18 de Septiembre de 2005
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Bitácora de José Carlos Rodríguez
¡Lo que nos cuesta mantenerlos pobres!
El último artículo de Cristina Losada es mejor aún que habitualmente. Hay autores que no suelo anotar por no convertirlos en autores sindicados de esta bitácora. Cristina Losada es uno de ellos. Merece la pena todo el artículo, pero destaco un par de cosas:
Gandhi, el pacifista que puso en marcha en la India un movimiento de masas que acabaría en degollina, vivía con su séquito de mujeres devotas gracias a la generosidad de unos cuantos comerciantes. El hombre era vegetariano, pero sibarita, de forma que entre esto y lo otro, la cuenta salía por un pico. Uno de sus mecenas describió una vez la situación con esta deliciosa paradoja: “Se necesita mucho dinero para mantener pobre a Ghandi”. Que viene a ser lo mismo que sucede hoy entre los países ricos y los pobres. Cuesta un riñón mantenerlos en la miseria.
y
La ayuda puede ser un recurso puntual, pero como procedimiento sistemático no es abono para el crecimiento, sino esterilizador del terreno. El dinero y las mercancías que introducen se cuelan como un virus destructor en los mercados locales, sentencian al campesinado y a otros productores, alimentan a las cleptocracias y no estimulan la emergencia de la seguridad jurídica e institucional que se precisa para el desarrollo. Las conciencias bienpensantes de los países prósperos quedan aliviadas, pero los pueblos receptores aprenden a ser mendigos y no independientes. Es lo que llevaba a Shikwati a exclamar, cuando la cumbre del G-8 se disponía a aumentar la ayuda a Ýfrica, “por el amor de Dios, detened eso”.
Gandhi, el pacifista que puso en marcha en la India un movimiento de masas que acabaría en degollina, vivía con su séquito de mujeres devotas gracias a la generosidad de unos cuantos comerciantes. El hombre era vegetariano, pero sibarita, de forma que entre esto y lo otro, la cuenta salía por un pico. Uno de sus mecenas describió una vez la situación con esta deliciosa paradoja: “Se necesita mucho dinero para mantener pobre a Ghandi”. Que viene a ser lo mismo que sucede hoy entre los países ricos y los pobres. Cuesta un riñón mantenerlos en la miseria.
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La ayuda puede ser un recurso puntual, pero como procedimiento sistemático no es abono para el crecimiento, sino esterilizador del terreno. El dinero y las mercancías que introducen se cuelan como un virus destructor en los mercados locales, sentencian al campesinado y a otros productores, alimentan a las cleptocracias y no estimulan la emergencia de la seguridad jurídica e institucional que se precisa para el desarrollo. Las conciencias bienpensantes de los países prósperos quedan aliviadas, pero los pueblos receptores aprenden a ser mendigos y no independientes. Es lo que llevaba a Shikwati a exclamar, cuando la cumbre del G-8 se disponía a aumentar la ayuda a Ýfrica, “por el amor de Dios, detened eso”.
Comentarios
Oye liberal_dogmatico, te lo he dicho una vez y te lo repito, no me llamo Marcelo.
Mi DNI lo dice muy claro, me llamo Marcel, jili.ollas.
Mi DNI lo dice muy claro, me llamo Marcel, jili.ollas.
Mano,
Ni siquiera hace falta, sólo los liberales_dogmáticos como vosotros sois incapaces de advertirlo. Tenéis ceguera moral crónica.
Ni siquiera hace falta, sólo los liberales_dogmáticos como vosotros sois incapaces de advertirlo. Tenéis ceguera moral crónica.
amagi:
¿Tú crees que a los que se les llena la boca de moralidad y decencia les interesa lo más mínimo cualquier análisis de la pobreza que no incluya una condena al gran Satán EEUU? De hecho, no hace falta ni que se analice la pobreza, si incluyen la condena a EEUU, ya valen para cualquier tema: el petróleo, los alimentos, la pobreza, la riqueza, las tarjetas de crédito, los sweatshops, todo lo malo del mundo, vaya.
¿Qué crees que les mueve más, el odio a EEUU o el afán de erradicar la pobreza?
Han dedicado su vida a odiar a EEUU, vienes tú a aguarles ese odio que guardan tan cariñosamente, enarbolando datos que cuestionan la eficacia de la ayuda externa y que buscan otras causas de la pobreza que no son responsabilidad de Bush. Hombre, eres un aguafiestas.
¿Tú crees que a los que se les llena la boca de moralidad y decencia les interesa lo más mínimo cualquier análisis de la pobreza que no incluya una condena al gran Satán EEUU? De hecho, no hace falta ni que se analice la pobreza, si incluyen la condena a EEUU, ya valen para cualquier tema: el petróleo, los alimentos, la pobreza, la riqueza, las tarjetas de crédito, los sweatshops, todo lo malo del mundo, vaya.
¿Qué crees que les mueve más, el odio a EEUU o el afán de erradicar la pobreza?
Han dedicado su vida a odiar a EEUU, vienes tú a aguarles ese odio que guardan tan cariñosamente, enarbolando datos que cuestionan la eficacia de la ayuda externa y que buscan otras causas de la pobreza que no son responsabilidad de Bush. Hombre, eres un aguafiestas.
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