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16 de Agosto de 2006

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Areopagítica
Bitácora de Alberto Illán Oviedo

Ecotasas

Leo en El Mundo que el sector del automóvil está bastante mosca con el Gobierno. Según asegura Germán López, presidente de Aniacam, la implantación de una ecotosa está muy próxima. Eso sí, pide que ésta afecte a la utilización y que no se aumente la carga fiscal de la adquisición. Muy graciosos los de la industria automovilística, al menos podrían haber tenido la decencia y el buen gusto de pedir su no implantación y no señalar con el dedo a quién tienen que aplicársela. Afirma don Germán que el Impuesto de Matriculación se encuentra en vías de extinción y que, al haber sido transferido a las Comunidades Autónomas, estas deberán poder compensar el teórico descenso de la recaudación con otro gravamen.

No sería extraño que en los próximos años, gobierne quien gobierne, nos veamos inmersos en un explosión de ecotasas, no sólo en para el sector automovilístico, sino para el industrial, el urbanístico, el turismo, el consumo en general y cualquiera que el politiquillo de turno considere oportuno. Las condiciones para su implantación ya están muy maduras. Por una parte, el medio ambiente es un recurso en constante peligro. De crear esta sensación no sólo se han encargado los grupos ecologistas, las Administraciones Públicas a través de campañas y sobre todo, a través de la educación pública, han aleccionado a la población y sobre todo a los jóvenes, uno de los colectivos más dinámicos y comprometidos en esto del cuidado de medio ambiente con estrategias y sistemas rojiverdes, en este sentido.

La otra condición, aunque menos admitida por la mayoría, también está bastante madura. La necesidad de la existencia de los impuestos es un hecho que debe aceptar más del 95% de la población (lo sé, soy un optimista). Cierto es que a la mayoría les fastidia pagar impuestos pero... como les han dicho, les han enseñado, les han implantado con sangre y fuego en las neuronas que sin ellos, los pobres serían más pobres, los ricos serían más ricos, que la mayoría nos moriríamos por las calles sin seguro médico, que de viejos terminaríamos debajo de un puente sin el auxilio de nuestras egoístas familias, que las calles no existirían, que las carreteras serían simplemente unos caminos de cabras, que, en definitiva, nuestra propia existencia se la debemos a los sacrosantos impuestos, pues que remedio, habrá que pagarlos.

Con estas dos sensaciones, las ecotasas son de los gravámenes más lógicos. Responden a dos necesidades, la de cuidar nuestro planeta de nuestro egoísmo y la de llenar las arcas públicas de nuestros necesitados sistemas públicos de bienestar, independientementeclaro que luego el dinero se utilice para lo que nos dicen que se va a utilizar. Cierto es que luego nos sale la vena hipócrita, y ponemos el grito en el cielo si vemos que el impuesto se aplica directamente a nuestro bolsillo. En ese caso, las Administraciones tienen otra táctica, se lo ponen a las empresas que, siguiendo la teoría políticamente correcta, son estructuras productivas creadas por una panda de personajes egoístas y explotadores que viven de nuestras propias necesidades. Luego, éstas nos subirán los precios de productos y servicios, pero claro forma parte de su mezquina naturaleza. El mundo progre es perfecto, todo cuadra. Así que preparémonos para las ecotasas que vendrán con fuerza.

Comentarios

 
Los gobiernos ya vienen marcando multitud de ecotasas. Ahí está, por ejemplo, el punto verde de Ecoembes, que lo pagan todas las industrias, en vez de cargárselo a las empresas de materias primas, que son unas pocas. Ecotasas más o menos camufladas hay de todo tipo: para las empresas y para los contribuyentes; a nivel municipal y a nivel autonómico. Todo pura demagogia. Todo. Pero queda muy bien el discurso ecoloprogre. Sobre todo cuando algunas empresas de avispadetes se dedican a recaudar dichas tasas.
Enviado por el día 16 de Agosto de 2006 a las 19:11 (1)
Cóbresele a la parte de la cadena productiva que se le cobre cualquier tipo de sobretasa, siempre terminará repercutiendo en el precio al consumidor, quien es finalmente quien solventa todos estos antojos de los políticos, incluidos sus extravagantes emolumentos.
Enviado por el día 17 de Agosto de 2006 a las 03:53 (2)

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