27 de Septiembre de 2003
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Bitácora de Antonio Mascaró Rotger
Historia comparada del nacionalismo catalán y vasco por Pío Moa
Ayer asistí a la conferencia del historiador Pío Moa en la capilla de la Universidad de Barcelona. A diferencia de otros actos no nacionalistas a los que he asistido en la Ciudad Condal, esta vez, no hubo alborotadores que impidieran su pacífico transcurso.
Moa empezó por preguntarse la razón de que en España solamente se hayan desarrollado de manera importante, al menos hasta ahora, los nacionalismos vasco y catalán. También en Galicia, Andalucía o Baleares, por citar algunas regiones, podrían haber surgido separatismos con argumentaciones parecidas a las que hacen hoy esos dos. Según él, se debe a una mayor habilidad de los dirigentes de aquellas regiones para explotar los mitos regionalistas. Pero estos mitos, precisamente por su naturaleza contraria a la realidad, acaban desembocando en contradicciones irresolubles.
Comparando la historia de ambos, Moa apuntó una primera diferencia: el vasquismo se ha opuesto a España mientras que el catalanismo ha negado su existencia. Es una curiosa contradicción que les ha impedido colaborar más estrechamente.
Para Sabino Arana, fundador del nacionalismo vasco, Maketania, no sólo existe sino que es la peor de las naciones, la peor de las razas. España y todo lo Español es un enemigo muy real que cualquier vasco debe evitar. A los ojos de Arana, peor que un vasco que no habla euskera es un maketo que sí lo habla. Por cierto, la lengua materna de Arana era el castellano.
Para los catalanistas, en cambio, España es una ardid de los castellanohablantes para imponerse al resto de la península. España sería entonces el nombre con el que se designa una división geográfica. Comentó Moa que, en algún momento, el nacionalismo catalán se vio a si mismo como el redentor que liberaría los demás pueblos oprimidos y que soñó con ser la capital de un nuevo imperio que llegaría de Lisboa hasta el Ródano. Pero, si los idiomas francés y español habían sido poco más que instrumentos para dividir y someter las regiones periféricas, como sostenían los propios catalanistas, ¿cómo podía imponerse un imperialismo catalán en esas regiones sin provocar exactamente el mismo rechazo en sentido opuesto? ¡Ahí va otra contradicción!
Moa acabó con un repaso de la historia de estos dos nacionalismos en las cinco etapas del siglo XX: la Restauración, la dictadura de Primo de Rivera, la República, la Guerra Civil y la dictadura de Franco y, finalmente, la Transición y la democracia.
Aunque hoy en día los nacionalismos suelan pavonearse de su contribución a la gobernabilidad de España, Moa destacó que sus flirteos con grupos extremos ayudaron a esta gran inestabilidad política de la España del siglo pasado. Comentó también que durante la dictadura de Primo aumentó en Cataluña el número de libros y diarios en catalán y que fue en esa época cuando se popularizó la tradición del libro y la rosa de la Diada de Sant Jordi. Se refirió al trato desigual que dio el PNV a los vascos muertos durante la Guerra Civil según fueran de izquierdas o no y a los intentos diplomáticos para que Francia y el Reino Unido reconocieran un Euzkadi y una Cataluña independientes. Aunque cuando el PNV entendió que la guerra estaba perdida para las izquierdas, entregó a Franco de toda la industria pesada intacta, esencial para el esfuerzo de guerra.
Para Moa, el enorme rechazo de la opinión pública a los excesos del nacionalismo, puesto de manifiesto tras el asesinato de Miguel Ángel Blanco, marca una diferencia importante con esas épocas pasadas en que unos pocos líderes políticos podían llevar con mayor facilidad a las masas por caminos fraticidas.
El acto concluyó con un turno de preguntas en el que más de una docena de asistentes comentaron sus propias experiencias y puntos de vista sobre el nacionalismo.
