Imágenes de un futuro socialista
Por Eugen Richter
Traducido por Mariano Bas Uribe
XXXI. Notas diplomáticas amenazantes
Los gobiernos socialistas de Rusia y Francia están tan al borde de la desesperación como nosotros por saber cómo sobreponerse a las dificultades que aparecen constantemente. Así que tratan de aplacar el malhumor de sus pueblos dirigiendo su atención hacia los asuntos exteriores. Una de las primeras acciones de los gobiernos socialistas ha sido disolver la Triple Alianza. Austria se ve amenazada en este momento por Italia, en Istria y el Tirol Italiano. Por tanto, la oportunidad de Austria de cambiar de bando parece favorable para Rusia y Francia que han subido el tono frente a Alemania. Por esto, ambas potencias han dirigido simultáneamente notas a nuestro Ministerio de Exteriores, pidiendo que dentro de diez días se realice el pago por los bienes suministrados.
¿Qué es esto de que Francia se haya convertido en nuestro acreedor? De hecho, no hemos recibido nada de Francia excepto unos pocos millones de botellas de champán que vaciamos en la intoxicación de gozo por el éxito de la gran Revolución y antes de que el Estado hubiera tomado en sus manos la regulación del consumo. Sin embargo, Rusia ha cometido la perfidia de ceder parte de sus derechos a Francia, para construir una plataforma común contra nosotros. Nuestra deuda a Rusia ahora asciende a más de mil millones, aunque nuestras importaciones de grano, madera, lino, cáñamo, etc., desde ese país han sido iguales a las que solíamos tener antes. Son importaciones que de las que no podemos prescindir en absoluto. Pero lo malo es que las manufacturas que habitualmente mandamos a Francia y Rusia, para intercambiarlas por las importaciones, nos vienen devueltas casi en su totalidad, bajo la pretensión de que no cumplen con los mínimos de calidad o que el precio es demasiado alto, o cosas así. Si en los viejos tiempos nos hubiera ocurrido algo así, simplemente hubiéramos pagado a los rusos con bonos o cupones rusos, que no escaseaban en Alemania. Pero como ahora no hay bonos ni existencias de metales nobles que sirvan de garantía, estamos en un aprieto por la falta de medios de intercambio útiles.
Sólo que nuestros buenos vecinos saben muy bien todo esto. Por tanto, no se toman en sus notas diplomáticas la molestia de ocultar la amenaza de que en caso de que sus reclamaciones no se atiendan de inmediato, se verán obligados a tomar posesión de parte de Poznan y Prusia del Este y de Alsacia y Lorena como garantías. Ambas potencias expresaron su disposición a retirar sus reclamaciones de pago, siempre que Alemania quisiera cederles la posesión de estas provincias. ¿No es de una insolencia sin precedentes?
No faltan hombres bien preparados, ni mosquetes, pólvora y balas en Alemania. El anterior régimen tuvo buen cuidado de proveer de estos materiales abundantemente. Pero en otros aspectos no estamos tan bien preparados. Y parece que como consecuencia de la disminución en la producción de carbón y la mengua en existencias, hay una escasez de este material, lo que dificultaría de forma notable el transporte de tropas por ferrocarril. También hay grandes quejas de las autoridades militares sobre la escasez de carne, harina, cereales y productos similares.
Entre tanto, Francia se ha anexionado Luxemburgo. Con la disolución de la Unión Aduanera, este Ducado ha sido dejado, digamos, algo a la deriva. Un partido del Ducado se aprovechó del malhumor por la severidad de las antiguas relaciones comerciales con Alemania para acudir a los franceses. Estos últimos no perdieron tiempo en responder a la llamada y en seguida alcanzaron el territorio vía Logwy. Se dice que la caballería francesa ya se ha visto en la frontera germano-luxemburguesa, cerca de Treves.
