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31 de Agosto de 2007

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La Hora de Todos
Bitácora de José Carlos Rodríguez

Reliquias intelectuales, el no debate con Luis Hernández Arroyo

Ahora, cuando finan mis vacaciones y ¡por fin! Voy a volver al añorado trabajo, me encuentro con el tiempo, las ganas y los bemoles de comentar un breve intercambio de artículos con Luis Hernández Arroyo, colaborador habitual de Libertad Digital.

La cosa ha sido poco menos que así. El 12 de este agosto neocón y vaticanista, que se ha resistido a unirse al coro progresista del calentamiento global, animo a mis dilectos lectores a atarse los machos. Vamos, que la que se nos avecina es gorda, y 2008 llega con vacas anoréxicas. (No, no a tiempo para que le estalle a ZP en las urnas). Es legítimo preguntarse por qué:

Ahora, con el mareo de la última dosis y el vértigo de la caída, miramos atrás para saber cómo hemos llegado a esta situación. Para que se haga una idea imagínese que un buen vecino, que merece su total confianza, se le acerca y le pide prestada una pequeña cantidad. "Por supuesto, cuenta con ello", le dices. Y preguntas: "¿para qué lo necesitas?". "Tengo que comprar una casa", te responde. No es que se haya visto temporalmente corto de fondos o que tenga una pequeña necesidad inmediata que no pueda atender. Se va a embarcar en uno de sus proyectos económicos más importantes de su vida y en lugar de haber ahorrado lo suficiente o pedir ese capital a otros ahorradores, pagando su precio correspondiente (préstamo a largo plazo y con incertidumbre), tira de pequeños préstamos a corto, más baratos, que va renovando una y otra vez.

¿No hay algo extraño en ese comportamiento? Sí. Es un fraude con todas sus letras. Un crimen económico mayúsculo que sólo ante el ignorante pasa por mera técnica financiera. Es el fraude que el sistema bancario ha adoptado como corazón de su negocio. Endeudarse a corto, captando nuestros depósitos, y prestarlo a largo plazo, para otorgarnos hipotecas. Nosotros entregamos liquidez y ellos prestan capital. Un juego malabar ante nuestras propias narices. Un engaño del que participamos igualmente.

La palabra fraude está enlazada a este artículo del buen Rallo, en el que explica sucinta pero eficazmente lo que está detrás del ciclo. Y apunto, además del sistema bancario, a los bancos centrales:

Pero a base de convertir liquidez en activos ilíquidos, los bancos se encuentran en situaciones comprometidas y piden ayuda a los bancos centrales, una de las instituciones más viles de nuestro tiempo.

El editorialista de LD va exactamente por el mismo camino. Merece la pena detenerse en este párrafo:

Lo que ha sucedido es lo que preveía la teoría austriaca del ciclo elaborada por Mises y Hayek y por la que se galardonó a este último con el Nobel de Economía, algo que ya advirtió el Banco de Pagos Internacionales (BIS), considerado el banco de los bancos centrales, hace un año. En un mercado sin bancos centrales, el tipo de interés tendería a reflejar la tasa de ahorro de la sociedad; cuanto mayor fuera ésta, más dinero habría disponible para prestar, menor sería el tipo de interés para atraer prestatarios y el momento de rentabilizar una inversión se alejaría en el tiempo. Pero la existencia de crédito disponible a un tipo de interés más bajo del que ofrecería el mercado ha provocado que se emprendan proyectos a muy largo plazo no respaldados por ahorro real.

Luis Hernández responde con un artículo que enlaza varias reflexiones sobre la crisis de los mercados, y que, sin citarlo, se refiere a mi artículo y al editorial de LD, y a éste he respondido con otro llamado reliquias intelectuales. Le había guardado alguna respuesta que, por no alargar el artículo más de lo que está, me he tenido que envainar. Pero se puede seguir el no debate entre Luis Hernández y yo (él no me mencionó en su artículo y no me ha respondido a mi réplica) intercalando párrafos de su composición y de la mía.

Luis Hernández Arroyo:

Probablemente no hay cargo de mayor responsabilidad económica que el de gobernador de un banco central. Desde que los ministros de Economía ya no pueden hacer fine tunning y los bancos centrales conquistaron su independencia, las decisiones públicas importantes están en éstos. Un error de un ministro de Economía difícilmente puede llevar a su país a la ruina inmediata, y menos a la economía mundial; el de algunos gobernadores sí.

Esto lo expresó magistralmente Greenspan en su novedosa concepción del banco central como una institución que afronta riesgos asimétricos: un error en un sentido puede traer más inflación, pero en el otro puede provocar un cataclismo.

El menda:

Hace un par de semanas Luis Hernández Arroyo escribió un interesante artículo sobre la actual crisis de los mercados. Reconocía la enorme responsabilidad de los bancos centrales y cómo sus errores pueden llevarnos al cataclismo. Pese a todo Hernández Arroyo mantiene su optimismo y su fe, envidiable, en tales instituciones

Si precisamente lo que señalaba era la responsabilidad de los bancos centrales, más el funcionamiento del sistema bancario, que LHA incida en la enorme responsabilidad de los primeros no puede contraponerse a mi argumento, pero sí a su fe en ellos, visto lo visto.

