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11 de Septiembre de 2004

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Haciendo amigos
Bitácora de Mario Noya

Una más

En contra de todas las tergiversaciones surgidas sobre la figura de Casanova, hay que decir que fue un gran español que creía mejor y más libre la España de los Austrias que la de los Borbones, y con ese convencimiento lanzó un manifiesto -cuidadosamente ignorado por los manipuladores de turno- el 11 de septiembre de 1714 a las tres de la tarde, en el que, entre otras cosas, decía: "Se confía en que todos, como verdaderos hijos de la patria, amantes de la libertad, acudirán a los lugares señalados con el fin de derramar gloriosamente su sangre y su vida por el rey, por su honor, por la patria y por la libertad de toda España".

El 11 de septiembre Rafael Casanova, portando la bandera de Santa Eulàlia, patrona de Barcelona, fue herido de un tiro en una pierna. Posteriormente se refugiaría en San Baudilio, para en 1719 volver a Barcelona, donde siguió ejerciendo la abogacía, sin ser molestado hasta su muerte, en el año 1743.

(Eduardo Palomar Baró, Barcelona. Carta al director de El País, edición de Cataluña. Citado en José Luis Vila-San-Juan, "Mentiras históricas comúnmente creídas", pp. 235-236. Planeta, Barcelona, 1996)

[El duque de Berwick asediaba la Ciudad Condal desde principios de julio] (...) viendo el considerable valor que los barceloneses ejecutaban en su defensa, considerábalos verdaderos héroes y, dada su caballerosidad, intentó por todos los medios que la ciudad no fuese tomada a sangre y fuego (...) Así, el 3 de septiembre envió a un parlamentario para que, antes de iniciar un ataque general, se estableciesen conversaciones para proponer la rendición de Barcelona.
[...]
Rafael Casanova
[al igual que Antonio de Villaroel, general en jefe de las fuerzas austrófilas] era partidario de la rendición. Su exposición fue rebatida con brío por el segundo consejero, Salvador Feliu de la Penya. Reunido (...) el pleno del gobierno provisional, la cerrada negativa de los apasionados se impuso totalmente: 26 votos en contra y sólo 4 (entre ellos el de él mismo) a favor de la proposición de Casanova de aceptar conversaciones [en cursiva, en el original].

[Finalmente, en la mañana del 11 de septiembre las fuerzas borbónicas desencadenaron varios ataques] Villaroel insistió en que debía volverse a parlamentar con el duque de Berwick para evitar el asalto a sangre y fuego (...) Así se hizo. Tras el bando de Casanova de las tres de la tarde (...) se proclamó un "alto el fuego" y se iniciaron las negociaciones. (...) Berwick se mantenía en que la rendición (...) debía ser incondicional. Los enviados catalanes no podían aceptar aquel extremo.

El día 12, hacia la una de la tarde, se consiguió una transacción en la que, sin citar la rendición incondicional, se abriría Barcelona a las tropas felipistas, y Berwick daba su palabra de honor de respetar a la población, incluso a quienes habían tomado armas (...)

A las seis de la tarde (...) los felipistas ocuparon el castillo de Montjüic.

Al día siguiente todas las fuerzas borbónicas formaron al alba para escuchar un bando del duque de Berwick destinado a mantener el orden y prohibiendo toda injuria a los catalanes.

A las seis de la mañana las fuerzas de ocupación empezaron a entrar en la ciudad.

(JL VLS, op. cit., pp 237-242)

El día 16 se decretó la disolución del Consejo de Ciento, de la Diputación, de la Generalitat y del Brazo Militar. El día 19 llegó el nuevo gobernador, Juan Francisco de Bette, marqués de Lede, que no respetó, en absoluto, las condiciones de rendición estipuladas por Berwick, procediendo a la detención (con engaño) de los principales dirigentes austrófilos. Varios fueron ejecutados y aprisionados. Casanova se salvó porque, temiéndose lo peor, un amigo suyo médico firmó un parte de defunción, y su supuesto cadáver fue registrado en el hospital de la Santa Cruz.
[...]
En 1719 (...) debió de haber una amnistía, porque Casanova reapareció en público y volvió a ejercer tranquilamente su carrera de abogado.
[...]
Recordemos que fue un excelente conseller en cap
[en cursiva, en el original], héroe cuando debió serlo y pacifista cuando tuvo que ceder. Luchó por su patria (Cataluña y España) y se rindió con honor.

Pero no fue un mártir de la independencia catalana.

(JL VSJ, op. cit., pp. 243-244)

La tozuda resistencia que opuso Barcelona a los ejércitos de Felipe V tampoco fue la lucha heroica y popular que celebran cada 11 de septiembre los nacionalistas catalanes. La nobleza y el clero no mostraron ningún entusiasmo por seguir amurallados contra Felipe V, y las masas, entre gritos ahogados y casas arrancadas de cuajo, no pedían sino que se acabara la resistencia, y con ella el hambre y las bombas. Las peleas entre los líderes barceloneses también fueron frecuentes. Villarroel y Rafael de Casanova, dos de los héroes más celebrados, lucharon hasta el último momento, pero ambos se opusieron rotundamente a la resistencia final y se inclinaron por una solución negociada. La resistencia entre murallas, la resistencia entre barrios y calles muertas, no fue cosa ni latido natural del pueblo, sino empeño de unos grupos muy reducidos abandonados por la mayoría de los catalanes y tan carentes del sentido de la realidad como los que en 1641 habían hecho a Luis XIII conde de Barcelona para arrepentirse después y desangrar parte de Cataluña con la ocupación del ejército francés. Tan alejados de la realidad que todavía el 24 de septiembre de 1714, días después de que las tropas del duque de Berwick hubieran entrado en Barcelona, los embajadores catalanes desplazados a Londres continuaban alentando la resistencia, porque "lo cierto es que el rey Jorge I, el príncipe y su hijo y la corte de Hannover están inclinados a vuestro alivio y beneficio [...] sólo falta que de aquí se influya con eficacia y que Barcelona se mantenga así".
(Fernando García de Cortázar. "Los mitos de la historia de España", Planeta, Barcelona, 1996; pp. 147-148)

Comentarios

 
"Hasta el último momento de la lucha, los objetivos habían sido los que se hacían constar en el documento dirigido al pueblo: salvar la libertad del Principado y de toda España; evitar la esclavitud que espera a los catalanes y al resto de los españoles, bajo el dominio francés; derramar la sangre gloriosamente por su rey, por su honor, por la patria y por la libertad de toda España."

Ferran Soldevila: "Moments crucials de la Història de Catalunya", Barcelona 1962
Enviado por el día 11 de Septiembre de 2004 a las 12:58 (1)
"La guerra de Sucesión no tuvo cariz nacionalista, ni catalanista ni separatista, sino meramente sucesorio y antifrancés"

"Otra historia de Cataluña", Marcelo Capdeferro 1985
Enviado por el día 11 de Septiembre de 2004 a las 13:00 (2)
pepelu, creo que te has equivocado.
¿Estás diciendo que en plena oprobiosa (1962) se publicaba en catalán?
Venga ya, hombre, si el Josep y el Joan no hacen más que decir lo contrario, ... y ellos no mienten.
Enviado por el día 12 de Septiembre de 2004 a las 10:33 (3)

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