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La mente enferma de Noam Chomsky (I)

Por
Traducido por Adolfo Rivero Caro

Cortesía de FrontPage Magazine, dirigida por David Horowitz.

Sin duda, no hay intelectual más deshonesto que Noam Chomsky. No sólo eso. En medio de esta grave crisis nacional, tampoco cabe duda de que es un traidor. En las 150 universidades que han montado manifestaciones contra el derecho de Estados Unidos a defenderse; en las calles de Génova y Seattle donde los anarquistas "antiglobalistas" han atacado los símbolos del mercado y el comercio mundial; entre los manifestantes en Vieques que quieren negarle a nuestro ejército su campo de entrenamiento; y dondequiera que los jóvenes manifiestan una rabia incomprensible contra su país, este hombre es el inspirador y el maestro de ese odio.

Muchos se preguntan cómo es posible que los más privilegiados y educados de nuestros jóvenes lleguen a despreciar su propio país – una sociedad libre, abierta y democrática – y que lo hagan de manera tan rabiosa y apasionada. Se preguntan como es posible que jóvenes americanos ni siquiera consideren dar solidaridad y ayuda a los Osama bin Laden y Saddam Hussein (y a los comunistas antes que ellos). Una respuesta completa implicaría, quizás, estudiar las estructuras profundas de la psique humana, y su anhelo incoercible de alguna ilusión redentora. Pero la respuesta corta hay que encontrarla en los escritos y discursos de un amargado académico y sus simpatizantes.

Durante 40 años, Noam Chomsky ha producido libro tras libro, panfleto tras panfleto y discurso tras discurso con un mensaje, un solo mensaje: Estados Unidos es el Gran Satán; es la fuente de la maldad en el mundo. En el mundo demente de Chomsky, Estados Unidos no sólo es responsable por sus errores sino por los errores de otros, incluyendo los de los terroristas que atacaron el World Trade Center y el Pentágono. Esto es el fundamento de la actitud de todos esos que ahora buscan en las ruinas de Manhattan no las víctimas sino "las raíces" de la catástrofe.

Un pequeño panfleto de Chomsky – Lo que el Tío Sam Realmente Quiere – ya ha vendido 160,000 copias pero esto sólo representa la punta del iceberg de Chomsky. Su venenoso mensaje es difundido en casetes y discos compactos, en el circuito de conferencias universitarias y es promovido en los conciertos de rock por bandas de superestrellas como Pearl Jam, Rage Against the Machine y U-2 (cuyo principal cantante Bono llama a Chomsky "un rebelde sin pausa"). Chomsky es el ídolo de actores como Matt Damon cuyo supuestamente genial personaje en Good Will Hunting lo invoca como una máxima autoridad política.

Según el Chicago Tribune, Noam Chomsky es "el autor vivo más citado del mundo". Entre las luminarias intelectuales de todos los tiempos, Chomsky es colocado octavo, justo detrás de Platón y Freud." En la Internet, hay más salones de discusión sobre Noam Chomsky que sobre el vicepresidente Dick Cheney y 10 veces más que sobre líderes demócratas del Congreso como Richard Gephardt y Tom Daschle. La razón es que Chomsky es el mentor de los académicos de izquierda, las legiones de los radicales de los años 60 que se han atrincherado en las universidades americanas para adoctrinar a los estudiantes en sus doctrinas antiamericanas. The New York Times llama a Chomsky, "probablemente el intelectual vivo más importante" y Rolling Stone – que en otros sentidos ni siquiera reconoce el ámbito de la mente – lo llama "uno de los más respetados e influyentes intelectuales del mundo".

En realidad, la mejor manera de comprender la influencia de Chomsky es no verlo como un intelectual sino como el líder de un culto religioso secular – como el Ayatola del anti-americanismo. Sus seguidores reconocen esta resonancia cultista. El más importante de sus devotos, David Barsamian, un oscuro productor de la radio pública en KGNU en Boulder, Colorado, ha creado una biblioteca con fragmentos de grabaciones en entrevistas con el maestro. Los ha convertido en panfletos y libros. En la introducción de uno de ellos, Barsamian describe el poder de Chomsky sobre sus discípulos: "Aunque decididamente secular, para muchos es nuestro rabino, nuestro predicador, nuestro pundit, nuestro imán, nuestro sensei.’’

La teología que predica Chomsky es maniquea, con Estados Unidos como el Mal. Para Chomsky ningún mal puede exceder el de Estados Unidos. Y Estados Unidos también es la causa del mal en los demás. Esta es la clave del misterio del 11 de septiembre: fue Estados Unidos el que los obligó a hacerlo. Este fue el tema central de los agitadores en cada una de las 150 bochornosas manifestaciones universitarias del 20 de septiembre donde se exigió que Estados Unidos no tomara las armas en su autodefensa. En "las raíces’’ de este ataque criminal estaba la culpa de Estados Unidos.