Él continúa su crítica:

Es fácil, como hacen muchos, decir que la crisis actual de confianza de los mercados se debe a los bajos tipos de interés del pasado. Porque en el pasado los tipos estuvieron bajos, sí, pero luego subieron hasta los niveles actuales, que no son nada desdeñables.

Menda:

Ya entrados en harinas de costales de este siglo, puede que sea fácil achacar a los tipos de interés demasiado bajos de antaño los problemas monetarios de hogaño. Es tan fácil, de hecho, que la idea ha sido expresada por muchos economistas puede que desde Cantillón. Quizá se pueda achacar a la manía de estos de explicar fenómenos complejos en los términos más sencillos posibles. Quizá puede que hasta sea cierto, como así parece en las crisis monetarias que conocemos desde 1819.

No es que sea falso, todo lo contrario, que como dice Hernández Arroyo "en el pasado los tipos estuvieron bajos, sí, pero luego subieron hasta los niveles actuales, que no son nada desdeñables". El problema aquí es que no se pueden compensar los primeros con los segundos. Porque cuando la Fed los fijó en el uno por ciento, el sistema crediticio reaccionó facilitando los préstamos baratos, como no podía ser menos. Y las empresas, con las nuevas facilidades, adaptaron sus planes al crédito barato. Como quiera que el capital no es como la plastilina, sino que es heterogéneo y complementario, y que una vez puesto en marcha para un proyecto no es perfectamente moldeable, una subida de tipos no puede compensar, sin más, las pasadas decisiones de empresas y bancos. Hay proyectos malos que se iniciaron sólo porque se favorecieron artificialmente por un crédito excesivo. Bien que los bancos centrales no son los únicos responsables, pero como reconoce el propio Hernández Arroyo su responsabilidad es enorme.

LHA carga luego contra el oro:

Decir que si hubiera un patrón oro, con un liberalismo total, no habría que pagar bancos centrales es un ucronismo bastante arrogante. Primero, porque el patrón oro, cuando existió, fue gracias a un dominio mundial de los países imperialistas sobre el resto: el liberalismo era limitado y unilateral. Segundo, porque no fue una panacea: hubo auges y depresiones, pero éstas eran más violentas y duraderas que ahora. Sus consecuencias eran pagadas por las clases bajas, aún sin representación política: cuando la obtuvieron, el patrón oro murió, y los intentos de reimplantarlo, como la Inglaterra de Churchill en 1925 y EEUU en 1929, provocaron seísmos de consecuencias devastadoras nada ajenas a la Segunda Guerra Mundial, como demuestra convincentemente Einchengreen. ¿Tuvo quizás la culpa de la crisis y la gran guerra subsiguiente que los tipos de interés estuvieran bajos en los años 1920?

Yo no podía dejar al oro sin defensa:

... y considera que el patrón oro es una ucronía, un término extraño para la institución monetaria que sí tuvo lugar en la historia y que funcionó razonablemente bien. Mejor, mucho mejor, que lo que haya funcionado jamás un banco central. Milton Friedman, que era liberal pero no era dogmático, escribió en su monumental historia monetaria de los Estados Unidos que "el funcionamiento ciego, no diseñado y casi automático del patrón oro resultó dar lugar a una regularidad y predictibilidad mucho mayor –quizás porque su disciplina fue personal e inescapable–, que lo que hayan conseguido el control deliberado y consciente de los acuerdos institucionales concebidos para lograr la estabilidad monetaria".

LHA había contrapuesto a Friedman al dogmatismo de… no dice de quién, pero sí se refiere a quienes como Mises, Hayek o Rothbard defienden al oro. Mala suerte. Yo tengo mis razonespara defenderlo frente a los bancos centrales:

Baste como indicación de que efectivamente fue así la experiencia de Inglaterra. Si asignamos el número 100 a su nivel de precios en 1661 veremos no los superó más que en la última década del XVIII. Y que quitando la inflación de la guerra napoleónica el nivel de precios se mantuvo más o menos estable de nuevo hasta otra guerra, la de 1914. ¿Hay algún banco central que pueda presumir de una estabilidad como esta? Sólo de 1950 a 1975 el dólar perdió el 57 por ciento de su poder adquisitivo, como el franco suizo. El Deutshce Mark el 53 por ciento y la peseta el 82. El XX ha sido el siglo de la inflación, como lo ha sido del totalitarismo y de las guerras.

Porque, efectivamente, otra de las virtudes que le veo al oro es que funcionó como moneda universal y facilitó aquella globalización a la que jamás se le dio tal nombre, la que integró las economías europeas con América más Japón e India. Y coincidió con una era de paz en Europa como el continente, viejo y ajado de guerras sin fin, no había conocido. Quizás no sea mera casualidad. Pero Luis Hernández Arroyo recupera las categorías mentales de otro gran economista, Carlos Marx, al decir que el patrón oro fue instrumento del imperialismo de las potencias capitalistas y de las clases altas hasta que las bajas lograron acabar con él allá por los años 20. Aquí yo creo que se equivoca. Los debates para elaborar el informe Macmillan, que como el libro de Friedman son muy interesantes, parecen no reflejar ese estado de cosas. Cuando se sugirió a los sindicatos ingleses que se podía acabar con el patrón oro su respuesta fue de una inocencia encantadora, perdida para siempre: "Pero ¿es eso posible?". Difícilmente pudo ser una exigencia de la clase baja.