XXXII. Gran huelga y estallido simultáneo de la guerra
Todos los trabajadores del metal en Berlín y alrededores se han puesto en huelga esta mañana, tras el rechazo de sus demandas de recibir compensación completa por su trabajo. El Gobierno ha afrontado la huelga con una orden inmediata de suprimir de inmediato todas las comidas y cenas de los huelguistas. En todos los comedores del Estado, los oficiales tenían instrucciones estrictas de no reconocer los cupones de los trabajadores del metal. La misma suspensión de los cupones afecta a todos los restaurantes y tiendas en las que, de acuerdo con las regulaciones gubernamentales, estas personas suelen abastecerse. Las distintas tiendas y lugares en cuestión están fuertemente vigiladas por destacamentos de policía. Por este medio se espera que los huelguistas, en poco tiempo, se sometan rendidos por el hambre, dado que las migajas y peladuras que sus esposas y amigos puedan darles de sus raciones les resultarán de poca ayuda.
Todavía hay más malas noticias. Se acaba de dictar una orden para reducir las raciones de pan de toda la población a la mitad y eliminar las raciones de carne, todo a la vez. Se espera que esas medidas consigan un ahorro que permita al Gobierno, al menos en parte, aprovisionar las fortalezas fronterizas. Porque, entre tanto, los embargo con los que se amenazaba a Alemania han comenzado. Desde el Gran Ducado de Luxemburgo, la caballería francesa ha avanzado atravesando la frontera alemana, cruzando el Mosela y cortando el tráfico en las carreteras entre Treves y Diedenhofen y Treves y Saarlouis. Otras divisiones del ejército francés, con bases de acción en Longyon, Conflans, Pont-à-Mausson, Nancy y Lunéville han cruzado la frontera de la Lorena con la intención de asediar Metz y Diederhofen y hacer una demostración en dirección a Morchingen. Se supone que ambas fortalezas no tienen provisiones para más de una semana. Lo mismo puede decirse de Koenigsberg, Thorn y Graudenz, puntos contra los que las columnas rusas están marchando en este momento, con el fin de quedarse con el territorio para garantizar sus reclamaciones. La táctica parece ser atacar Prusia del Este desde el sur y el este simultáneamente, de forma que hasta la subyugación, el frente este del ataque contra Alemania puede acortarse por un lado y por el otro el suministro de caballos al ejército alemán desde Prusia del Este quedará cortado. Pero por desgracia se ha filtrado que hay una gran escasez incluso de ropa para mucha gente en la reserva. Como consecuencia de la gran caída en manufacturas en muchas ramas después de la Revolución, grandes cantidades de ropa interior, botas y otros artículos para el ejército tuvieron que desviarse a los civiles al ver que el suministro regular no seguía el ritmo de la demanda.
Ya es bastante. Me encuentro con que no podré en adelante dedicar el mismo tiempo a registrar las cosas que pasen. La jornada de doce horas empieza mañana, así que ya no tendré mucho tiempo para escribir. Por tanto, me propongo acabar esta narración tan pronto como pueda y enviarla a Franz y Agnes en el Nuevo Mundo. Puede que esto les recuerde, a ellos y a sus hijos y a los hijos de sus hijos, los actuales tiempos tormentosos y a mí mismo y, además, debo completarla a toda velocidad, porque puede ser demasiado tarde. Me he dado cuenta de que se me considera cada vez más sospechoso, así que puede haber una redada nocturna y que me confisquen mis papeles en cualquier momento.
XXXIII. Empieza la Contrarrevolución
Los trabajadores del metal en huelga no tienen ninguna intención de morirse de hambre. Al ir a visitar a mi suegro descubrí camino de casa que grupos de esta gente intentaban asaltar el almacén central de pan. El abuelo está alojado en el Refugio para Gente Mayor, en el que se ha convertido el castillo de Bellevue. El almacén central de pan está justo enfrente del castillo de Bellevue, al otro lado del Spree y entre el río y el terraplén del ferrocarril. Al encontrarse todas las entradas bien cerradas, los huelguistas intentaron trepar por el alto muro que rodea el almacén. Pero tan pronto como alcanzaban lo alto del muro, eran desalojados por los centinelas dentro estacionados y así pagaban su temeridad con sus vidas.
Después los huelguistas se dirigieron al terraplén, que permite una vista de los parajes que rodean el almacén. Empezaron a arrancar los raíles y a cortar los cables del telégrafo, pero el fuego de mosquetes desde el almacén pronto mató e hirió a tantos que la fuerza asediante fue en seguida desalojada de su posición.
