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17 de Diciembre de 2006

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1812
Bitácora de Daniel Rodríguez Herrera

¿Por qué hay peones negros?

Paco, un peón negro de Madrid, lo explica muy bien. Extraigo dos fragmentos (grandes):
Vivo en el Corredor del Henares y todos los días viajo en esos trenes. Aquel fatídico día 11 de marzo de 2004 tuve la inmensa suerte de no coger ninguno de los trenes de la muerte.

Yo no soy una víctima, pero todavía recuerdo el abrazo emocionado y las lágrimas de mis compañeros cuando, dos horas tarde, por fin aparecí en el trabajo. Todavía recuerdo a aquella compañera de trabajo con la que tantas veces coincidía en el tren, y que nunca llegó.

Tuve suerte, mi cuerpo no sufrió las heridas producidas por las bombas puestas por unos desalmados. Pero aquel día mi vida cambió. Aquel día sentí que nada volvería a ser igual. Lo que no sabía era cuánto ni en qué sentido iba a cambiar.

Hace un par de semanas pregunté a una persona a la que admiro y aprecio mucho: ¿Por qué?, ¿Por qué estás en esto? ¿Por qué trabajas horas, le echas dinero, esfuerzo y preocupaciones?

Me contestó algo que me sorprendió, pero que me llegó muy dentro. Me dijo: PORQUE AQUELLOS DÝAS NO ME DEJARON LLORAR...

¡Es verdad! ¡No nos dejaron llorar!

Convirtieron un drama humano, un sufrimiento inmenso en un arma política… nos obligaron a dejar de expresar el dolor y el horror que sentíamos para que nos definiéramos políticamente.

Después, pasado el tiempo, a ese inmenso sentimiento de frustración, a ese dolor inexpresado, a esa abrumadora sensación de incomprensión de lo que había ocurrido, se le unieron las dudas. Al pasar los meses, ir conociendo noticias y escuchando a los políticos, empezó a brotar en mí la sensación de que, además de hurtarme durante aquellos días mi derecho al sufrimiento y a buscar el calor y la comprensión en la UNIÓN de todos, me estaban nuevamente hurtando algo fundamental para mi vida: LA VERDAD.

[...]

He empezado diciendo: “Me llamo Paco, y soy un Peón Negro”. Parece sacado de esas películas en las que vemos a un ex-alcohólico haciendo confesión de su verdad. Mi familia y mis amigos saben que esa imagen no dista mucho de mi realidad actual. Yo, que era un ciudadano corriente al que no le interesaba meterse en jaleos, que pensaba que su vida auténtica estaba en otras cosas, como mi familia, mi trabajo, mis amigos, y mis hobbies... hoy me he dado cuenta, de que si dejo que los demás hagan y decidan por mí, seré un muñeco en sus manos.

¡Hoy sé, que una de las cosas más importantes que puedo hacer en mi vida es estar aquí!

Hoy, para mí, la pregunta no es: ¿por qué estoy aquí? La pregunta es: ¿Como podría no estar? ¿Como me podría mirar a la cara y sentirme digno, si no exijo y ejerzo mi derecho a saber la verdad de quien nos mató en aquellos trenes?
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Comentarios

 
Daniel, aunque en el texto falta el calor de su voz, rodeada de unos centenares de personas que escuchabamos emocionadas, y la evidencia de que no era un orador profesional, sino algo infinitamente mejor, un hombre libre que lucha por no dejar de serlo, lo he reenviado a veinte amigos.
Enviado por el día 17 de Diciembre de 2006 a las 19:12 (1)
Hay hasta profesores de universidad entre los Peones Negros. Y tienen página web.
Enviado por el día 17 de Diciembre de 2006 a las 23:22 (2)
Algunos deberían repasar "El conocimiento inútil" de Revel.
Enviado por el día 18 de Diciembre de 2006 a las 16:34 (3)

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