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10 de Abril de 2009

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Todo un hombre de Estado
Bitácora de Juan Ramón Rallo Julián

Geithner contra Geithner

Como vemos en el post anterior, la madre del cordero de esta crisis es, en última instancia, la confusión entre ahorro y saldos de caja. Cuando una entidad arbitra plazos pretende poseer liquidez al tiempo que dice estar invirtiendo esos fondos en otros activos. Así, los bancos de inversión no tenían activo circulante suficiente para amortizar el pasivo circulante, pero como se asumía que algunos activos fijos, como las titulizaciones hipotecarias, podían realizarse sin pérdida de valor (y aquí entra la responsabilidad directa de los bancos centrales, ya que fueron ellos quienes permitieron que este espejismo se mantuviera durante varios años), las inversiones a largo plazo también servían para atender las deudas a corto.

En junio de 2008, Geithner describió en un párrafo relativamente bien el proceso:
Este sistema paralelo ha financiado estos activos con deuda muy a corto plazo gracias a operaciones de repo bilaterales o trilaterales. Tal y como fue aumentando el volumen de actividad en los mercados de repo, la variedad de activos así financiados se extendió desde los más líquidos a los menos líquidos. Sin embargo, se asumía que estos activos podían realizarse por su valor en el balance, en parte porque esos activos tenían un rating crediticio similar a otros que pudieron venderse sin problemas en tiempos de turbulencias financieras. Pensaban que la liquidez de esos activos iba a conservarse siempre sin ningún problema, sólo porque lo había hecho durante bastante tiempo.
La descripción tiene algunos errores (los activos no eran líquidos, sino negociables) y algunas lagunas (eran negociables porque los bancos centrales los aceptan como colateral para refinanciar la deuda a corto de los bancos, esto es, tenían siempre un demandante de última instancia).

Lo que me interesa, sin embargo, es resaltar que Geithner, si bien observa donde está el origen de nuestros problemas financieros, no entiende en absoluto las causas de que esa estrategia sea insostenible. Unos párrafos antes, el propio Geithner comenta:
La gestación de este boom incluye un gran incremento de la cantidad de ahorros en relación con las oportunidades de inversión, un largo período de bajos tipos de interés reales alrededor del mundo, la mayor fluidez con la que se desplazaban los capitales por el undo y una menor percepción de riesgo e inflación.
Básicamente Geithner se suma a la teoría del savings glut. El problema es que poniendo en relación ambos párrafos, Geithner llama ahorro a lo que son saldos de caja. Los acreedores a corto plazo de los bancos no están ahorrando, ya que en cuyo caso tendrían que renunciar durante el período que dura la inversión a la disponibilidad de sus fondos; lo que hacen es conservar esos fondos en créditos a corto plazo que, sin embargo, se están utilizando para llevar a cabo inversiones a largo plazo.

El problema, por tanto, es el contrario al que apunta Geithner: había demasiadas inversiones y demasiado poco ahorro para financiarlas. El propio Geithner, por tanto, es presa del error que ha alumbrado este sistema financiero, creer que el dinero puede estar disponible para cuando lo necesitemos y a la vez invertido a largo plazo.

De ahí que las soluciones que aporte Geithner o sean irrelevantes (regulación) o insuficientes (reforzar los fondos propios). Obviamente, si exigimos que los bancos estén más capitalizados, la expansión crediticia que puedan realizar (inversión no respaldada por ahorro) se reduce. En el límite, si exigiéramos unos fondos propios del 100% sobre los activos, entonces no tendríamos un descalce de plazos. Lo que no entiende Geithner, sin embargo, es que reforzar un poquito los fondos propios del banco no evita las crisis, ya que para ello los bancos tendrían que incrementar sus fondos propios en la misma medida en que conceden crédito no respaldado por ahorro, de modo que la expansión crediticia quedaría autoesterilizada. Como explica Huerta de Soto en su libro (ay, si lo hubiesen leído):
Salvo que a lo largo del proceso, y con carácter independiente y voluntario, se produzca simultáneamente un incremento del ahorro voluntario de un importe al menos igual al crédito de nueva creación concedido de la nada por la banca, no será posible el mantenimiento y culminación de las nuevas etapas emprendidas más intensivas en capital, y se verificarán los típicos efectos de reversión que ya hemos estudiado con detalle, surgiendo con ellos la crisis y la recesión económica.
Eso es lo que Geithner no entiende y por eso las reformas del sistema financiero que están sobre la mesa no evitarán las futuras crisis económicas,

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