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2 de Septiembre de 2003

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Todo un hombre de Estado
Bitácora de Juan Ramón Rallo Julián

La Bancarrota por Carlos R. Molina


Estando ahora en época de purgas socialistas ( la más reciente en Marbella), parece interesante replantearse las ideas que la izquierda lanza a la sociedad sobre el PP, a saber: que es un partido totalitario y jerárquico en el que todos siguen ciegamente las directrices del líder, frente al PSOE, partido plural, democrático, donde la diversidad de ideas es la tónica predominante. Y tanto: que alguien me compare el PSOE de Madrid con el de Castilla la Mancha con el de Cataluña o el País Vasco. Pero, ¿Es esta característica algo positivo para un partido político? Bueno, si la palabra cohesión y credibilidad les preocupa algo, la respuesta es no.

Los partidos políticos funcionan como empresas- intervenidas, pero empresas- y como tales, deben tener una estructura clara y jerárquica (que no es lo mismo que centralizada), una buena organización y, sobretodo, una imagen nítida hacia el consumidor. Si el PSOE fuera una empresa, no quiero saber lo que pasaría (uno acaba comprendiendo su amor al Estado, ¿quién si no saca las castañas del fuego a las empresas fracasadas?).

En el tema de los tránsfugas hemos podido observar un claro ejemplo de esta crítica: en pleno apogeo de la guerra de Irak la alianza Socialista-Comunista intentó amotinar a los militantes del PP para que se opusieran a las decisiones de sus superiores en la sesión que se organizó para pedir la opinión de toda la cúpula popular. Mal les salió el tiro cuando, no solo todos los parlamentarios del PP votaron a favor de la guerra, si no que uno del PSOE también lo hizo. Evidentemente, este resultado se atribuyó al totalitarismo del PP. Del mismo modo, apoyaron las dimisiones laboristas ingleses y las deserciones militares.

Sin embargo, en el caso madrileño, el PSOE se ha convertido en el mayor detractor del transfugismo y de la huida de las responsabilidades del Partido. Se han empeñado tanto en conseguir el gobierno de Madrid que no se dan cuenta que están incitando a sacar a la luz todos sus trapos sucios, su diversidad y su pluralidad. ¿Qué resultado tiene esto? Una imagen muy confusa de lo que busca el PSOE ( y su ambigüedad respecto al nacionalismo no ayuda demasiado). La empresa, José Luis, se le va a la bancarrota.

Comentarios

 
El artículo olvida dos cosas a mi juicio importantes:

1. La jerarquización no es lo mismo que el clientelismo interno (que termina en bronca por un quítame allá ese cargo). El clientelismo se genera por el sistema partitocrático y este por un sistema electoral que hace que de los diputados representantes no tanto de los ciudadanos como de las cúpulas regionales o nacionales de los partidos.

2. Un partido puede ser plural, ideológico (y no solo una coalición de aspirantes a cargos) y jerarquizado al mismo tiempo. Véase el caso inglés o el canadiense. Lo que hace falta para eso es un sistema electoral en el que los representantes sean elegidos directamente, no en listas abiertas ni cerradas. Una vez más el ejemplo es Gran Bretaña.
Enviado por el día 2 de Septiembre de 2003 a las 21:19 (1)
Ciertamente. Lo que no quita que, al elegir entre guatemala y guatepeor, hay que quedarse con la primera.
Enviado por el día 3 de Septiembre de 2003 a las 00:18 (2)
Hombre, el sistema inglés también tiene un defecto, y es que sólo con que un partido saque sólo UN voto más en cada una de las circunscripciones, tendría el 100% de los escaños, y eso tampoco es. En un artículo publicado en la Ilustración Liberal nº 9 Fernando Prieto publica un artículo llamado "Un nuevo sistema electoral para una nueva democracia" que tiene su miga. Se puede consultar en : http://www.libertaddigital.com:83/ilustracion_libe...
Enviado por el día 3 de Septiembre de 2003 a las 15:36 (3)

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