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7 de Enero de 2005

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La Hora de Todos
Bitácora de José Carlos Rodríguez

La ley de Say en su formulación original


Sé que en los últimos días estoy posteando demasiado sobre teoría económica. Aún así, no creo que estorbe en exceso, pues se trata de apuntalar la refutación de las falacias más habituales de la economía keynesiana y, en definitiva, intervencionista.

Comentaba ayer que la Ley de Say/Mill establece que la oferta genera su propia demanda. Dani me corrige, de manera acertada, que esta formulación de la Ley de Say no es la original, sino que proviene de la deformación keynesiana. Ya saben, reestablezco algo que otro no ha dicho, refuto lo que no ha dicho y ya puedo concluir que lo he refutado. En otras palabras, Keynes no refutó a Say, pero aparte, lo que dijo Keynes, como intenté mostrar ayer, es falso (no puede existir una sobreproducción agregada que no genere una sobredemanda agregada; todas las mercancias no pueden ser abundantes respecto a sí mismas)

John, en el post anterior, comenta que quizá sería conveniente sustituir que la oferta genera su propia demanda por la oferta genera su propio abastecimiento. Muchos, como ya comenté, entendieron que esta ley establecía que todo producto en el mercado será necesariamente vendido.

En realidad, no es ni siquiera necesario replantear ni reinterpretar (como ayer hace) la ley de Say pasada por el filtro keynesiano. Volviendo a las fuentes originales podemos observar qué dijo Say exactamente.

Dado que el Tratado de Economía Política de Say no está al alcance de la mano de todos (si bien en Internet puede encontrarse aquí), reproduzco parte del capítulo XV del libro (donde se mienta la llamada Ley de Say) tal y como aparece en el libro "The Critics of Keynesian Economics" de Henry Hazlitt.

Say comienza diciendo que es habitual encontrar gente que asegure que los productos siempre serían abundantes si encontráramos gente que quisiera comprarlos. Esta falta de demanda, de brío económico, este tipo de gente (los prekeynesianos entonces, los keynesianos hoy) lo atribuyen en muchos casos a la escasez de dinero (...) algo capaz de acelerar sus ventas y de elevar los precios.

Inmediatamente, Say se queja de que si les preguntamos cuáles son las causas y circunstancias concretas que facilitan la demanda de sus productos, pronto percibiremos que tienen muy vagas nociones de esta materia.

Ante esto Say empieza explicando que un hombre que dedica su trabajo en la producción de objetos con valor y en la creación de algún tipo de utilidad no puede esperar que ese valor sea apreciado por los demás hasta el punto de que estén dispuestos a pagar por él, a menos que otros hombres tengas los medios para pagar por él. La cuestión, pues, reside en una cuestión de medios. Y estos medios para pagar por el producto son básicamente: Otros valores de otros productos, como por ejemplo, los frutos de la industria, el capital o la tierra. Y es aquí donde establece su famosa ley tantas veces deformada: Esto nos lleva a una conclusión que puede parecer a primera vista paradójica, esto es, que es la producción la que da salida a los productos.

Por tanto, Say no dice otra más salvo que, antes de consumir, debemos producir. Para comprar algo debemos ofrecer otro algo a cambio. Los keynesianos aseguran que ese algo, el bien escaso, es el dinero (cuanto más dinero, más podemos comprar), pero como responde Say decir que las ventas son bajas porque el dinero es escaso, implica confundir los medios con la causa; un error que consiste en olvidar que todo producto es primero intercambiado por dinero antes de ser convertido en otro producto.

Ya comentamos ayer que el dinero ahorrado es, en realidad, utilizado para la producción de bienes de capital. No existen recursos ociosos. Con lo cual, a la inicial objeción (el hecho de que los productores se quejen por insuficiente demanda) se le responde diciendo que las ventas no son pocas porque el dinero sea escaso, sino porque otros productos son escasos.

En definitiva, pues, que si queremos vender más para poder consumir más es necesario que los demás produzcan más, así tendrán algo que ofrecer a cambio de nuestros bienes. Cuanto más productos hay en una sociedad, mayores son el número de transacciones. Y para aumentar el número de productos es necesario incrementar los bienes de capital (esto es, ahorrar)

Pues bien, esto es la famosa ley de Say que los keynesianos se vanaglorian de haber refutado. Como es observable, se trata de una ley económica no refutable. Pensar que puede haber sobreproducción implica desconocer que el dinero tiene dos usos, invertir o consumir, y que los recursos se desplazarán hacia la producción de capital o hacia la de bienes de consumo. No hay más; el problema surge cuando algunos impiden al factor trabajo desplazarse libremente mediante elevados costos laborales o leyes de salario mínimo que ilegalizan de facto determinadas ocupaciones.