Es claro que Cataluña no es un paradisíaco estanque dorado para todos. Tal vez lo sea especialmente poco para los que viven más relacionados con el sector público, como es el caso de los maestros (y profesores y alumnos y padres de alumnos...) Al fin y al cabo, en el sector privado lo que te interesa es vender (o comprar) un producto y, mira tú, si el cliente (o proveedor) es castellanohablante o del Real Madrid o del PP, que hi farem? La pela es la pela! Por eso, el sector privado no es un sector con grandes problemas de convivencia. Pero, amigo, el sector público no ha de ganarse nada, no ha de respetar nada. No vive bajo la espada de Damocles de la quiebra; cuanto peor lo haga, más transferencias recibirá. Puede, por ley, rescribir la historia a su antojo. Puede, o eso se cree, rediseñar la sociedad obligando a estudiar que el gótico y los íberos eran catalanes pero los bárbaros castellanohablantes. O, como dijo una profesora en el turno de preguntas, pueden enseñar matemáticas explicando que si tenemos siete guardias civiles y matamos cinco...
Moa empezó por preguntarse la razón de que en España solamente se hayan desarrollado de manera importante, al menos hasta ahora, los nacionalismos vasco y catalán. También en Galicia, Andalucía o Baleares, por citar algunas regiones, podrían haber surgido separatismos con argumentaciones parecidas a las que hacen hoy esos dos. Según él, se debe a una mayor habilidad de los dirigentes de aquellas regiones para explotar los mitos regionalistas. Pero estos mitos, precisamente por su naturaleza contraria a la realidad, acaban desembocando en contradicciones irresolubles.
Comparando la historia de ambos, Moa apuntó una primera diferencia: el vasquismo se ha opuesto a España mientras que el catalanismo ha negado su existencia. Es una curiosa contradicción que les ha impedido colaborar más estrechamente.
Para Sabino Arana, fundador del nacionalismo vasco, Maketania, no sólo existe sino que es la peor de las naciones, la peor de las razas. España y todo lo Español es un enemigo muy real que cualquier vasco debe evitar. A los ojos de Arana, peor que un vasco que no habla euskera es un maketo que sí lo habla. Por cierto, la lengua materna de Arana era el castellano.
Para los catalanistas, en cambio, España es una ardid de los castellanohablantes para imponerse al resto de la península. España sería entonces el nombre con el que se designa una división geográfica. Comentó Moa que, en algún momento, el nacionalismo catalán se vio a si mismo como el redentor que liberaría los demás pueblos oprimidos y que soñó con ser la capital de un nuevo imperio que llegaría de Lisboa hasta el Ródano. Pero, si los idiomas francés y español habían sido poco más que instrumentos para dividir y someter las regiones periféricas, como sostenían los propios catalanistas, ¿cómo podía imponerse un imperialismo catalán en esas regiones sin provocar exactamente el mismo rechazo en sentido opuesto? ¡Ahí va otra contradicción!
Moa acabó con un repaso de la historia de estos dos nacionalismos en las cinco etapas del siglo XX: la Restauración, la dictadura de Primo de Rivera, la República, la Guerra Civil y la dictadura de Franco y, finalmente, la Transición y la democracia.
Aunque hoy en día los nacionalismos suelan pavonearse de su contribución a la gobernabilidad de España, Moa destacó que sus flirteos con grupos extremos ayudaron a esta gran inestabilidad política de la España del siglo pasado. Comentó también que durante la dictadura de Primo aumentó en Cataluña el número de libros y diarios en catalán y que fue en esa época cuando se popularizó la tradición del libro y la rosa de la Diada de Sant Jordi. Se refirió al trato desigual que dio el PNV a los vascos muertos durante la Guerra Civil según fueran de izquierdas o no y a los intentos diplomáticos para que Francia y el Reino Unido reconocieran un Euzkadi y una Cataluña independientes. Aunque cuando el PNV entendió que la guerra estaba perdida para las izquierdas, entregó a Franco de toda la industria pesada intacta, esencial para el esfuerzo de guerra.
Para Moa, el enorme rechazo de la opinión pública a los excesos del nacionalismo, puesto de manifiesto tras el asesinato de Miguel Ángel Blanco, marca una diferencia importante con esas épocas pasadas en que unos pocos líderes políticos podían llevar con mayor facilidad a las masas por caminos fraticidas.
El acto concluyó con un turno de preguntas en el que más de una docena de asistentes comentaron sus propias experiencias y puntos de vista sobre el nacionalismo.
