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23 de Diciembre de 2004

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La Hora de Todos
Bitácora de José Carlos Rodríguez

Manjonazo a la comisión

El parlamento, con la sola oposición del PP, ha cerrado las comparecencias ante la comisión del once de marzo. Un cierre en falso. Un cerrojazo previsible y que revela, tanto o más que lo visto durante la misma, lo peor de la clase política.

Manjonazo, sí, porque la portavoz de una asociación de víctimas del 11 de marzo ha tenido una influencia decisiva. Su comparecencia resultó durísima, por el calibre de los sentimientos que mostraba, por el tono de reproche a los políticos que le contemplaban, y por las acusaciones concretas a los parlamentarios y al anterior gobierno.

Alguna de sus acusaciones son realmente duras: 192 fallecidos, 1.500 heridos. Una simple cifra para muchos de ustedes. Quizás no le falte razón. Especialmente si pensamos en quien pacta con terroristas para que afinen el tiro fuera de sus regiones. Mas, aparte de éstos, ¿quién podría ver en los 192 muertos no más que un número? Quizás quien sienta el suficiente desapego con España y con el odiado Madrid. Es más, si uno no se pone límites a la fría y caprichosa imaginación y se plantea quién puede ver en la pérdida de 192 vidas una oportunidad para la lucha política contra el adversario político, acusación de Pilar Manjón, quizás llegue donde uno no quiere. A lo mejor en este aspecto Manjón haya exajerado y 192 vidas no sean más que una cifra solo para unos pocos: los de la mira desviada y los españoles renegados.

Otra de las acusaciones es francamente injusta. Porque ustedes, Señorías, en esta Comisión han discutido sobre quién habló, de qué y cuándo se informó. Han hablado de circunstancias, de manemos y manipulaciones, de desinformaciones, de confidentes y de desconfianzas. Han hablado de circunloquios o periferias. Han hablado, señorías, de ustedes. Esencialmente de ustedes. Ha sido la comisión de ustedes y para ustedes. Pero ocurre, doña Pilar, que todo ello es importante. Las informaciones u ocultaciones del gobierno lo son, porque fue derrotado en las urnas en parte bajo la peor de las acusaciones a este respecto. Por otro lado, las desconfianzas no se han llevado demasiado lejos, por miedo, y los confidentes no se han permitido demasiado cerca, también por miedo. Usted puede pensar 'la caída del anterior gobierno es una cuestión que no nos afecta a las víctimas como tales'. Pero no es así. Porque las víctimas lo son precisamente como medio para lograr la caída del anterior gobierno. El once de marzo es un golpe a la democracia española recibido brutalmente por dos centenares de muertos y varios de heridos. Por sus familiares y amigos más cercanos. Pero los terroristas no pensaban en ustedes. Ni les conocían. Pensaban en el anterior gobierno y en el comportamiento del votante español. Las víctimas son para los terroristas un medio más. En consecuencia, el fin que perseguían es importante. Lo es para el recuerdo de las víctimas, pero lo es también, doña Pilar Manjón, para la salud democrática de nuestro país. ¿Que los políticos hablan de sí mismos? Eso es de lo más característico de las democracias. No le debiera inquietar.

Más adelante, la portavoz de esta asociación de víctimas del 11 de marzo afina sus críticas: Los hay que acusan de imprevisión política y manipulación de la información. Los hay que acusan de organizar manifestaciones ilegales y linchamientos sociales. ¿Y quién nos defiende a nosotros, los supervivientes, y las víctimas? ¿Quiénes van a ser aquellos que de una vez por todas asuman las terribles irresponsabilidades (vengan de donde vengan) que nos han llevado a sufrir este brutal atentado? Quizás el inmenso dolor de las víctimas les haga perder algo de perspectiva. Porque las manifestaciones ilegales fueron un elemento esencial de los eventos del 11 al 14 de marzo. No para las víctimas, pero sí para nuestra democracia. Investigar este negro asunto no resta interés por lo principal que son, sí, las víctimas. Pero insisto en que ellas lo fueron por motivos políticos. Y que por tanto aclarar los acontecimientos políticos no solo no supone desatender a las víctimas sino que es parte de la consideración hacia ellas. Lo dijo la propia portavoz: Una única cuestión tenemos clara las víctimas, y es que por encima de todo deseamos CONOCER con exactitud los hechos, los errores y las irresponsabilidades que se derivan del mayor atentado terrorista en la historia de España.

