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16 de Febrero de 2004

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Todo un hombre de Estado
Bitácora de Juan Ramón Rallo Julián

Hipercapitalismo


Parece que el palabro "ultraneoliberalismo tardocapitalista" se le ha quedado estrecho al marxismo realmemte existente. Es la era del hipercapitalismo. Hemos vuelto al fundamentalismo decimonónico. Así opina Francisco Morote:

Hoy el mundo, mucho más que en las dos últimas centurias, depende de muy pocas voluntades. Quizá sean sólo unos miles, o unas decenas de miles de hipercapitalistas quienes conduzcan, a mi juicio con grave riesgo para todos, al conjunto de la humanidad.

Que los hipercapitalistas dirijan a la humanidad es, sin duda, ruin. Desde José Antonio sabemos que a la humanidad deben moverla los poetas, o falta de los mismos, los hiperintelectuales como Morote. ¿Se imaginan que frutración? Morote, quien se sabe nacido para comandar las destinos de miles de seres humanos, ha de contemplar impasible cómo cuatro hipercapitalistas que han basado su enriquecimiento en satisfacer a cientos de millones de personas, siguen triunfando en el mercado. ¡Hasta ahí podríamos llegar!

[Los hipercapitalistas] Ciegamente, incansablemente, buscan el modo de acumular y seguir acumulando más y más capital. En su obsesión por tener y dejar a sus herederos más de lo que ya recibieron, extienden su filosofía posesiva a más y más aspectos de la vida.

¿Cómo consiguen esas acumulaciones de capital? Esa es la pregunta pertinente que debe ser respondida. El Estado, dada su congénita ineficiencia, debe recurrir a la imposición fiscal para retraer recursos de aquellos destinos a los que, los ciudadanos, en el caso de poder elegir, destinarían su dinero. ¿Los hipercapitalistas actúan igual? ¿O deben someterse y tener en cuenta el fin y el objetivo ajeno para cumplir los suyos? El capitalismo es un sistema en el que, para lograr tu felicidad, primero has de buscar la de los demás. Si los hipercapitalistas no actúan de semejante manera, ¿cómo consiguen su dinero? ¿A través del Estado? ¿Y el Estado es capitalismo?

En su demencia Morote critica que se alcancen límites tan absurdos como el de comercializar la sangre: "La sangre humana - dictaminaba ya en 1966 la Comisión Federal de Comercio de los Estados Unidos -, es una mercancía".

Esto es curioso; tenemos que asistir diariamente a la carestía de sangre en los hospitales y se sigue bloqueando la constitución de un mercado para la sangre. ¿A quién daña donar sangre? ¿Y a quién daña recibirla? ¿Es que acaso estamos moralmente(y a la larga, legalmente) obligados a donar sangre? ¿Se le ocurre al inteligente Morote otro remedio, a excepción de permitir el comercio de sangre, con el que solucionar su déficit? Y si no se le ocurre, ¿es preferible que siga faltando sangre a pagar voluntariamente un precio por ella? ¿Y todo ello porque el sabio Morote así lo decida?

Quienes tienen inmensas fortunas, inmensos capitales pretenden con su dinero poder comprar y vender cualquier cosa, producto o servicio que pueda existir o que quepa imaginar sobre la faz de la Tierra y, también, por qué no, en la Luna y en Marte

Me parece que el sr. Morote desbarra de una manera tremenda. En toda compraventa hay dos partes: el que compra y el que vende. Si el adquiriente puede comprar es porque el vendedor quiere vender; en otras palabras, porque la compensación -generalmente dineraria- que se le ofrece al vendedor es, según su criterio, mayor que aquello de lo que se desprende. Por supuesto, el comprador también valora más la mercancía recibida que la riqueza que consume. Por tanto, en todo contrato voluntario ambas partes deben salir necesariamente beneficiadas; en caso contrario, no tendría lugar la misma. ¿Qué problema tiene Morote en que dos personas puedan intercambiar libremente sus bienes y servicios? ¿Qué problema tiene en que el bienestar de sendas personas se incremente?

El caso de la Luna o Marte no es, en ningún caso, distinto. Cabrá hablar, en todo caso, sobre cómo constituir la propiedad en tales parajes. Pero una vez instituida, es obvio que sus legítimos propietarios podrán enajenarla. ¿Por qué sr. Morote? ¿Le molesta que la gente pueda decidir sin tener en cuenta su criterio? ¿Debemos pedirles permiso a usted y a sus camaradas para poder actuar en esta, nuestra vida?

Con ellos vamos, inexorablemente, al mundo- mercado, al universo-mercado que, cuanto menos tiene y tendrá un grave, insuperable y dramático defecto, no puede, ni podrá ser democrático.