En su primera declaración sobre los ataques terroristas, la respuesta de Chomsky al ataque de Osama bin Laden contra un edificio donde trabajaban 50,000 seres humanos fue tratar de eclipsarlo con una atrocidad todavía mayor, atrocidad que estaba seguro le podía atribuir al presidente Bill Clinton. La infame declaración de Chomsky del 12 de septiembre, "Sobre los Ataques" empezaba así:

Los ataques terroristas fueron grandes atrocidades. En su escala, sin embargo, puede que no lleguen al nivel de muchas otras, de los bombardeos de Clinton sobre Sudán, por ejemplo, hechos sin ningún pretexto creíble, que destruyeron la mitad de sus recursos farmacéuticos y mataron un número desconocido de personas (nadie sabe, porque Estados Unidos bloqueó una investigación y en la ONU a nadie le interesa continuarla).

Observen la sintaxis. La oración inicial sobre los ataque es exangüe, puramente formal, algo de lo que tiene que salir del paso antes de anunciar su verdadero tema – los crímenes de Estados Unidos. La acusación contra Clinton es deslizada furtivamente dentro del texto cuando, en realidad, es el verdadero mensaje. No se fijen Estados Unidos en las heridas que acaban de recibir, y contemplen las heridas que ustedes han conferido. En este acto de prestidigitación Chomsky revela su verdadero talento, hacer que la víctima, Estados Unidos, aparezca como más perverso que los mismos terroristas. Por malo que nos parezca este ataque, Estados Unidos ha hecho cosas peores.

En realidad, por mal concebida que haya sido la decisión de Clinton de lanzar un misil contra Sudán, no es ni remotamente comparable con la masacre del World Trade Center. En su misma concepción era precisamente lo contrario – una respuesta defensiva que trataba de minimizar las bajas. Clinton ordenó el misil en reacción a la voladura de dos de nuestras embajadas en Africa, el asesinato de cientos de personas inocentes y las heridas de miles, civiles africanos en su mayoría. Fue concebida con toda la precaución posible para evitar la pérdida de vidas inocentes. El misil se disparó de noche para no hubiera nadie en el edificio. El objetivo se seleccionó sobre la base de la mejor información disponible. Esta indicaba que no era una fábrica de productos farmacéuticos sino una fábrica para la producción de armas biológicas. El uso que hace Chomsky de este incidente para disminuir la monstruosidad del ataque terrorista es una maniobra típica, una medida de su extraordinaria mendacidad, y un índice de esa demencia antiamericana que satura todo lo que dice o escribe.

El mismo odio psicótico conforma la perspectiva "histórica" que le ofreció a sus discípulos en una entrevista realizada pocos días después del ataque contra el World Trade Center. Su objetivo era presentar a Estados Unidos como la encarnación del demonio – y, por consiguiente, como un objetivo válido para los guerrilleros de la "justicia social" en todo el mundo. Era la primera vez que Estados Unidos mismos – o, como dijo Chomsky, el "territorio nacional" – había sido atacado desde la guerra de 1812. Pearl Harbour no cuenta para Chomsky porque Hawai era una "colonia" en aquella época. El hecho que fuera una colonia benévolamente dirigida y que ahora sea un estado no cuenta para nada, por supuesto, a los ojos de Chomsky.

Durante estos años (entre 1812 y 1941), los EEUU aniquilaron la población indígena (millones de personas), conquistaron la mitad de México, intervinieron violentamente en las regiones aledañas, conquistaron Hawai y las Filipinas (matando cientos de miles de filipinos) y, en el último medio siglo en particular, extendieron su recurso a la fuerza a gran parte del mundo. El número de víctimas es colosal. Por primera vez, las armas han disparado para el otro lado. Eso es un cambio dramático.

Escuchando a Chomsky, uno casi puede sentir la justicia del ataque de Osama bin Laden contra el World Trade Center.

Si usted fuera uno de los cientos de miles de jóvenes que han sido expuestos a esta propaganda – y a las enseñanzas igualmente viles de sus discípulos académicos – usted también podría extender su bochorno antiamericano hasta el día de hoy.

Según Chomsky, en la primera batalla de la posguerra con el imperio soviético, "los Estados Unidos estaba recogiendo donde los Nazis habían quedado."

Según Chomsky, durante la Guerra Fría, las operaciones norteamericanas tras la Cortina de Hierro incluyeron: "un ‘ejército secreto’ bajo los auspicios nazi-norteamericanos que buscaba suministrar agentes y pertrechos militares a los ejércitos establecidos por Hitler y que todavía estaban operando dentro de la Unión Soviética y Europa oriental a principio de los años 50."

