26 de Febrero de 2005

Era cuestión de tiempo y los esperanzadores acontecimientos que se estaban produciendo después de la muerte del terrorista Yaser Arafat, han encontrado su primer obstáculo importante. Ayer mismo, un terrorista se suicidaba por el método de la bomba en el cuerpo en un una discoteca de Tel Aviv, llevándose por medio la vida de cinco personas, de momento, y dejando mutiladas y heridas a varias decenas. Si bien, las Brigadas de los Mártires de Al Aqsa y la Yihad Islámica reivindicaron el atentado, luego lo desmintieron. Hizbulá, que fue implicada por la ANP, negó dicha actuación. Los israelíes dijeron que seguirían con la retirada de la franja de Gaza y pusieron en alerta a las fuerzas armadas declarando el toque de queda en Deir al Ghusun, localidad del terrorista. La ANP condenó el atentado y pidió una investigación conjunta del asesinato múltiple.

En el fondo nada nuevo, en apariencia. Los acontecimientos no nos suenan nuevos incluso en el orden cronológico, incluso en la forma que tienen los medios españoles, donde leo esta noticia, de exponer los hechos, creando por el arte del lenguaje la sensación de que los judíos siguen siendo los agresores y que los palestinos buscan la paz desesperadamente. Pero las cosas sí han cambiado, dicho sea esto con toda la prudencia del mundo.

La ANP se enfrenta a la debilidad de su propia esencia. Sin apenas descanso, tras unas jornadas muy duras en las que el propio Abu Mazen estuvo a punto de presentar la dimisión puesto que el Parlamento palestino no quería aprobar su gobierno, encabezado por Abú Alá en el cargo de Primer Ministro, el Presidente se enfrenta a una crisis que mostrará al resto del mundo cuáles son sus intenciones. De su manera de actuar se deducirá la implicación del nuevo Gobierno en el proceso de paz. También se deducirá cuánto y cuál es el poder que los nuevos dirigentes tienen sobre el conjunto de facciones y grupos que forman ese heterogéneo mundo que son los Palestinos.

Pero no menos problemas internos tendrá Sharon, amenazado por los judíos más ortodoxos por su plan de retirada de la franja de Gaza. Gerry Adams del Sinn Fein, personaje nada recomendable desde mi punto de vista, tiene razón cuando dice que la negociación más difícil es con los de tu propio grupo. Tal es el problema de este mal llamado "halcón" por sus detractores más antijudíos. Ariel Sharon cuenta con el apoyo de los americanos que en contra de lo universalmente aceptado, no se han mantenido siempre tan cercanos a sus aliados. Condoleezza Rice y Ariel Sharon han pedido a los palestinos que investiguen. A partir de ahora, deberemos prestar atención a los hechos, no a las palabras o los discursos o los titulares más o menos optimistas de los periódicos. Si Abu Mazen quiere una comisión bipartita para investigar el atentado, que la tenga pero lo que hay que cuidar es cómo actuará la policía palestina, policía que en época de Yaser Arafat colaboró, incluso activamente, con los terroristas.

Otro efecto posible de este atentado puede ser sobre el anuncio de Siria de su salida del Líbano, salida a la que de momento no ha puesto fecha. Un supuesto peligro y Damasco puede decidir no sacar el grueso de sus tropas aunque sí simular una salida de parte de su contingente. De esta manera contentaría a la siempre tibia ONU, cuando no colaboradora activa de estados totalitarios. Como dijo el sabio, pon tu confianza en los hechos y no te fíes de las palabras.