Su siguiente movimiento fue alcanzar las casas de la calle Luneburg, detrás del terraplén. Estableciéndose en los pisos superiores de esas casas, empezó en seguida un tableteo de disparos desde las ventanas superiores, de un lado, y desde el almacén, de otro. Pero pronto quedó claro que los asediados, aunque pocos en cuanto a número, poseían mejores armas y más munición.
Posteriormente nuevos destacamentos de alborotadores intentaban abrir una brecha en los muros del almacén desde el muelle de Heligoland. Mientras tanto, sin embargo, y sin ser notados, se han llevado refuerzos inmediatos de policía a los terrenos del castillo de Bellevue. Estos refuerzos tomaban posesión del puente peatonal, que está prácticamente oculto por el puente del ferrocarril, y desde esa posición abrían fuego contra la masa de personas anónimas del muelle de Heligoland. Pronunciando salvajes gritos de venganza y dejando un gran número de muertos y heridos detrás, la muchedumbre se dispersaba en todas direcciones. Se dice que se ha enviado artillería para cañonear la calle Luneburg desde el otro lado del Spree.
Abandonando el escenario de esta carnicería, entre en el Parque Zoológico con al intención de llegar al sudoeste de la ciudad dando un rodeo. Las calles en todas partes estaban llenas de gente en el más salvaje estado de excitación. No ha habido disturbios en el sudoeste de Berlín, pero por lo que se dice aquí, parece que los trabajadores del metal han tenido más éxito en las tahonas de la plaza Temple y la calle Kopenick que en el almacén de Bellevue. También se dice que numerosos rifles y cajas de munición han caído en sus manos. Es muy difícil atenerse a alguna noticia como verdaderamente fiable, pero todos los relatos sobre los disturbios en la margen derecha del Spree parece que se generalizan rápidamente.
Últimamente se ha fijado la fuerza policial en 30.000 hombres. Nadie puede servir en ella excepto socialistas fanáticos, que son elegidos de todas partes del país. Esta fuerza esta asimismo apoyada por fuertes contingentes de artillería y caballería. Pero están dispersos por toda la ciudad y, después de todo, ¿qué pueden hacer si los dos millones de habitantes inician una revuelta general? La pólvora sin humo de hoy día facilita grandemente el apuntar en una emboscada, a la vez que la forma moderna del rifle está calculada singularmente para que resulte útil desde el interior, cuando se usa bajo la cobertura de las casas.
Destacamentos de policía, a pie y a caballo, se apresuran constantemente, a la máxima velocidad, por llegar al centro de la ciudad. Tiene todas las trazas de que toda la fuerza armada disponible se está concentrando en las cercanías del palacio y en Unter den Linden. ¿Cómo va a acabar todo esto?
¿Y el pobre abuelo? Le encontré muy aburrido y apático. La completa ausencia del entorno familiar y de cosas que le puedan interesar, hacen que sus facultades parezcan muy mermadas. Me contaba las mismas cosas varias veces y me repetía las mismas preguntas que acababa de contestar. Incluso mezclaba personas y generaciones de su propia familia. ¡Una vejez triste, sin duda!
XXXIV. Noticias descorazonadoras
Hoy ha sido el día más triste de toda mi vida. Al visitar a mi mujer la encontré hablando incoherente y brutalmente, y no me reconocía. El doctor me dijo que debía transmitirme la triste realidad de que la muerte de su hija y los tremendos sobresaltos de los últimos meses han afectado tan profundamente a su mente que no quedaba posibilidad alguna de que sanara. Se siente constantemente como sometida a persecución por todo tipo de diablos. Se piensa que lo mejor sería mandarla al Asilo de Incurables y allí van a llevarla hoy mismo.
Durante veinticinco largos años hemos compartido todas nuestras alegrías y penas y hemos vivido juntos en estrecha afinidad de mentes y corazones. Y ahora contemplar a mi compañera de toda la vida, completamente aturdida y desconcertada, cuyos amados y amables ojos no llegan siquiera a reconocerme, resulta peor que la separación de la muerte.
