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11 de Marzo de 2006

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1812
Bitácora de Daniel Rodríguez Herrera

Lecturas de un sábado triste

Como siempre que tengo un sábado más o menos libre, estoy dando buena cuenta de lo pendiente en mi Bloglines:
  • Excelente Manuel Molares, como casi siempre, refiriendose a Leo Bassi.
  • Clausius da una razón por la que es bueno que gobierne la izquierda, al menos de vez en cuando. Triste razón, eso sí.
  • David Friedman habla del pico del petróleo y de cómo, según el modelo neoclásico, no se pueden dar crisis apocalípticas. Al menos, no según algunas asunciones previas, una de ellas la inviolabilidad de la propiedad de los pozos petrolíferos, asunción muy optimista en el mundo socialista en el que vivimos.
  • Tyler Cowen nos habla de un libro donde se preguntan por las licencias profesionales, llegando a la conclusión de que sirven más para restringir la competencia que para asegurar estándar alguno de calidad.
  • Luis del Pino escribe sobre lo realmente importante del 11-M.
  • Una denuncia de la judeofobia del New York Times.
  • Dhimmi Watch hace referencia a la furia contra un documental checo hecho con cámara oculta donde el reportero simulaba tener intención de convertirse y preguntaba cosas a los musulmanes, que comparaban a los terroristas suicidas con Jan Palach y expresaban su deseo de que la sharia estuviera vigente en la república.
  • Tim Blair se pregunta cómo es posible que Bush y los musulmanes estén bajos en las encuestas y sólo en el segundo caso los "expertos" se refieran a la demonización desde los medios. También se cuestiona cómo es posible que Cindy Sheehan tenga tiempo para pasearse por los medios y ser portada del Vanity Fair pero su hijo siga en una tumba sin nombre.
Reconozco también mi curiosidad por saber a quien se refiere Quiñonero con ésto:
En el primer periódico en el que cobré un sueldo (el viejo Informaciones, durante las épocas de MA Gozalo y Jesús de la Serna) trabajó, muchos años más que yo, un viejo periodista… que estaba perseguido por razones más o menos políticas. Su director (cuando yo era un bebé) le dio como única faena copiar el listín telefónico. Debía copiar durante sus horas de trabajo: y entregar sus copias en la secretaría del director, al marcharse, a su hora. Un día, el viejo periodista apareció ahorcado en la sala de máquinas: había puesto fin voluntariamente a aquella humillación. Cuando yo llegué a Informaciones, el antiguo director que había conseguido el suicidio del viejo periodista era un afamado crítico de teatro, que pasaba por ser “maestro de periodistas”.
También hay unos cuantos blogs recomendables que he ido descubriendo estos días: Pandemonio, Capitalismoliberal y The Case for Small Goverment. Quizá añada en breve algún que otro blog a Red Liberal.

Comentarios

 
Historias como las que cuentas me reafirman en la fe budista. La ley del karma es inexorable, como los hijos de ese afamado crítico de teatro, muertos uno por suicidio y otro por sobredosis, atestiguan. Los hindúes y budistas dicen que lo peor de la rueda del karma es que no pare en esta vida, y que te lleves cuentas pendientes a la otra. Espero que el maestro de periodistas lo haya pagado todo en esta vida, porque no sé si aguntaremos otro como él en la próxima encarnación.
Enviado por el día 12 de Marzo de 2006 a las 11:25 (1)

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