liberalismo.org
Portada » Bitácoras » Orden Natural » ¿El amor debe ser desinteresado?

10 de Septiembre de 2004

« Armas de asalto ya en el mercado | Principal | El retorno del oro »

Orden Natural
Bitácora de Juan Fernando Carpio

¿El amor debe ser desinteresado?




Amor e Interés
La Falsa Concepción del Amor como Desinteresado e Incondicional destruye su Sublime Valor

Por: Gary Hull, Ph.D.



Cada año en el día de San Valentín, se comete un crimen filosófico. De hecho, se comete durante todo el año, pero su destructividad se ve aumentada en esta fecha. Este crimen es la propagación de una falsedad ampliamente aceptada: la idea de que el amor es desinteresado. El amor, se nos repite constantemente, consiste de auto-sacrificio. El amor basado en interés personal, se nos advierte, es barato y sórdido. El amor verdadero, nos dicen, es altruista. ¿Lo es?

Imagina una tarjeta de San Valentín que se tome esta idea en serio. Imagínate recibir una tarjeta con el siguiente mensaje: "No obtengo ninguna satisfacción de tu existencia. No recibo ningún disfrute personal de la forma en que te ves, te vistes, te mueves, actúas o piensas. Nuestra relación no me beneficia. No satisfaces ninguna necesidad sexual, emocional o intelectual mía. Eres sujeto de caridad para mí y estoy contigo sólo por lástima. Besos, XXX."

No es necesario decirlo, pero tú estarías indignado de saber que estás siendo "amado", no por algo positivo que ofreces a tu pareja, si no -como cualquier receptor de dádivas-, por lo que a ti te hace falta. Y sin embargo esa es la visión perversa del amor implicada en la creencia de que el amor es auto-sacrificio.

El amor auténtico es el exactamente lo opuesto. Es la experiencia más egoísta posible, en el verdadero sentido del término: beneficia tu vida de una forma que no implica sacrificio de otros hacia ti ni de ti hacia otros.

Amar a una persona es egoísta porque significa que valoras a esa persona en particular, que él o ella hace tu vida mejor, que él o ella es una fuente de alegría personal para ti. Un amor "desinteresado" es una contradicción en términos. Uno no puede ser neutral hacia algo que valora. El tiempo, esfuerzo y dinero que uno utiliza para alguien que uno quiere no son sacrificios, si no acciones tomadas porque su felicidad es crucialmente importante para la tuya propia. Tales acciones sólo serían sacrificios si se hicieran por un desconocido o por un enemigo. Aquellos que argumentan que el amor demanda la auto-negación deben sostener la bizarra creencia de que a uno le es indiferente si la persona amada está sana o enferma, siente alegría o tristeza, está viva o muerta.

Se asegura muchas veces que el amor debe ser incondicional y que deberíamos amar "a todos como hermanos". Vemos esta idea promovida por la profesora de escuela "no-discriminadora" que le dice a sus alumnos que quienquiera que traiga una tarjeta de San Valentín para otro estudiante, debe traer tarjetas para todos. La vemos en el sorprendente dictamen de "Odia el pecado, pero ama al pecador", que llevaría a que odiemos los campos de concentración pero enviemos a Hitler una caja de chocolates Godiva. La mayoría de personas están de acuerdo en que tener relaciones sexuales con una persona que uno desprecia es una locura. Sin embargo de alguna manera, cuando la misma idea de fondo se aplica al amor, la gente lo considera noble.

El amor es demasiado precioso para ser entregado indiscriminadamente. Es sobre todo en el tema amoroso que el igualitarismo debe ser repudiado. El amor representa un intercambio excelso -un intercambio espiritual- entre dos personas, con el propósito de beneficiarse mutuamente.

Tu amas a alguien precisamente porque él o ella es de valor- un valor personal para ti, determinado por tus estándares- tanto como tú eres de valor para él o ella. Es la visión de que debes dar amor incondicionalmente -la visión de que no lo mereces más que un fulano al azar, la visión de que no es una respuesta a algo en particular en ti, la visión de que no tiene origen ni causa- lo que ejemplifica la más innoble concepción de esta experiencia sublime. La naturaleza del amor crea ciertas demandas en aquellos que desean disfrutarlo. Debes considerarte a ti mismo digno de ser amado. Aquellos que esperan ser amados, no porque ofrezcan cierto valor positivo, si no porque no lo poseen-es decir aquellos que exigen amor como un deber altruista- son parásitos. Alguien que diga "quiéreme sólo porque yo lo necesito" busca un valor espiritual no merecido -de la misma forma que un ladrón busca riqueza no merecida. Para citar una famosa línea de El Manantial: "Para decir 'Yo te amo', uno debe primero aprender a decir el 'Yo'".