Por todas partes la tormenta revolucionaria incrementa su furia. ¿Pero qué me importan a mí esas cosas, con mi carga de pena y dolor? Ha habido algunos enfrentamientos en Prusia del Este y también en Alsacia y Lorena y en todos lados nuestro bando ha llevado la peor parte. Nuestras tropas tienen que combatir en mucha desventaja. Están mal vestidos e insuficientemente alimentados y cuando, tras agotadoras marchas forzadas, llegan cara a cara con el enemigo, son incapaces, a pesar de su bravura, de mantener sus posiciones.
En Berlín, la revuelta continúa extendiéndose. Toda la zona de la margen derecha del Spree y muchas otras zonas de la ciudad y los suburbios están bajo el control de los revoltosos. Últimamente se han visto reforzados por un constante caudal de gente proveniente de provincias y también se dice que parte del ejército se ha unido al pueblo.
Es por tanto evidente que la revolución no ha tardado en extenderse más allá de los límites de los trabajadores del metal y sus demandas particulares. Ahora apunta a la abolición del socialismo. Y cuanto más reflexiono, más me siento inclinado a condenarme por haber ayudado durante tantos años a traer este estado de cosas que hemos experimentado durante los últimos meses. Mi único motivo era la sincera creencia de que el Socialismo generaría un mejor estado de cosas en las futuras generaciones. Eso creía antes, pero ahora puedo ver que no entendía las cosas del todo. ¿Pero cómo van a perdonarme mis chicos alguna vez el haber ayudado a traer todo esto que les ha privado de su madre y su hermana y ha destruido completamente nuestra felicidad como familia?
Pero ahora debo hablar a Ernst, independientemente de las consecuencias. Me siento obligado, para poder advertirle contra la idea de huir justamente ahora. Los jóvenes como él sólo pueden evadirse y mezclarse con el pecado y la excitación de una época como ésta. Ahora tengo tiempo suficiente para visitar a Ernst incluso durante el día. Al ser sospechoso de no mantener mis convicciones políticas, me han privado de mi puesto como controlador y me han nombrado sereno. Sólo espero que mi trabajo no se convierta en algo horrible.
XXXV. El último capítulo
“MI QUERIDO FRANZ,--Tienes que ser un hombre y prepararte para afrontar con fortaleza las tristes noticias que lleva esta carta. Nuestro querido padre ha dejado de estar entre los vivos. Como muchas otras víctimas inocentes, ha caído sacrificado en el gran levantamiento que ha estallado en los últimos días en Berlín.
Padre había salido de casa con la intención de llamarme y advertirme que en modo alguno me mezclara en los disturbios de las calles. Cerca de nuestra escuela acababa de haber una refriega entre la policía y los alborotadores y algunos de los policías se habían refugiado en nuestra escuela. Por supuesto, nuestro padre nada sabía de todo esto. Parte de los alborotadores se encontraban escondidos y, con toda probabilidad, algunos de ellos, al verle, le tomaron por un enviado del Gobierno. En todo caso, le alcanzó un disparo proveniente de una ventana y expiró en pocos minutos. Puedes imaginar mi horror cuando lo trajeron a la casa y descubrí que era mi propio padre.
Fue víctima de preocupación que siempre tuvo por el bienestar de su familia. Con la esperanza de un futuro mejor para sus seres queridos, se afilió al Socialismo, pero los hechos recientes le habían curado completamente de sus errores.
Respecto del triste estado de nuestra querida madre, padre te escribió recientemente y también hizo mención de nuestro pobre y anciano abuelo. Durante toda mi desgracia y soledad, mis pensamientos se dirigían constantemente a ti, Franz, a través del océano, como mi único refugio humano. Cuando envíe esta carta, espero haber cruzado ya la frontera alemana. Hacia Holanda se dice que la frontera está muy abierta. Una vez allí, podré hacer uso del dinero que me enviaste.
Las cosas aquí dan miedo. Sangrientas derrotas en los campos de batalla cerca de las fronteras y en el país nada más que anarquía y amenazas de disolución. Cómo hemos llegado a esto y nos hemos metido en este lío, lo entenderás mejor con el diario que padre mantuvo al día hasta su muerte y que llevaré conmigo.