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Autobiografía de un liberal Reseña
Autobiografía de un liberal


Unión Editorial, Madrid, 2002
215 páginas

La autobiografía de un gigante

Por

Cortesía de La Ilustración Liberal.

Ludwig von Mises está considerado por algunos -entre los que me incluyo-, como el más grande economista y uno de los más grandes pensadores del siglo XX. El hecho que su nombre -no digamos su obra- siga siendo prácticamente desconocido por el gran público quizás sea señal de que -como dijo Jacques Rueff, el eminente asesor económico de De Gaulle- la gente tiene notables preferencias por escuchar ideas complacientes y no explicaciones rigurosas.

Si este no es su caso, está de enhorabuena. Unión Editorial acaba de publicar bajo el título "La Autobiografía de un Liberal" los recuerdos y notas que Mises escribió en 1940 justo un mes después de llegar a los EE.UU. como refugiado. El libro no trata su vida privada, sino algo mucho más interesante. Su autobiografía intelectual y la historia de su tiempo. En poco más de cien páginas desfilan ante nuestros ojos las dramáticas reflexiones de quien, incapaz de frenar la barbarie, veía ante sus ojos desaparecer la civilización.

El texto comienza con un repaso de las ideas imperantes en el mundo germánico a comienzos de siglo, cuando Mises llega como estudiante a la Universidad de Viena. El historicismo, el estatismo y el intervencionismo dominan en las cátedras de Alemania. Las semillas ideológicas que la acabarán conduciendo hacia el nazismo están plantadas y son cuidadas con el máximo esmero. El joven Mises es un intervencionista más. La lectura de los "Principios de Economía Política" de Carl Menger en 1904 (a la edad de 23 años), cambia su vida y hace de él un economista. Se inscribe en el seminario de Böhm-Bawerk y allí empieza sus trabajos de investigación en el campo monetario. En 1912 publica "La Teoría del Dinero y del Crédito", donde consigue presentar la teoría del dinero y de las crisis económicas como partes absolutamente integradas dentro de la moderna teoría económica mengeriana.

Conforme va aumentando su comprensión de los fenómenos económicos, políticos e históricos, comienza a instalarse en él un pesimismo trágico compartido por aquellos que ya por entonces advertían el rosario de calamidades hacia el que se dirigía el mundo. Primero la Guerra. Luego el Bolchevismo. La Hiperinflación. Más adelante la Crisis Económica, el Nazismo y otra Guerra incluso más devastadora. Mises se emplea a fondo para evitar, en la medida de lo posible, el desastre. Así, llegamos a saber que tras la I Guerra consigue -con intensivas clases nocturnas de economía- evitar que el presidente del Partido Socialista austriaco, Otto Bauer, implante el comunismo -y con él el hambre y la absoluta devastación- en Austria. Precisamente en 1919, Mises iba a demostrar por qué un sistema económico desarrollado no puede funcionar sin precios de mercado. Ya no es posible elegir entre capitalismo y socialismo. El sistema socialista es incapaz de ofrecer condiciones de vida dignas -ni siquiera es capaz de garantizar la subsistencia- al volumen de población que el capitalismo ha hecho posible. Algo que las repetidas hambrunas del socialismo real (Lenin, Stalin, Mao, Pol Pot, Mengistu), o el colapso final de la versión menos radical instalada tras el estalinismo, desgraciadamente ha venido a confirmar.

Dos años más tarde consigue desde la Cámara de Comercio detener la inflación austriaca antes de que se produzca un colapso hiperinflacionario definitivo como el que sufriría Alemania poco después. Conocedor de los peligros de la inflación crediticia bancaria y del consumo de capital que tales prácticas produce, advierte la crisis que se avecina. Consigue retrasar algunos años la quiebra del sistema financiero, pero finalmente ésta se produce en 1931. Sería precisamente la bancarrota del Kreditanstalt y la devaluación austriaca la que acabaría desencadenado la cadena de quiebras y devaluaciones que arrojó al mundo a lo peor de la Gran Depresión. Los capítulos finales del libro están dedicados a los vanos esfuerzos de Austria, abandonada por todos, por evitar el Anscluss de Hitler.

Nos encontramos ante una crónica excepcional de, quizás, el periodo más aciago de la historia moderna de la Humanidad. Que el autor sea uno de los pensadores más lúcidos y con más profundos conocimientos de cómo funcionan los órdenes sociales, es sencillamente un lujo impagable.