Comentarios

 
De lo que hablamos es de la vieja polémica entre economistas e inflacionistas.
Enviado por el día 7 de Enero de 2005 a las 15:07 (1)
Sí, Jose Ignacio lo explica con habitual maestría aquí: http://www.liberalismo.org/articulo/56/40/
Enviado por el día 7 de Enero de 2005 a las 15:24 (2)
Yo me refería nomás a que «abastecimiento» me suena a mí mejor que «oferta». Sería el equivalente de «supply».

Por mi parte, sigue con economía aunque por ello no se llegue a 2 millones de hits. :)
Enviado por el día 7 de Enero de 2005 a las 15:48 (3)
«Dinero» es otro término fregado. Representa a «medio de intercambio» pero sin el apodo de «dinero», pienso que las cosas hubieran sido más claras; quizás por haber ahorrado un par de palabras, ahora se tiende a creer que el dinero es la esencia de la vida, no la producción.
Enviado por el día 7 de Enero de 2005 a las 16:19 (4)
Aunque, desde luego, es más incómodo leerlo en el ordenador que en un libro impreso, el tratado de Economía política de Say está al alcance de todos los que leen esto, traducido al español en 1820 por Juan Sánchez Rivera, en la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes. (Aquí el capítulo XV).

Ésta es la traducción de Sánchez Rivera de la frase maldita: "la producción es la que da salida a los productos".

Y éste, para mayor claridad, el original francés (texto completo aquí): "c' est la production qui ouvre des débouchés aux produits".

Enviado por el día 7 de Enero de 2005 a las 17:01 (5)
Gracias Marzo, lo pondré como enlace.
Enviado por el día 7 de Enero de 2005 a las 17:08 (6)
No hablo francés, marzo, pero imagino que «ouvre» significa «abre» y «qui» significa «que» y «des débouchés» «da salida». Si así es, pena que no tradujo: «es la producción lo que abre la salida a los productos». Hmmm, buena frase, a propósito.
Enviado por el día 7 de Enero de 2005 a las 17:12 (7)
Rallo: "Sé que en los últimos días estoy posteando demasiado sobre teoría económica."

¿demasiado? Mucho sí, demasiado no ;-)
Enviado por el día 7 de Enero de 2005 a las 17:14 (8)
Se debe producir antes de poder consumir: yo explico el principio así. Como un problema de producción, no de consumo, que permite el consumo posterior (pero sin ninguna garantía). ¿Qué opinas Juan Ramón?
Enviado por el día 7 de Enero de 2005 a las 18:13 (9)
Es que efectivamente el consumo siempre estará ahí. En tanto los trabajadores ni quieran ahorrar ni quieran consumir, no trabajarán tanto. Se dedicarán a disfrutar del ocio (tal como lo conciban) con los medios previamente han acumulado.

Y claro, sin garantías, producir por producir es perder el tiempo, todo queda subordinado al interés del consumidor. Pero claro, alguien será consumidor en tanto tenga algo que ofrecer y haya producido previamente.
Enviado por el día 7 de Enero de 2005 a las 18:42 (10)
Tranquilocomp, discúlpame por no haber dado una traducción literal. En efecto, es como dices: "es la producción la que abre salidas a los productos".

Poco más tarde Say lo dice otra vez: "La demanda de los productos en general es tanto más viva cuanto más activa es la producción". El traductor de 1820 omitió el "en general"*, o tal vez usó un original distinto; he visto otras diferencias en el texto. De todas formas era evidente que Say decía que lo que la producción de un artículo aviva es no la demanda del propio artículo, sino la de los demás, y viceversa. No parece que Keynes se molestara en leer lo que, después de todo, no estaba refutando.

(Una observación curiosa: en este pasaje:

¿Qué haría un fabricante activo, o un negociante hábil en una ciudad poco poblada y mal civilizada de ciertos parajes de Vesfalia o de Polonia?

el traductor vertió patrióticamente "Vesfalia" donde el original decía "España").


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* Nota: en español escrito la frase puede ser ambigua pero, si no se me ha olvidado totalmente el francés, en el original:

la demande des produits en général est d'autant plus vive que la production est plus active

no cabe duda de que el sintagma es "los productos en general" y no "en general es tanto más viva", pues esto se diría así:

la demande des produits est généralement d'autant plus vive que la production est plus active.
Enviado por el día 7 de Enero de 2005 a las 22:46 (11)
Gracias marzo.
Enviado por el día 8 de Enero de 2005 a las 01:07 (12)
el problema es que hoy en día dinero no es equivalente a "producto producido"...

algunos piensan que inundando el país con billetes se crea riqueza y por tanto poder de compra.
Enviado por el día 17 de Enero de 2005 a las 16:11 (13)

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