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10 de Junio de 2009

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Todo un hombre de Estado
Bitácora de Juan Ramón Rallo Julián

Fekete: Tipo de interés y tipo de descuento (Segunda parte)

(Esquema basado en el paper Interest and Discount)
  • Ya hemos visto que el tipo de descuento es el precio que se paga por el anticipo de promesas de pago de dinero libradas contra bienes altamente líquidos. ¿Pero cómo surge y se determina el tipo de descuento?
  • La teoría del tipo de descuento es simétrica a la del tipo de interés, pero con diferentes características: el tipo de interés regula el crédito basado en ahorro y el tipo de descuento el crédito basado en la compensación; el crédito basado en ahorro sirve para financiar el capital fijo y el crédito basado en compensación sirve para financiar el capital circulante; el tipo de interés se regula por la propensión a ahorrar y el tipo de descuento por la propensión a consumir.
  • Los tipos de descuento e interés no varían inversamente, ya que la propensión a ahorrar no es la inversa a la propensión a consumir, ya que existe la propensión a atesorar, que no es una clase de propensión a ahorrar.
  • Adam Smith define el capital social circulante como aquella masa de bienes terminados y semiterminados en proceso de venta urgentemente demandados por los consumidores (en realidad, es el valor de mercado de esos bienes).
  • El capital social circulante cambia de composición y de tamaño. Cambia de composición en cada estación (los tipos de bienes que lo conforman son distintos pero el valor monetario agregado es el mismo) o de tamaño con la propensión a consumir (el valor monetario aumenta conforme más bienes se demanden con urgencia).
  • Cada bien que conforma el capital social circulante tiene su propia productividad para el comerciante que quiere venderlo: el margen unitario de ese producto dividido por el tiempo medio que tarda en venderse (básicamente margen unitario por su rotación. Así, la rentabilidad anual de un producto con un margen del 1% y una rotación de 12 es del 12%).
  • El bien con una productividad más baja de toda la masa de bienes que componen el capital social circulante determina la productividad marginal de ese capital y el comerciante que lo tenga en venta será el comerciante marginal.
  • El comerciante marginal está permanentemente comparando la rentabilidad de su producto marginal con la rentabilidad que ofrece el descuento de letras de cambio de otros comerciantes supramarginales.
  • Por tanto, el comerciante marginal actúa como un arbitrajista entre el mercado de mercancías y el mercado de letras de cambio: cuando la rentabilidad de las letras es superior a la de su mercancía marginal, deja de renovar el pedido de la mercancía marginal e invierte esos fondos en descontar letras; si la rentabilidad de las letras cae por debajo de la de mercancía submarginal, endosará las letras (o las dejará vencer) y utilizará los fondos para encargar esa mercancía ahora marginal y venderla en su tienda.
  • Aquí se observa una clara simetría entre la teoría del interés y la del descuento. En la primera, si el tipo de interés superaba la productividad marginal de los empresarios, éstos dejaban de invertir en su negocio conforme se depreciaba y pasaban a invertir en bonos de oro; aquí si las letras superan la productividad marginal del capital social circulante, los comerciantes dejan de ofertar las mercancías marginales e invierten en letras de otros comerciantes.
  • Si la propensión a consumir se expande, el volumen del capital social circulante aumenta y la productividad marginal del capital social circulante cae (el comerciante incorpora bienes con menores márgenes y por la tanto la productividad del bien marginal es menor); si la propensión a consumir cae, el volumen del capital social circulante disminuye y la productividad marginal del capital social circulante aumenta (el comerciante retira los bienes marginales de modo que la productividad del nuevo bien marginal es mayor).
  • Por tanto, si los comerciantes están arbitrando continuamente entre las mercancías marginales y las letras de cambio, una menor propensión a consumir provoca un incremento del tipo de y una mayor propensión provoca una caída del tipo de descuento.
  • En definitiva, el tipo de descuento varía en la misma dirección que la propensión a consumir y equivale a su inverso que es la productividad marginal del capital social; el tipo de interés varía en la misma dirección que la propensión a ahorrar y equivale a su inverso que es la preferencia temporal. Entre ambas se sitúa la propensión a atesorar, que hace posible que ambas preferencia varíen al alza o a la baja a la vez.

Comentarios

 
excelente...
Enviado por el día 10 de Junio de 2009 a las 15:15 (1)
Fekete acaba de poner un nuevo escrito en su página web. Se titula "Fiat Money In Death Throes"

http://www.professorfekete.com/articles/AEFFiatMon...

Si veo algo nuevo para el seminario de este fin de semana, lo pondré más tarde.
Enviado por el día 11 de Junio de 2009 a las 12:59 (2)
No veo nada nuevo en el último escrito de Fekete. Repite que el actual sistema monetario está "en sus últimos estertores" (aunque añade que todavía puede continuar algún tiempo, y que el cambio no vendrá porque lo pidan los ciudadanos. Tampoco ve ningún líder político con posibilidades de ganar que impulse un cambio hacia el patrón oro, por lo que concluye que el cambio será violento:

"What this means is that there is no hope for change through peaceful means. When change
finally comes, it will be through violence. When the economic pain inflicted on the people
reaches unbearable heights, anarchy and chaos will ensue. This is precisely what the great
monetary tradition of the English-speaking countries, in ruling out irredeemable currency and
mandating a metallic monetary standard, was designed to prevent."
Enviado por el día 11 de Junio de 2009 a las 13:43 (3)
Me gusta mucho más el enfoque de Fekete que el de Mises.

Por otro lado, hay una cuestión que muy pocos teóricos abordan. En todas estas aseveraciones de Fekete aparecen una serie de variables:

- Propensión a ahorrar
- Porpensión a consumir
- Propensión a atesorar / desatesorar

Que son determinantes en el desarrollo del proceso (ciclo) económico. Pues bien, estas propensiones son bastante racionales en lo cotidiano (consumo). Como norma general, distinguimos bastante bien que la verdura ha de ser más barata que la carne, que los calcetines son más baratos que los zapatos. Y si pagamos mucho más de lo habitual por algo cotidiano (por capricho o por pegarnos un lujo), también solemos ser conscientes de ello.

Otro asunto muy distinto es cuando hablamos de inversión (no de consumo). Aquí como norma general sucede al revés, nos equivocamos sistemáticamente y además en masa. Por ejemplo, los máximos en las bolsas se marcan cuando más público acude a las mismas a comprar. Se podría decir lo mismo con la vivienda. Jamás ha habido tanta ansia por comprar una casa como en la última etapa de la burbuja inmobiliaria.

Este comportamiento no es en absoluto racional, proviene de otro patrón del comportamiento humano que no tiene nada que ver con el raciocinio. Ese patrón responde a la necesidad del ser humano de pertenecer al grupo (la Sociedad).

La pregunta siguiente sería, ¿hacía donde va la Sociedad? La respuesta racional sería que "hacia donde lo dirigen sus líderes (gobiernos)", pero la realidad es que los gobiernos están a la cola de la Sociedad, son siempre los últimos en enterarse. Prueba evidente: Cuando todo el mundo sabe que ahora hay que desendeudarse, los gobiernos no solo no lo hacen si no que aun se están endudando más.

La "dirección" de la Sociedad depende de su estado de ánimo global, que no viene dirigido por ningún individuo o grupo de individuos. Tiene su propio dinamismo interno.
Enviado por el día 15 de Junio de 2009 a las 14:51 (4)

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