El Día de San Valentín, con sus coloridas tarjetas, deliciosos chocolates y lencería de seda, da forma material a este valor espiritual. Es un momento para que hagas una pausa, ignores las trivialidades de la vida, y celebres el placer interesado de ser digno del amor de alguien y de haber encontrado a alguien digno del tuyo.


Gary Hull, Ph.D. en filosofía, es un escritor senior para el Ayn Rand Institute en Irvine, Calif. El Instituto promueve la filosofía de Ayn Rand, autora de La rebelión de Atlas y El Manantial. Traducido por Juan Fernando Carpio. Copyright © 2003 Ayn Rand® Institute (ARI). Todos los derechos reservados.

Comentarios

 
Absolutamente genial, sirve perfectamente para explicar la existencia de la economía en sentido amplio o no monetario de Mises, y el ejemplo del valor (o precio no establecido en términos monetarios de las subjetividades diversas q lo establecen) de los afectos, es el más prototípico de esta área de la economía austríaca.
Enviado por el día 10 de Septiembre de 2004 a las 22:48 (1)
¡¡¡¡Vais a conseguir que me eche a llorar, coño!!!!
Enviado por el día 10 de Septiembre de 2004 a las 23:41 (2)
Tiene su verdad este pensamiento, que no sé si inaugura Ayn Rand (asumo que sí); nunca me pareció sutil. En su entrevista con Mike Wallace (1959), ella es particularmente contundente sobre el significado del amor, en este sentido «egoísta». Más me gusta la manera como tratan el tema ciertos poetas, aunque hablen del «sacrificio». El idioma es un instrumento imperfecto pero entendemos las sutilezas del amor. Nunca vi la necesidad de rehabilitar el término «egoísta» (entiendo porqué ella tenía razones para hacerlo dentro de su sistema filosófico).

En fin, estoy seguro que yo no hubiera caído muy bien a Ayn Rand (con tal de hacerle el jaque mate, qué importa, ja, ja). Yo todavía no entiendo bien por qué me ama mi esposa.

Eso sí, seguramente más por viejo que otra cosa, yo me casé a lo Rand: vi el elevado valor de mi esposa (principalmente su valor como persona) y me casé por eso principalmente - a los 38, ¿es racional casarse a esa edad, verdad? -, qué emociones ni qué emociones. En esa decisión absolutamente objetiva, fue influyente otro tipo de filosofa, Ellen G. White.

Curioso como la religión y el objetivismo cruzan caminos en este sentido. Según White, el juicio sobre la pareja debe estar exclusivamente basado en el amor a Dios que ésta tenga, el matrimonio es para glorificar a Dios, ese es el «valor» de White.

