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27 de Junio de 2009

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Todo un hombre de Estado
Bitácora de Juan Ramón Rallo Julián

La estupefaciente realidad del empleo verde

Hemos subido en el Instituto Juan de Mariana la réplica completa a José María de la Viña, sin cortes, publicidad, apostillas, lamentos, comentarios o necrológicas. Y con el título, que ni siquiera eso apareció:

El número de proyectos técnicamente posibles y de los que nos podríamos beneficiar es casi infinito. Pero precisamente porque los recursos no son infinitos y hay que economizarlos, no pueden iniciarse todos a la vez; hay que priorizar, esto es, elegir unos y descartar otros. ¿En base a qué criterios? El criterio del libre mercado es bastante claro: dedicar los recursos con un menor coste (aquellos que tienen usos alternativos poco importantes) a producir los bienes que se esperan vender a un mayor precio (aquellos relativamente más importantes para los consumidores). De este modo, las necesidades más acuciantes se van satisfaciendo con las menores renuncias posibles.

¿Qué criterio ofrece De la Viña para asignar los recursos? Realmente ninguno: propone que España se dote de “políticas de Estado (…) razonables, sensatas, coherentes, consensuadas y con un amplio horizonte temporal”. Pero esto no es más que un desiderátum sin contenido concreto alguno. Lo podríamos colocar en la misma categoría de ingenuas buenas intenciones sin más utilidad que el confortable sentimentalismo que “hay que terminar con hambre en el mundo” o “deseo la paz mundial”.

Lo esencial, sin embargo, no son los puestos de trabajo que haya creado la energía renovable, ya que bien podríamos haber generado más empleos subvencionando sectores menos capital intensivos. Lo esencial son los más de 28.000 millones de euros que van a tener que arrebatarse al resto de la economía sólo para lograr que las renovables sean rentables. Ese es el auténtico error y perjuicio que generan: creer que tapiando las ventanas y prohibiéndonos aprovechar la luz del sol incrementaremos la riqueza nacional y el empleo en la industria de velas o bombillas. No, ningún país se vuelve más rico encareciendo el precio de su energía; incluso la propia investigación en energías renovables más eficientes se vuelve más productiva si la electricidad que utilizan los investigadores es más barata.

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Comentarios

 
Rallo,

Todo un ejemplo de respuesta equilibrada. Me gusta como acabas. Se puede querer invertir más en energía renovable por querer reducir emisiones de co2 o por ser más autosuficientes. Pero como demostráis esos objetivos no salen gratis (y ciertamente no son la base de un nuevo modelo productivo).

Asi que digamos claramente cuánto cuesta y después tengamos el debate acerca de si merece la pena. En estos momentos de sobrecapacidad de generación eléctrica y de déficit público brutal creo que la respuesta está clara. Ni un duro más!
Enviado por el día 27 de Junio de 2009 a las 18:39 (1)
Una historia interesante sobre los fascistas verdes: http://www.telegraph.co.uk/comment/columnists/chri...

Las Naciones Unidas organiza una reunión sobre el impacto del cambio climático en la población de osos polares y le dice a uno de los expertos sobre osos polares de más renombre que no está invitado. Por qué? Porque su investigación demuestra que la población de osos polares ha subido bastante en los últimos años y en su opinión la reducción de la capa de hielo en el ártico lo está causando un cambio en las corrientes oceánicas y no el CO2.

Con estos inquisidores oficiales al mando cómo se va a hacer caso a labores de investigación como la vuestra?
Enviado por el día 27 de Junio de 2009 a las 20:55 (2)

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