1 de Abril de 2007
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Bitácora de Daniel Rodríguez Herrera
Nicholas Stern
Tim Blair ha desmontado la afirmación de Sir Nicholas Stern de que "no se pueden exportar coches estadounidenses a China; no satisfacen los requisitos de emisiones", con lo que pretendía dar a entender lo malos que son los yanquis que no se preocupan nada por lo que sale por sus tubos de escape. Resulta que no sólo es mentira, y que hay coches norteamericanos vendiéndose en China, sino que son los autos chinos los que no cumplen los estándares de EEUU y la UE.
Esto, por sí solo, no tiene mucha importancia, pero es un síntoma del poco afecto por los hechos del economista preferido por los apocalípticos del calentamiento global desde que afirmara en su famoso informe que prevenirlo nos costaría un 1% del PIB mientras que por afrontar en el futuro sus consecuencias tendríamos que pagar un precio de entre el 5 y el 20% del PIB (aunque los ecologistas siempre dan sólo la última cifra, claro).
La imposición de medidas draconianas para intentar evitar el calentamiento global, aún suponiendo que funcionaran, tienen en su contra su enorme coste y el relativamente escaso coste de la adaptación a las nuevas temperaturas. Stern salió a la palestra para intentar desmentirlo y ha tenido un gran éxito a nivel de eslóganes. Imagino que escribiré más adelante sobre el tema, pero sólo quería apuntar que el informe no es más que un ejemplo de poner el carro delante de los bueyes. Una vez decididas las conclusiones, el economista ha estado escogiendo con cuidado las vías con que llegar a ellas. Sobrestima los costes del calentamiento global, y minusvalora los de emitir menos CO2. Y, por supuesto, no evalúa ninguna otra política alternativa.
Esto, por sí solo, no tiene mucha importancia, pero es un síntoma del poco afecto por los hechos del economista preferido por los apocalípticos del calentamiento global desde que afirmara en su famoso informe que prevenirlo nos costaría un 1% del PIB mientras que por afrontar en el futuro sus consecuencias tendríamos que pagar un precio de entre el 5 y el 20% del PIB (aunque los ecologistas siempre dan sólo la última cifra, claro).
La imposición de medidas draconianas para intentar evitar el calentamiento global, aún suponiendo que funcionaran, tienen en su contra su enorme coste y el relativamente escaso coste de la adaptación a las nuevas temperaturas. Stern salió a la palestra para intentar desmentirlo y ha tenido un gran éxito a nivel de eslóganes. Imagino que escribiré más adelante sobre el tema, pero sólo quería apuntar que el informe no es más que un ejemplo de poner el carro delante de los bueyes. Una vez decididas las conclusiones, el economista ha estado escogiendo con cuidado las vías con que llegar a ellas. Sobrestima los costes del calentamiento global, y minusvalora los de emitir menos CO2. Y, por supuesto, no evalúa ninguna otra política alternativa.
Comentarios
De hecho otro dia veia por tv un reportaje sobre las industrias automovilisticas que sobrevivieron al colapso de la union sovietica aunque relativamente sus precios son bajos (del 65 al 56 por ciento de su equivalente en europa) hablando de calidad, resistencia y contaminantes no salen bien librados.
Incluso se comento que en paises en desarrollo como el mio los estandares de los coches sin ser de primer mundo son mucho mejores a aquellos que se ensamblan en Rusia.
Incluso se comento que en paises en desarrollo como el mio los estandares de los coches sin ser de primer mundo son mucho mejores a aquellos que se ensamblan en Rusia.
Y creo que hay algo que no se debería obviar:
son diferentes los costes si la disminución de emisiones de CO2 se hace en tal cosa o en tal otra. Hay formas más económicas que otras de disminuir dichas emisiones.
son diferentes los costes si la disminución de emisiones de CO2 se hace en tal cosa o en tal otra. Hay formas más económicas que otras de disminuir dichas emisiones.
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