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30 de Abril de 2005

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La Hora de Todos
Bitácora de José Carlos Rodríguez

Porqué los bancos privados, y no los centrales, deberían emitir moneda, especialmente en los países en desarrollo

Esta es la propuesta de dos de los expertos más reconocidos en banca libre, Lawrence H. White y George Selgin. Voy a resaltar alguno de los puntos del artículo:
La nacionalización de la moneda se da hoy mayoritariamente por hecho, pero no debería ser así. Adam Smith alabó la moneda privada por los beneficios que había reportado a su Escocia natal.

Según el sistema de banca en Escocia de 1717 a 1845 (año en que se aprobó la Ley de Peel), las compañías con capital en acciones podían crear bancos siempre que aceptaran responsabilidad ilimitada por sus deudas. Se desarrollaron los bancos de un modo no conocido en otras partes del mundo, con la distinción entre banca de depósito y de crédito. Y tras algunos casos de abusos el sistema comenzó a ir bastante bien. Con la base en el oro, cada banco emitía billetes sobre sus reservas. Los bancos aceptaban los billetes de otras entidades y dos veces a la semana realizaban operaciones de encaje. Pero no era un sistema de banca libre. De hecho sus resultados no eran mucho mejores que los de la banca inglesa. Pero tanto White como Selgin se aferran a la experiencia escocesa como manifestación histórica de su sistema de banca libre. Es un error, porque el escocés era un sistema de banca privada, sí, pero piramidado sobre un banco central. Por tanto similar al inglés de entonces.
La mayoría de los economistas estarían de acuerdo con que un monopolio público impuesto por la ley es generalmente un camino ineficiente para producir bienes y servicios privados. Correos es un ejemplo claro; otros ejemplos van desde colonias en manos del Estado a ferrocarriles públicos. La moneda no es una excepción a la regla. Como en el caso de otros bienes privados su calidad es menor que la que sería bajo la competencia privada.

Y especifica,
Las ineficiencias asociadas con el monopolio público de la moneda son especialmente graves en los países en desarrollo, donde la confianza del tipo de cambio (un aspecto importante de la calidad de la moneda) es a menudo muy baja.

Se da la circunstancia de que en los países en desarrollo, al igual que no se protegen los derechos de propiedad, se suelen emitir unos papelitos cuyo valor depende de su relación con otros, más cercanos al dinero, como es el caso principalmente del dólar. Esta relación, para tener cierta credibilidad, ha de ser a un tipo fijo. Pero, recuerdan White y Selgin, en situaciones de crisis, como la asiática de 1997, esa promesa de entregar dólares a cambio de papelitos a un tipo fijo se quiebra. Y con esa promesa el valor de los papelitos y su efectividad como moneda.

El sistema público falla, explican los economistas, porque los bancos centrales por un lado tienen incentivos para emitir por encima de lo que financieramente pueden sostener (en lo que coinciden con los bancos privados) pero no se ven constreñidos por la disciplina del mercado. En muchos sitios han explicado ambos, como Mises en su Human Action y otros, que en un sistema de patrón oro con banca libre los bancos que tiendan a emitir por encima de sus reservas levantan fundadas sospechas de que sus billetes no tienen respaldo, hacen que los tenedores quieran recuperar la cantidad de oro prometida en ellos (recuerdo que en los antiguos billetes se decía el Banco de España pagará la cantidad de cien pesetas), desbancando de reservas a la entidad, que se ve forzada a dejar de emitir billetes. Puede llegar a la quiebra y ser expulsada del negocio. En previsión de ello (que ha ocurrido en numerosas ocasiones), los bancos, si quieren seguir ganando dinero, han de emitir por la cantidad de reservas con que cuenten, o al menos no demasiado por encima, porque reaparecen los problemas. Lo explican los propios White y Selgin con estas palabras:
El incentivo de los accionistas de evitar la devaluación o el impago les compele a limitar el volumen del pasivo del banco y hacer los compromisos de canje del banco creíbles.