En fin, yo aprendí que había que ser «frío». Siempre me felicitaré a mí mismo por mi sabia decisión en el amor.
Enviado por el día 11 de Septiembre de 2004 a las 11:16 (3)
Juan, este artículo de Hull que ya viene siendo publicado cada año por el Ayn Rand Institute Media Link, resume bastante bien la concepción del amor egoísta de Rand que en La Rebelión de atlas es expuesta por Francisco D´Anconia. En resumen, sólo puedes amar a quien te aporta algo, no a quien odias, no a quien desprecias. Amas a alguien, por ejemplo, a una mujer, porque a su lado, todo tiene sentido para ti. Amas a tu familia porque sabes que te quieren, porque su felicidad es muy importante para la tuya. Adam Smith en la Teoría de los Sentimientos Morales explica cómo a una madre el hecho de que su hijo se haya roto un brazo le parece mucho más importante que miles de muertos en Chica a causa de un desastre natural. Según los colectivistas esto no debería ser así. Pero es así!.Aunque este parece un punto un tanto menor, no lo es ya que la idea de solidaridad que nos venden los socialistas depende de esta idea de amor fraternal internacional. Nos debemos a todos, luego todos pueden pedir que trabajemos para que tengan tele, comida, techo. etc...Si adoptamos la teoría de Rand, trabajar para los demás es una opción voluntaria siempre y cuando no suponga la renuncia o sacrificio de valores superiores. Por ejemplo, dejar de comparte un coche para pagar la operación de cáncer de tu mujer es lógico y lícito. Comprarte el coche no lo es. Comprárselo a tu vecino mientras tu mujer está muriéndose es aún más repugnante moralmente. De todos modos, sería interesante comparar esta teoría con la teoría praxeológica del amor de Daniel que ruego que la exponga para animar el debate.
Enviado por el día 11 de Septiembre de 2004 a las 22:09 (4)
Estupenda aportación, Juan fernando (una vez más).
Enviado por el día 12 de Septiembre de 2004 a las 10:26 (5)
Sin estar de acuerdo con todo, sí interesa la exposición. Como católico, entiendo que el arma a usar es el amor. Sé que, al menos a pequeña escala, es posible, porque conozco a personas que con amor lo vencen todo y convierten enemigos en amigos. Lo que pasa es que a mí no me sale bien, y lo que me pide el cuerpo es lo objetivista, una de mis numerosas contradicciones ("a Dios rogando y al mazo dando", eso se inventó para mí.
Cuando era niño, un profesor excelente nos explicó una vez que está comprobado que los matrimonios que más fracasan son por amor, y entre universitarios; en cambio, los que más duraban, eran los de conveniencia. Y aunque me ha tomado muchos años entenderlo, ahora veo claro que de la conveniencia puede (o no, pero puede) nacer el amor verdadero.
Me casé con 39 años, con una jovencita de 21, y cuanto más descubrimos que nos convenimos el uno al otro, más nos queremos.
A mí me daba terror "vivir con" alguien "por probar", si no estaba seguro de que querría hacerlo toda la vida, sobre todo porque adquiriera derechos sobre mis cosas (yo ya tenía piso y trabajo fijo). Y en el caso de estar seguro, entonces prefiero casarme y ceder voluntariamente.
A pesar de la diferencia de edad, somos tan complementarios que con ninguna novia más coetánea me he sentido tan comprendido.
Ella estaba en casa de sus padres en un ambiente de mucha presión, y necesitaba libertad. Yo necesitaba sentar la cabeza. Somos felices y tenemos una pizca de ahorros, mis meses ya no terminan el día 20 con prórroga de arroz y espaguetis.
Desde el punto de vista egoista, he realizado todas mis fantasías románticas: también le gusta ir de la mano o abrazada a todas partes, la ropa de colores vivos que yo me pondría si fuera una chica de su edad, etc.
Al contrario que muchas parejas de amigos, tenemos la suerte de poder estar juntos muchas horas al día, y no nos cansamos ni nos aburrimos.
Enviado por el día 13 de Septiembre de 2004 a las 12:02 (6)
Bueno, en "El Arte de Amar", Erich Fromm dice que la "infatuation" o el amor fatuo no es requisito para una buena relación posterior. Que el amor más bien es algo que nace como producto de complementarse y la química (que dura dos años aprox. en ese sentido enamoradizo) poco tiene que ver luego.
Enviado por el día 16 de Septiembre de 2004 a las 21:23 (7)
Pues debería leer ese libro, me sorprendes. No lo leí en su momento porque todas las que lo llevaban encima me daban muy mal rollo, siempre con el latiguillo de "nada dura eternamente" y la cosificación del amor en "relaciones", y el distanciamiento con su pareja, todo cosas que pensé que venían de sus páginas. Yo admito que soy un cursi, pero si apuesto por alguien, me enorgullece llamarla "novia", creo que diciendo eso dejo claro que quiero llegar al máximo, aunque se pueda truncar, pero que no falten las ganas. Nunca me han interesado los "rolletes" pero bueno, cada uno es como es y no pretendo que los demás sean como yo. Lo que pasa es que me han martilleado tanto con que lo mío era imposible, que casi me lo creo. Llevamos ya cuatro años de infatuation intermitente y creo que podemos pasar así toda la vida. Cuando me muera ya os contaré...
Enviado por el día 17 de Septiembre de 2004 a las 10:25 (8)
Ah claro, lo de Fromm no dice que la quimica muera, si no que puede nacer algo que le complemente o suplemente con el tiempo.
Enviado por el día 20 de Septiembre de 2004 a las 21:54 (9)
De acuerdo en todo excepto porque yo no creo que el amor se trate de complementaridad sino de afinidad, dos personas pueden amarse porque comparten las mismas caracteristicas, el mismo nivel intelectual, la misma inteligencia emocional, el mismo nivel social, económico, valores familiares, forma de pensar... y el mismo sentimiento el uno por el otro. Las relaciones exitosas en cualquier campo siempre funcionan mejor cuando sus integrantes comparten los mismos valores, sea esta una relación laboral, de amistad o una relación amorosa, así lo veo yo.
Enviado por el día 14 de Febrero de 2005 a las 03:47 (10)
Estoy de acuerdo sólo parcialmente, epsilon. Por supuesto que un puñado de afinidades ayudan, pero sin un grado de necesidad y/o complementariedad (me suena mal esta palabra pero no encuentro otra), no creo que sean suficientes para durar.
En mi caso, un noviazgo serio que tuve con más afinidades previas acabó como el rosario de la aurora. En mi noviazgo-matrimonio actual, en cambio, las grandes afinidades han nacido y crecen, o bien las hemos descubierto (vgr. ser de derechas, cosa con la que no te sueles presentar), ya juntos.
Enviado por el día 14 de Febrero de 2005 a las 12:45 (11)

No se admiten ya más comentarios.