16 de Septiembre de 2008
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Cineastas progres contra críticos con el "cine de autor"
Leo en el blog de Oti Rodríguez Marchante que han enviado una carta a El País "cien firmas", que presupone desconocidas excepto los tres que encabezan la misiva –Miguel Marías, Erice y Guerín–, en la que piden no muy sutilmente a la dirección del diario que echen, a poder ser con una patada en el culo de esas que en Mortadelo y Filemón dejaban marca, al crítico de cine del diario Carlos Boyero.
Debo reconocer que, la verdad, es un crítico que no me gusta. Pero resulta que la razón para ponerle a caldo es que no le gusten los bodrios disfrazados como cine "de autor". Denuncian que abandonara en el Festival de Venecia la proyección de la última película de Abbas Kiarostami. Lo consideran "una anécdota que pone en evidencia que su protagonista no sólo ha renunciado a la crítica, sino que ha faltado a su deber como informador, demostrando su falta de respeto hacia los lectores". Pero según dice Oti:
Kiarostami, que ha hecho películas estimables y algunas excelentes (justo antes de que los "franceses" le convencieran de que es un genio), resulta que presentó fuera de concurso "Shirin", el contraplano de una película u obra de teatro, que no se especifica. El caso es que fuimos pocos los que aguantamos semejante chorrada (falsos planos de actrices iranís fingiendo "emociones" que ni siquiera se compaginaban con la acción en "off"), y de los pocos, la mayoría nos arrepentimos. Pero, es igual, allá cada cual con su arte y con su tiempo, ahora que irse de eso no es ninguna falta de respeto, es sencillamente sentido común. Y los lectores de un periódico serio le agradecen a su crítico la claridad y la rotundidad, porque así se ahorrarán, llegado el caso, el tenerse que ir ellos mismos de la sala.
Hay cosas peores, no obstante. Mi hermano me comentó hace unos días que fue a la Filmoteca con una amiga de esas snobs "hartas del cine comercial" a ver Zero/infinito, de la cual no sabía gran cosa aparte de que el autor dirigió en su día películas de Parchís, cosa que reconoce que le atrajo sobremanera. Resulta que al principio no se ve nada. Sólo hay un pequeño círculo que se va agrandando muy lentamente, mientras las voces van diciendo sus cosas. Al parecer, al final, una vez el círculo se agrandara lo suficiente como para ocupar toda la pantalla, se volvía a cerrar hasta que al final no quedara nada. Apasionante.
En cualquier caso, resulta curioso que estos personajes –que sin duda se autodefinirán adalides de la libertad de expresión– pidan "conocer cuál es la verdadera actitud de El País a este respecto". Ciertamente tienen todo el derecho del mundo a pedir que echen a quien no les gusta y a decirlo. Pero queda feo. Y es que claro, al parecer Boyero y El País apoyan "de tarde en tarde, a modo de detalle redentor, algún asomo de diversidad para dedicarse sobre todo a sostener y publicitar la producción cinematográfica más acorde –salvo las excepciones de rigor– con el dictado mayoritario de los ejecutivos de televisión y los intereses de aquellos productores, distribuidores y exhibidores que determinan el destino de nuestro cine". Es decir, que el problema de Boyero es que sus gustos coinciden bastante con los de los espectadores, pues productores y exhibidores quieren principalmente hacer dinero, cosa que sólo pueden conseguir captando clientes. Pues váyanse a tomar viento, señoras "firmas del cine". A ser posible, sin robar nuestro dinero para rodar sus bodrios.
Comentarios
También se denuncia que el punto de vista de este señor es poco innovador. También me parece legítimo.
http://cineypolitica.blogspot.com/2008/09/el-pas-c...
En cualquier caso, a mí lo que me sorprende es que haya liberales que firmen una carta en contra del "dictado mayoritario de los ejecutivos de televisión y los intereses de aquellos productores, distribuidores y exhibidores que determinan el destino de nuestro cine". Porque eso es poner el gusto elitista de unos profesionales subvencionados por encima del mercado.
¿Legítimo? Vale. ¿Presentable? No me lo parece, lo siento.
Por que en España siempre se experimenta con impuestos y no como Andy Warhol, por dar un ejemplo, que mal que mal se montaba sus performance vendiendo sus obras o con sus amigos ricachones?
Con todo, lo mejor es lo que se le achaca a Boyero. Y es que, ya que estamos, hay que leerse lo que dice el crítico antes de despellejarlo, porque de complaciente con los ejecutivos de televisión y tal y tal, nada de nada.
Vamos, que quien haya dicho eso no se ha leído una línea de Boyero. Lamentable contradicción, cuando menos.
Carlos es un gran escritor antes que nada (aunque, ciertamente, abusa de los adjetivos) y un crítico peculiar, no muy al uso, pero al menos honesto consigo mismo, como sabe cualquiera que le lleve leyendo muchos años, como servidor.
Independientemente de que pocas veces coincidan nuestros gustos cinematográficos.
Cuando habla de cine clásico y lo compara con el cine de autor/subvención simplemente pone las cosas en su sitio. Este último suele ser pretencioso y aburrido así que no me extraña que se haya ido a dar un paseo durante una proyección de esas características.
Ese acto vale más que una crónica, imprime la leyenda.
Lo normal cuando no te gusta algún crítico, articulista, blogero o editorialista de un medio es no leerle o dejar de leer el medio; en este caso, dejar de comprar el periódico o comprarlo y no molestarse en leerlo.
Pero claro, si se trata de El País esa opción no existe. La decisión de prescindir de un medio concreto la ejercemos el común de los mortales que trasladamos nuestras preferencias con naturalidad de unos medios a otros. Pero ¡cómo se va a privar un progre de leer El País! Así que la única opción es pedir que eliminen la molestia presencia de un articulista que no les gusta.
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