Nadie ha hablado de mercado democrático. El mercado es muy superior a cualquier democracia; precisamente porque el modelo estalista de la democracia no es más que una dictadura de la mayoría. La decisión de lo más, vincula necesariamente a los menos. La libertad de las minorías queda, en consecuencia, seriamente dañada.

En el mercado, en cambio, las acciones y decisiones de unos no afectan ni coaccionan al resto. Todas las relaciones son voluntarias; no puede recurrirse a la fuerza para alterar las preferencias individuales, ni puede esclavizarse a otros para perseguir fines secundarios y escasamente prioritarios.

Claro que a Morote esto no le gustará. Para que los intelectuales de su calaña puedan medrar necesitan recurrir al ordeno y mando estatal. Por eso lo adoran y camelan. No tienen otro oficio ni beneficio. El estatismo lleva a la clientelización e idiotización de parte de sus cobayas. Sobre todo cuando hay cobayas tan dispuestas a ser necias mamporreras.

Comentarios

 
Soberbio desmantelamiento de los "argumentos" de la progresía. No hay nada mas que agregar, la belleza está en la sencillez
Enviado por el día 16 de Febrero de 2004 a las 20:26 (1)
Felicidades por el artículo Juan ramón .De todas formas creo que Morote , cuando vaya a cenar con sus amigos solidarios , debería permitirnos participar en la eleccion del menú a degustar por esta élite,en aras a profundizar en el control democrático de las decisiones económicas.
Enviado por el día 16 de Febrero de 2004 a las 20:33 (2)
Muy bien señor Rallo. Pero sin Estados mínimos ni otras mariconadas. Sin estructuras coactivas de defensa de la propiedad. Nadie tiene derecho a obligarme a pagar nada, ni aventuras bélicas, ni policía, ni tribunales. Le respeto por su coherencia, y créame que empiezo a tener curiosidad por ver sus ideas puestas en práctica.
Enviado por el día 16 de Febrero de 2004 a las 21:16 (3)
El problema es el concepto que tienen los socialistas de "libertad" y como lo confunden con "igualdad" despues de mucho tergiversar lo que es el poder como facultad.Pero todo esto ya lo desentraño Hayek hace tiempo y como vosotros ya lo habeis leido pues os ahorro el repertirlo.
Lo que si es gracioso es que cuando a los socialistas les conviene defienden justo la idea contraria.Y es que no hay autor liberal por brillante que sea que pueda hacer lo que cualquier socalista,hasta el mas memo, puede;Defender algo y su contrario a la vez y sin contradiccion aparente:Cuando el mercado no me gusta defiendo la "politica" frente al capitalismo.Pero cuando las urnas no me gustan defiendo "la calle" y hablo de la "dictadura de la democracia".
Enviado por el día 16 de Febrero de 2004 a las 21:54 (4)
"El capitalismo es un sistema, en que para buscar tu felicidad primero debes buscar la de los demás" Eso incluye el libre trafico de drogas, (que se defiende aquí) que hace muy felices a sus consumidores.
Enviado por el día 16 de Febrero de 2004 a las 22:29 (5)
Evidentemente lo incluye. Podemos considerar erróneo consumir drogas, pero ¿ello nos legitima a actuar contra quienes no lo creen?
Enviado por el día 16 de Febrero de 2004 a las 22:52 (6)
De acuerdo señor Rallo, entonces reformulemos la frase: "En el capitalismo para conseguir ingresos tienes que proporcionar a la gente lo que ella quiera" Y si proporcionar a la gente medios con lo que arruinar su salud le da a uno felicidad, mejor que mejor.
Enviado por el día 16 de Febrero de 2004 a las 23:03 (7)
Por cierto el señor Morote Costa si tiene oficio y beneficio, es profesor de geografía e historia. Trabaja para el Leviatán pero trabaja.
http://www.isabeldeespana.org/~fmorote/
Enviado por el día 16 de Febrero de 2004 a las 23:28 (8)
Se alcanza la felicidad, a priori, consiguiendo los fines que cada uno se propone. Por supuesto se pueden cometer "errores empresariales", esto es, creer que serás feliz de determinada manera y, al final, no serlo; errores de cálculo, no necesariamente monetario. De ahí el aprendizaje.
Pero no tiene sentido obligarle a seguir la conducta que nosotros creemos que seguirá tras haber tropezado, porque quizá no tropieza o no juzgue haber tropezado.
Enviado por el día 16 de Febrero de 2004 a las 23:29 (9)
Antonio, tanto tiempo por aquí, y aún no sabemos que el beneficio no tiene por qué ser estrictamente monetario? ;-) Por cierto, no me llames señor :)
Enviado por el día 16 de Febrero de 2004 a las 23:31 (10)
Es por respeto hombre, y además queda muy burgués. Pero como quieras.
Enviado por el día 16 de Febrero de 2004 a las 23:48 (11)

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