En consecuencia, ocurre que
Una mayor penalización por la devaluación implica que un banco privado elegirá correr menos riesgos de devaluación que los que correrá el banco central. Las devaluaciones de los bancos centrales son en consecuencia más frecuentes que los impagos por parte de los bancos comerciales autónomos.

En los países en desarrollos, lo único que mantiene las monedas locales son las restricciones legales a utilizar otras. De permitirse la apertura a la emisión privada de billetes sobre las reservas que eligieran, quizá de dólares o de oro, concluyen los dos autores, mejoraría la calidad del dinero en estos países.

Este es el contenido esencial del artículo, al que añaden varias consideraciones históricas de interés. No obstante, probablemente la banca libre no sea una propuesta suficiente. Pero eso sería materia para otra anotación.

Comentarios

 
Ademäs de los impuestos, el otro instrumento de robo legalizado que se autogeneraron los "gobernantes" de vidas y propiedades ajenas,para obtener valores a cambio de nada, son esos papelitos de colores denominados vulgarmente y también "científicamente" papel moneda. Otro grandísimo fraude, pero lo peor es que por el lavado de cerebro que tiene la gente en general, creen que el Banco Central es algo que proviene de la naturaleza.
En la Argentina, el Banco Central, que fue creado a instancias de un ex socialista devenido conservador Federico Pinedo en 1932/33, dice en su carta orgánica que uno de sus principales propósitos es el cuidado del valor de la moneda de curso forzoso, Desde ese año hasta la fecha se ha devaluado 10 mill millones de veces. Con esto está todo dicho.
Enviado por el día 30 de Abril de 2005 a las 16:35 (1)
Una acotación más al respecto, Alberdi ya decía en su Sistema Económico y Rentístico (1853) que la moneda de los Bancos Oficiales no eran más que "simples tiras de papel, que nada son y nada representan" y para ser justo también debo recordar al fundador del partido socialista argentino (contradicorio en su pensamientom porque también fue el traductor de marx al castellano) el Dr. Juan B. Justo quien siempre se opuso a la creación de un Banco Central, porque decia que iba a ser una desgracia para los trabajadores. Por el mismo motivo se oponía fervientemente a los aranceles y trabas al libre comercio.
Enviado por el día 30 de Abril de 2005 a las 16:49 (2)
Yo lo veo un poco complejo, JC. Desde luego, perferiría que no existieran bancos centrales, pero ahora bien, de ahí a que un banco privado, cuyos intereses accionariales están sujetos a múltiples factores, algunos de ellos incontrolables y no confesables, tengan capacidad de emitir moneda... Podría darse el caso de que una potencia extranjera adquiera vía "x" personas el capital social de ese banco e intervenir indirectamente en la creación de oferta monetaria en otro país, organizando un caos provocado.
Enviado por el día 30 de Abril de 2005 a las 20:18 (3)
No se organiza un "caos". Se pasa a usar otra moneda, lo cual actualmente no es posible a tiempo. Es decir, la mejora es notable.
Enviado por el día 2 de Mayo de 2005 a las 17:59 (4)
JC: Hay que separar, en nuestras exposiciones, depósitos a plazo (inversiones, gana interés el depositante), y depósitos a la vista (almacenaje, paga un fee el depositante).
Enviado por el día 2 de Mayo de 2005 a las 18:05 (5)
Sí, Carpio. Pero no he querido entrar en demasiadas explicaciones, porque el tema es complejo. Me he centrado en una idea.
Enviado por el día 3 de Mayo de 2005 a las 16:10 (6)
Claro que sí, es que podría salir alguien que con el propio concepto liberal de libertad de contrato diga "¿Y si yo elijo reserva fraccionaria?" o "¿Y si yo elijo más riesgo que seguridad?"

No era por metiche, JC, sólo pensaba en voz alta.
Enviado por el día 4 de Mayo de 2005 a las 06:01 (7)

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