Según Chomsky, el apoyo de Estados Unidos a los gobiernos latinoamericanos contra la subversión comunista durante la Guerra Fría condujo a una complicidad con "los métodos de los escuadrones de exterminio de Henrich Himmler’’ durante los gobiernos de John F. Kennedy y Lyndon Johnson.

Según Chomsky, hay "una estrecha correlación mundial entre la tortura y la ayuda de Estados Unidos."

Según Chomsky, Estados Unidos "invadió" a Vietnam para masacrar su pueblo y aún después de que EU se fuera en 1975, bajo Jimmy Carter y Ronald Reagan, "el gran objetivo político de Estados Unidos ha sido maximizar la represión y el sufrimiento en los países que fueron devastados por nuestra violencia. El grado de crueldad es realmente asombroso." (6)

Según Chomsky, "el pretexto para las guerras terroristas de Washington (en Nicaragua, el Salvador, Chile, Guatemala, Iraq, etc.) fue la autodefensa, la justificación oficial para prácticamente cualquier acto monstruoso, incluyendo el Holocausto nazi." (7)

En suma, según Chomsky, "legalmente hablando, hay un caso muy sólido para la destitución de todo presidente americano desde la Segunda Guerra Mundial. Todos han sido o francos criminales de guerra o han estado implicados en serios crímenes de guerra." (8)

¿Qué persona decente no quisiera ver a Estados Unidos y sus criminales de guerra llevados ante la justicia?

Según Chomsky, lo que EU verdaderamente quiere es robarle a los pobres para darle a los ricos. "La cruzada americana contra el comunismo fue realmente una cruzada. (9) Lanzamos una nueva cruzada contra el terrorismo tras el fin de la Guerra Fría para proteger nuestra doctrina de que los ricos deben de saquear a los pobres.

Por supuesto, el fin de la Guerra Fría también plantea sus problemas. La técnica para controlar la población nacional tenía que cambiar… Había que inventar nuevos enemigos. Se hacía difícil esconder el hecho de que el verdadero enemigo siempre había sido "el pobre que trata de saquear al rico’ – en particular, esos imbéciles del Tercer Mundo que quieren librarse de su papel de servidores. (10)

Según Chomsky, EU tiene miedo del éxito de los países del Tercer Mundo y no quiere que estos triunfen por sí mismos. Los que amenazan con triunfar, como los gobiernos marxistas de Vietnam del Norte, Cuba, Nicaragua y Granada son considerados como virus. Según Chomsky, durante la guerra Fría, "con la excepción de unos cuantos dementes e imbéciles, nadie temía la conquista (comunista) – en realidad, tenían miedo del ejemplo positivo de desarrollo exitoso. "¿Qué hacer cuando se tiene un virus? Primero hay que destruirlo, entonces se inocula a víctimas potenciales para que la enfermedad no se difunda. Básicamente, esa es la estrategia de EU en el Tercer Mundo." (11)

No hay que extrañarse de que quieran bombardearnos.

Adoctrinados en estas grandes mentiras, habiendo aprendido que Estados Unidos es la Avaricia Encarnada y un gemelo político del Tercer Reich, ¿por qué no van a creer los jóvenes que los peligros que tenemos por delante provienen de Washington y no de Bagdad o de Kabul?

Sería fácil demostrar que en cada página de cada libro, y en cada declaración de Chomsky, los hechos han sido retorcidos, su contexto político distorsionado (y frecuentemente invertido) y los expedientes históricos ideologizados. Toda prueba, todo análisis ha sido subordinada al gran objetivo vital de Chomsky: justificar su odio patológico por su propio país.

Sin embargo, harían falta volúmenes para hacerlo, y realmente no hace falta. Porque cada argumento de Chomsky existe para servir este fin y esto es transparente en cada una de sus absurdas y ofensivas alegaciones. Como la comparación entre el torpe misil de Clinton y el monstruoso atentado contra el World Trade Center.

En realidad, los ataques contra el World Trade Center y el Pentágono representan un verdadero problema para los izquierdistas americanos, como Chomsky, que saben que no pueden festejar un evento que es casi la realización de sus sueños. Los edificios destruidos son los símbolos del imperio americano con el que han estado en guerra desde hace 50 años. En una memoria publicada víspera del ataque, Bill Ayers, un terrorista americano de los años 60, registró su júbilo al golpear uno de esos mismos objetivos: : "todo estaba absolutamente ideal el día en que bombardee el Pentágono. El cielo estaba azul. Los pájaros cantaban. Y los h de p… iban finalmente a recibir lo que se merecían." (12) tras el ataque del 11 de septiembre, Ayers - un "distinguido profesor de educación (!) en la Universidad de Illinois – tuvo que dar marcha atrás frenéticamente y explicar que revelar los sentimientos de un izquierdista "anti-guerra" no significaba lo obviamente significaban. Alegando estar "lleno de horror y pena," Ayers trató de reinterpretar sus años terroristas como un esfuerzo por explorar su propia lucha con "las intrincadas relaciones entre justicia social, compromiso y resistencia." (13)