Teniendo esto en cuenta resulta de lo más chocante que Pilar Manjón pidiera en nombre de las víctimas que representa, el cierre a la comisión. Y ello tras una la dura, larga, dolorosa descalificación de la misma. No obstante propone una alternativa: una nueva comisión sin políticos llevada a cabo por técnicos. Pero estamos en un sistema parlamentario, con todo lo que de bueno y de malo conlleva. Las investigaciones realizadas por técnicos y sin la participación del Parlamento son propias de dictaduras. El penoso espectáculo de la comisión ha puesto, al menos, a cada uno en su sitio.

Hay otro elemento de la alocución de Pilar Manjón que resulta incomprensible. Pese a que exige llegar la verdad sobre el asunto, y pese a que ha demostrado capacidad para no guardarse ninguna crítica, no ha exigido que se aprueben las comparecencias pedidas por todos los grupos. Si hay algo chocante en su comparecencia es probablemente eso. Si se desea conocer toda la verdad, si ese es el principal deseo, jamás se puede entender la negativa a la comparecencia de algunas personas de interés más que como un obstáculo. Sin embargo Pilar Manjón no solo no exigió esas comparecencias ni criticó a quienes las impidieron, sino que al citar de pasada estas solicitudes por el PP lo hace en un contexto de crítica.

A estas alturas debería de quedar clara la razón que alega la portavoz de las víctimas para hacer esta llamativa petición, que se cumplió ayer: el partidismo de los políticos. Por eso quiere una comisión de técnicos, y objetiva. Cito a Manjón por si quedara alguna duda: Señorías: no utilicen nunca más, ni aquí ni en ningún otro contexto, el dolor de las víctimas con fines partidistas. No lo utilicen como bandera de su propia causa. En concreto: Hace años, Señorías, que firmaron el Pacto Antiterrorista en el cual se comprometían a no utilizar el terrorismo como arma electoral y partidista. Permítannos no creerles a algunos de ustedes en esta ocasión. Su credibilidad a este respecto ha quedado más que deteriorada. Pero esta es una acusación ambugua. Si algo caracteriza al Parlamento, a cualquiera, es precisamente el enfrentamiento, la contrastación de visiones e incluso de intereses. ¿No tiene derecho el PSOE de sospechar que el Gobierno informó tardíamente de lo que sabía? ¿No puede el PP solicitar la comparecencia de personas que pueden aportar datos valiosos a la investigación? ¿Se considerará eso partidismo?

En resumen, Pilar Manjón compareció ante el Parlamento para acusar a los políticos de partidismo, de desatención a las víctimas, y para solicitar, en consecuencia, el cierre de la comisión. Por otro lado, entre sus amargas críticas no se encuentra la falta de interés de parte de la cámara por conocer los datos que podrían haber aportado algunos comparecientes.

Sus palabras se justifican por sí mismas. Ella, y las personas que ella representa, tienen unas ideas sobre lo que es bueno y malo de esta comisión y sobre lo que se debería hacer en el futuro. Por tanto no hay porqué acudir a explicaciones añadidas. No hay porqué, pero tampoco se puede negar por principio.

