que es capaz de calcular la eficacia marginal del capital social" el único que puede impulsar la inversión para llevar a la economía a un equilibrio con pleno empleo (en este punto del libro, ni siquiera confía en unos bajos tipos de interés para aumentar la eficacia marginal delcapital)
Para fomentar el consumo privado, abogaba por la redistribución de la renta en favor de las rentas bajas (con mayor propensión marginal al consumo) en detrimento de las altas.
¡Menudo libro!
Enviado por el día 24 de Noviembre de 2008 a las 23:05 (7)

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