6 de Agosto de 2006
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Escudier, más miseria sobre Castro
Castro ha sido la piedra de toque de la izquierda mundial. El crimen como ideología, el socialismo, vaya, llevado a cabo con un férreo convencimiento íntimo. Eso es el castrismo. ¿Cuál ha sido la posición de la izquierda? Le adora, con grados diversos de entusiasmo, léase lipidia moral.
Escolar nos enlaza un artículo de Juan Carlos Escudier que intenta lavar esa piedra. Comienza con el mito del buen revolucionario:
La historia le hubiera absuelto pero eso fue antes de que le pasara por encima.
La historia me absolverá, ha dicho el tirano, y Escudier se apunta al sí en sus primeras horas, cuando era revolucionario, cuando era bueno. Porque luego, pasadas las décadas de represión, en fin, se hace duro eso de reconocer que le queremos bueno. Lo llamaremos dictador. Dice Escudier:
Fidel Castro empezó siendo un revolucionario, luego se transformó en un dictador y hoy, a sus 80 años y con su intestino declarado secreto de Estado, es sólo un anacronismo.
Dictador dice, aséptico, Escudier. Hoy es sólo un anacronismo. Ya, ni siquiera es dictador aséptico. Es, simplemente, que la historia ha pasado por encima de él; como si él no hubiera pasado por encima de su pueblo. O como si no importara.
Fidel Castro sólo puede ser un anacronismo si los crímenes contra la propiedad y la vida humana prescriben. Pero lo único que prescribe ante ellos es la moral de cada uno. A Escudier le ha pasado la moral por encima. Hoy es sólo un amoralismo.
Si nos golpean la rodilla y nuestra pierna se mueve, involuntaria, ¿qué juicio moral podemos hacer de ese movimiento? Un automatismo, una reacción, no tiene hueco para la condena o el aplauso. ¿La izquierda y Castro?
Desde la izquierda fue imposible durante mucho tiempo no sentir simpatía por aquel comandante indomable, que se erguía allí donde el Chile de Allende había perecido o donde la Nicaragua sandinista terminó por rendirse.
Allende, el que dijo que el Chile de los periódicos derechistas cerrados y las decisiones de los jueces juzgadas por la suprema ley socialista no era el socialismo. Que el socialismo era nuestro hermano mayor, la URSS, y que a eso tendían (decía el). Y los sandinistas, rojos como la sangre que hicieron derramar a su pueblo. Tiene razón Escudier. En la izquierda el apoyo a los atropellos a los derechos humanos es un automatismo.
¿Atropellos…?
Los atropellos a los derechos humanos y la persecución de los opositores fueron vistos como los daños colaterales de esa resistencia ante un imperialismo real, al que la instauración de la democracia allí donde no existía, bonita excusa, le traía completamente al pairo.
A la izquierda jamás le trajo al pairo. Nunca quiso democracia en Cuba. Esa es la diferencia. Por cierto, qué bonita expresión esa de los daños colaterales.
Pero los miles de muertos por la aplicación del socialismo sobre sus vidas, la multiplicación de las cárceles en la isla, el haber convertido a la misma en una cárcel, los campos de concentración para disidentes y para homosexuales. Algo tiene que haber que los justifique, a la vista de la izquierda. Escudier nos lo recuerda:
Si a ello se unían los indudables avances que la sociedad cubana había logrado en parcelas como la educación y la sanidad, es comprensible que Castro, que nunca fue un tirano sanguinario como algunos se empeñan en presentarle ni daba muestra alguna de enriquecimiento personal –seguimos a la espera de que Forbes explique dónde está su pretendida fortuna-, fuera contemplado con notable indulgencia e, incluso, con admiración reverencial.
Los logros económico-sociales como justificación de los crímenes. Siniestra brutal. ¡Eh! ¡Y no se ha enriquecido! ¡Que ya sabemos que los ricos son nuestros enemigos! Claro, que ya sabes. Si no puedes con tu enemigo, únete a él. Y allí van los progresistas del mundo, en cuanto les dejan.
Todo vale, que para eso el artículo es una justificación del primer castrismo. Y también vale decir una cosa y la contraria, que la lógica es de lo más antirrevolucionario. Resulta que Cuba no quería, ella no queríaoiga. Pero los malos le empujaron:
Fue Estados Unidos quien echó a Cuba en brazos de la Unión Soviética y quien, con sus martillazos, ha moldeado el castrismo.
Mientras que lo que planeaban los criminales de Sierra Maestra era precisamente eso, el socialismo:
Es imposible que la Cuba que imaginaron aquel puñado de barbudos que se hicieron fuertes en Sierra Maestra y derrocaron a Batista guarde algún parecido con la triste imagen que devuelve el espejo de la realidad actual.
Su sueño, nos lo dice Escudier, era ser la patria del socialismo. ¿En qué quedamos? ¿No era porque les habían empujado los malos?
Pero si Cuba es socialista y ha fracasado (nos lo dice Escudier en varios sitios del artículo), el socialismo es, también allí, un fracaso. Pequeña dificultad para Juan Carlos Escudier, para quien la realidad actual es
Un país de presos políticos y de cartillas de racionamiento, un régimen que ha colocado en cada esquina a un comisario del partido, un prostíbulo sórdido que satisface los deseos más bajos del turismo del todo incluido no puede ser la patria del socialismo. Forzosamente, el socialismo ha de ser otra cosa.
Y santas pascuas. ¿Qué tiene éxito? (jamás ninguno en la historia, por cierto), pues es socialismo. ¿Qué fracasa? No lo es. Luego el socialismo no fracasa, QED.
Comentarios
Me asombró que despacharas al Sandinismo y por ende a "la Contra", el terrorismo y la guerra ilegal financiada por los EEUU , las resoluciones vetadas, el embargo ilegal de los EEUU, el Iran-Contra, y un largo etcetera sólo con un mísero "Y los sandinistas, rojos como la sangre que hicieron derramar a su pueblo"... Si la sangre de los nicaraguenses mancha las manos de alguien, el primero de la lista es vuestro icono Ronald Reagan.
Para llorar.
"La posición de España de entendimiento profundo con la sociedad cubana permite todavía crear unos marcos de entendimiento e influencia en Cuba para escenarios complejos...." Bla, bla, bla, ----- bla, bla, bla... "El régimen cubano espera mucho de países como Rusia, India y los emergentes del extremo oriente en su imbricación con la actual realidad Latinoamericana" Bla, bla, bla, ----- bla, bla, bla... Nos conmueve la comprensión de progre tragón.
Se van una temporadita a Cuba, los pasean en los lugares que al régimen le interesa mostrar, van a tirársela rico, para luego volver a sus países a hablar maravillas de la robolución.
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