Es claro que Cataluña no es un paradisíaco estanque dorado para todos. Tal vez lo sea especialmente poco para los que viven más relacionados con el sector público, como es el caso de los maestros (y profesores y alumnos y padres de alumnos...) Al fin y al cabo, en el sector privado lo que te interesa es vender (o comprar) un producto y, mira tú, si el cliente (o proveedor) es castellanohablante o del Real Madrid o del PP, que hi farem? La pela es la pela! Por eso, el sector privado no es un sector con grandes problemas de convivencia. Pero, amigo, el sector público no ha de ganarse nada, no ha de respetar nada. No vive bajo la espada de Damocles de la quiebra; cuanto peor lo haga, más transferencias recibirá. Puede, por ley, rescribir la historia a su antojo. Puede, o eso se cree, rediseñar la sociedad obligando a estudiar que el gótico y los íberos eran catalanes pero los bárbaros castellanohablantes. O, como dijo una profesora en el turno de preguntas, pueden enseñar matemáticas explicando que si tenemos siete guardias civiles y matamos cinco...
Comentarios
El último párrafo del artículo es luminoso: si España no hubiera mimado económicamente a Cataluña y al País Vasco -y ahora a Galicia-, en detrimento de las regiones del interior, es muy probable que ahora no tuviéramos los problemas de los naci-estalinistas nos están presentando. Y todavía no acabo de explicarme cómo este gobierno del PP, que se dice español, no usa el arma económica para tratar de reducir el cáncer nacionalista. De hecho lo hace al revés, le suelta más pasta, como ahora con el reactor ITER para Vandellós... ¿Por qué no para Almaraz? ¿Será el regalo de despedida, o le regalarán un estuche de útiles de peluquería a cierto político catalán...? Saludos. JSG
En mi humilde opinión, el señor Pio Moa hace demagogia con la comparación aquí relatada de los nacionalismos vasco y catalán.
Del nacionalismo vasco no puedo hablar porque no lo conozco. Pero las afirmaciones sobre el nacionalismo catalán son llanamente falsas.
¿Cuando el nacionalismo catalán se ha visto capital de un imperio? (A lo mejor en alguna película de Spielberg o en una novela de Tom Clancy)
Mezclar el execrable asesinato de Miguel Angel Blanco con los excesos del nacionalismo es demagogia con mayúsculas. Habla del rechazo de la sociedad, ¿de qué sociedad habla?
La hipótesis de que el nacionalismo solo existe porque lo han imbuido en las cabezas de la gente unos líderes políticos mas hábiles que los de las demás comunidades no se aguanta por ningún lado.
Finalmente, el último párrafo que de alguna manera sugiere que el castellano está perseguido en el sector público en Cataluña también es falso. Y si no lo es, que se presente alguna prueba. En cambio si está minorizado el catalán, por ejemplo en la administración de justicia.
Respeto al señor Moa por la audacia de dar una visión alternativa sobre la guerra civil en su libro, pero en este tema del nacionalismo, creo que -como decimos por aquí- "pixa fora de test".
Saludos,
Oscar Farga
Del nacionalismo vasco no puedo hablar porque no lo conozco. Pero las afirmaciones sobre el nacionalismo catalán son llanamente falsas.
¿Cuando el nacionalismo catalán se ha visto capital de un imperio? (A lo mejor en alguna película de Spielberg o en una novela de Tom Clancy)
Mezclar el execrable asesinato de Miguel Angel Blanco con los excesos del nacionalismo es demagogia con mayúsculas. Habla del rechazo de la sociedad, ¿de qué sociedad habla?
La hipótesis de que el nacionalismo solo existe porque lo han imbuido en las cabezas de la gente unos líderes políticos mas hábiles que los de las demás comunidades no se aguanta por ningún lado.
Finalmente, el último párrafo que de alguna manera sugiere que el castellano está perseguido en el sector público en Cataluña también es falso. Y si no lo es, que se presente alguna prueba. En cambio si está minorizado el catalán, por ejemplo en la administración de justicia.
Respeto al señor Moa por la audacia de dar una visión alternativa sobre la guerra civil en su libro, pero en este tema del nacionalismo, creo que -como decimos por aquí- "pixa fora de test".
Saludos,
Oscar Farga
Asistí a la conferencia de Pio Moa. Excelente. muy aplaudida y comentada.Lamento no estar de acuerdo con el Seños Farga. El nacionalismo catalán ha tomado la escuela pública como medio de ideologización nacionalista. No solo se estudia una historia peculiar sini que además se omiten hechos y escritores gloriosos para España escritores. Resido y trabajo en Cataluña.
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