Chomsky es muy superior a Ayers mintiendo. Consideren primero el hecho de que el Trade Center es el símbolo por excelencia del capitalismo americano y de la "globalización" que Chomsky y sus camaradas tanto desprecian. Es Wall Street, sus torres gemelas llenas aquel día fatídico con hombres y mujeres de "la clase dirigente" que, según Chomsky, gobiernan el orden mundial. Las torres gemelas son el palacio del Gran Satán. Son el vientre de la Bestia, el objeto de la cólera de Chomsky. Pero es demasiado astuto y demasiado cobarde para admitirlo. Sabe que, en esta hora de dolor nacional, tiene que tener cuidado. Y descarta el verdadero significado del objetivo de los terroristas con estas palabras:

Las víctimas, como siempre, son trabajadores: mozos de limpieza, secretarias, bomberos, etc. Probablemente sea un golpe aplastante contra los palestinos y otros pueblos pobres y oprimidos. La forma en que Chomsky trata de hacer desaparecer las víctimas que no eran simples "bedeles, secretarias, bomberos, etc…" habla elocuentemente de su hipocresía.

Su preocupación está exclusivamente reservada para las fuerzas revolucionarias de su visión maniquea, el Tercer Mundo oprimido por los malvados americanos. El mensaje de Chomsky a sus discípulos en este país, los jóvenes de nuestras universidades, los radicales en nuestras calles, los topos en las oficinas de nuestro gobierno, es un mensaje de acción y por consiguiente tiene que ser atendido inclusive por los que nunca han leído sus repugnantes trabajos. Para los que creen en sus palabras de odio, Chomsky tiene esta recomendación:

Los pueblos del Tercer Mundo necesitan nuestra comprensión y, mucho más que eso, necesitan de nuestra ayuda. Nosotros podemos dársela, con un margen para sobrevivir, mediante la disrupción interna de Estados Unidos. Si los pueblos del Tercer Mundo pueden triunfar contra el tipo de brutalidad que nosotros les imponemos depende, en gran medida, de lo que suceda aquí. (14)

Esta es la voz de la Quinta Columna de la izquierda. Disrupción en este país es lo que los terroristas quieren, y lo que necesitan, y lo que los seguidores de Noam Chomsky pretenden darles.

En su discurso ante el Congreso el 19 de septiembre, el presidente Bush nos recordó: "Los hemos visto anteriormente. Son los herederos de todas las ideologías asesinas del siglo XX. Al sacrificar vidas humanas para servir sus visiones radicales, al abandonar todos los valores excepto la voluntad de poder, siguen el camino del fascismo, el nazismo y el totalitarismo. Y van a seguir ese camino hasta donde éste termina, en la tumba sin nombre de las mentiras descartadas."

El presidente Bush estaba hablando de los terroristas y de sus patrocinadores en el exterior. Pero hubiera podido estar hablando de la quinta columna de sus aliados dentro de Estados Unidos.

Es hora de que los americanos que aman su país se pongan de pie para defenderlo.


  1. Noam Chomsky. What Uncle Sam Really Wants, Tucson, 1986 (entrevistas con David Barsamian)
  2. Ibid.
  3. Noam Chomsky, Propaganda and the Public Mind, Interviews by David Barsamian, Cambridge, 2001. Al final de este volumen, se cita a The New York Times elogiando a Chomsky como "alguien que hace explotar las verdades recibidas." The Guardián (London) "Uno de los héroes radicales de nuestra época… Un enorme intelecto…" The Times Literary Supplement: "El trabajo de Chomsky … tiene algunas de las cualidades de Revelaciones, los profetas del viejo Testamento y de Blake."
  4. Disponible en znet.org.
  5. Entrevista, septiembre 19, 2001. znet.org
  6. What Uncle San Really Wants, pp. 8, l8, 29,31, 32, 56-58.
  7. Chomsky, Profit Over People, NY 1999, p. 102.
  8. What Uncle Sam Really Wants, p. 32.
  9. Ibid. p.79.
  10. Ibid. p 82.
  11. Ibid. pp.56-7.
  12. Bill Ayers, Fugitive Days, NY 2001, p.256.
  13. Declaraciones del sitio electrónico del editor, www.beacon.org.
  14. What Uncle Sam Really Wants, p. 100.