Porque la descalificación generalizada y demoledora de la comisión ha servido de excusa para cerrarla por parte de la oposición parlamentaria (pese a que esa oposición esté hoy en el Gobierno), a quien a demás se ha sumado en su petición de cerrojazo. Quienes del 11 al 14 de marzo se desgañitaban exigiendo conocer toda la verdad sobre los atentados han perdido todo el interés por la misma desde que los previsibles efectos electorales del brutal ataque se dieron en toda su extensión. Esa coincidencia no significa en absoluto partidismo. Pero no se entiende, desde un punto de vista de las víctimas y desde el no partidismo, que no se exija la comparecencia de todas las personas solicitadas por los grupos parlamentarios. Luego cabe una interpretación partidista, aunque ésta no sea necesariamente cierta. Pilar Manjón era perfectamente consciente de que racionalmente se la puede acusar de partidismo. Lo dice ella misma: Sabemos que corremos el riesgo de que mañana los titulares de algunos periódicos lo intentarán. Unos dirán que estamos manipulados por el PSOE y que es obvio que servimos a sus intereses. Otros que servimos a los intereses del Partido Popular. No se molesten en escribirlo. Lo sabemos y lo esperamos. Y nos adelantamos a ustedes, porque por ese camino no vamos a andar. Antes había declarado: Nosotros, Señorías, sí podemos decir que no llevamos gafas de ningún color. Demos estas últimas palabras por válidas.

Pero, en tal caso, resulta de lo más inconveniente y desgraciado que se haya producido estos mismos días la siguiente noticia: Zapatero concede el doble de ayudas a la Asociación de Víctimas del 11-M que a la mayoritaria AVT. Porque si las palabras de Pilar Manjón han servido al gobierno y sus apoyos parlamentarios para cerrar la comisión, algo que ella misma pedía. Lo que, añadido a que ella no haya exigido la comparecencia de todos los potenciales delcarantes, hace que la noticia de los fondos públicos abone la sospecha de partidismo. Desde luego el Gobierno está muy acostumbrado a pagar favores políticos. Pero para el negocio hace falta el acuerdo de las dos partes y por parte de la otra no hay porqué sospechar nada. Por eso la noticia resulta tan inconveniente. Es más, las opiniones políticas (aquí y aquí) de Pilar Manjón, en lo que hayan tenido de influencia en su discurso en el Parlamento, dejan claro que ella no necesitaría ningún apoyo para dar el sentido que tuvo a su comparecencia.

¿Tienen influencia las opiniones políticas? Si la asociación que representa Pilar Manjón abarcara a todas las víctimas, no cabe esa interpretación. Pero representa solo a una parte de ellas y bien podría ser a la más beligerante con el anterior gobierno. De hecho la asociación a que no pertenece esta señora nombró como presidente de honor a José María Aznar, lo que ella considera un acto de partidismo.

En cualquier caso, el resultado es penoso. La comisión bipartidista de republicanos y demócratas sobre los atentados del 11 de septiembre llevó mucho más tiempo que ésta, fue llevada a cabo con más fidelidad al país que la nuestra, y sus resultados son mucho más importantes y fructíferos. Ahora los diputados españoles se disponen a la redacción de las conclusiones. Nadie espera algo que remotamente se asemeje a esto. No les llegamos ni a la suela de los zapatos.

Comentarios

 
Eres un ultraderechoso histérico, que lo sepas.

Como se preveía, se ha utilizado el discurso de Manjón para cerrar la comisión sin abrir otra. Curiosamente, fue Rajoy el primero en proponer lo de la comisión independiente (aunque lo que pedía era más parecido al método británico), pero ahora nadie se acuerda de eso. Sin embargo, que yo sepa, legalmente no se puede hacer.
Enviado por el día 23 de Diciembre de 2004 a las 16:08 (1)
> 'Sin embargo, que yo sepa, legalmente no se puede hacer'.

Se acaba de nombrar un Alto Comisionado de Apoyo a las Víctimas del Terrorismo (en ellas, por supuesto, entran las del 11-M). Y por el Gobierno, exclusivamente.

¿No se hubiese podido nombrar, de consuno el Gobierno con la Oposición (al menos, con el principal partido de la misma) esa 'Comisión Independiente para los Atentados terroristas', con funciones, entre otras, de investigación de los mismos, y entre los cuales entraría el que tuvo lugar el 11 de marzo último? Tanto o más sentido le veo yo a esta Comisión que al Comisionado ya creado.

Por otra parte, de ser legalmente improcedente, veo una cierta incongruencia en que Rajoy la hubiese propuesto.
Enviado por el día 23 de Diciembre de 2004 a las 17:03 (2)
Ciertamente muy triste.
Enviado por el día 23 de Diciembre de 2004 a las 18:36 (3)

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