Y hay más, porque lo que fracasó en los 20’ no fue el patrón oro:

Hablar de la tesis de Einchengreen, seguidor de Keynes, acaso nos llevaría demasiado lejos para un humilde artículo. Pero es justo recordar que él sitúa el origen del problema en la Gran Guerra, cuando las naciones europeas abandonan el patrón oro. Y que el sistema monetario imperante cuando tuvo lugar la depresión no era el patrón oro, sino una curiosa combinación de dinero fiat y oro con banca central que se conoce como patrón intercambio-oro. Un sistema que, como decía Palyi, era lo suficientemente flexible como para dejarse manipular y lo suficientemente rígido como para no permitir la expansión crediticia por más tiempo. No fue el patrón oro como había funcionado hasta 1914 lo que fracasó.

Y concluyo con una recomendación:

Es cierto, no seré yo quien lo niegue, que para llevar ciertas teorías a la práctica es necesario acudir a que "el Estado tiene el monopolio del legítimo uso de la fuerza" e incluso hacer de esa pretensión un argumento "incontestable". Y también lo es, cómo negarlo, que el patrón oro jamás necesitó de tales amenazas. Quizá, visto el legado de descomposición de la moneda, paro y estancamiento que ha acompañado a excesos por parte de los bancos centrales en los que el oro es técnicamente incapaz de incurrir, con la excusa de haber estrenado un nuevo siglo, sea este el momento de revisar ciertas teorías. Aunque parecieran dogmáticas y anticuadas allá por los años cuarenta.

Espero que la acepte.


Comentarios

 
Cuando he abierto tu columna en LD, y he visto la foto, me creía que habían fichado a Miguel López Alegría, el astronauta. Te pareces un montón.
Enviado por el día 31 de Agosto de 2007 a las 20:21 (1)
jaja. No me lo habían dicho. Alguien de la redacción me dijo que parecía que había salido de ver una peli porno.

En fin.

Salgo con algo de cara de maluto, eso sí.
Enviado por el día 31 de Agosto de 2007 a las 20:37 (2)
Por fin alguien me explica con lenguaje claro lo que está pasando. El artículo de Rallo fue muy clarificador, pero tenía algunos cabos (por términos económicos desconocidos para mí) que no llegué a entender. Ahora (creo que) sí.

Muchas gracias JCR. Por cierto, tras leerte me ha asolado un terrible sentimiento de terror: ¿qué significa entonces que el Gobierno esté vendiendo las reservas de Oro del Banco de España? :S

Un saludo.
Enviado por el día 31 de Agosto de 2007 a las 21:28 (3)
Pregunta a los economistas: ¿A quién está vendiendo el Banco de España el oro?. Porque cuando uno vende, otro compra.
Enviado por el día 31 de Agosto de 2007 a las 22:32 (4)
Aquiles, yo no sé por qué lo hace y algún experto que he consultado tampoco lo sabe.

Por qué en tal cantidad, es decir. De hecho todos los bancos centrales se han estado deshaciendo de oro en las últimas décadas. Pero hay ya alguno que ha dejado de vender (FED) y el ruso está comprando a mansalva.

Fredi, los términos de las ventas (precio, condiciones comprador...) son confidenciales. No los sabemos.
Enviado por el día 1 de Septiembre de 2007 a las 11:25 (5)
He leido de Milton Friedman "Libre para Elegir", en el que llega a decir que "[en estos momentos] resucitar el patrón oro no sería factible ni deseable", pero no lo razona, pues no está hablando del patrón oro sino de otros temas.

Me gustaría saber si Friedman fundamenta esta afirmación en algún otro texto. Si algún experto puede proporcionar alguna pista le estaría muy agradecido.
Enviado por el día 1 de Septiembre de 2007 a las 16:58 (6)
Friedman daba pantallazos simples todo el tiempo. Era un academico light y por eso tan famoso y efectivo.

Para analisis serios de fondo, hay que leer a los austriacos. Aqui habia uno que queria comparar a Friedman con Mises y Rothbard en lo academico. Ja, ja, ja, hasta ahora me rio. No hay punto de comparacion. Friedman apenas escribio dos libros y angostos, economia 101.
Enviado por el día 1 de Septiembre de 2007 a las 21:54 (7)
Sobre dicha fundamentacion, jotaele, lamentablemente te puedo asegurar que Friedman no puede satisfacerte. Bueno, es que no se puede. Es una locura total el sistema monetario actual. No tiene nigun sentido crear dinero de la nada. Es simplemente absurdo y cada vez mas.
Enviado por el día 1 de Septiembre de 2007 a las 22:03 (8)

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