11 de Febrero de 2005
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Bitácora de José Carlos Rodríguez
Narraciones y teorías conspiratorias
Lipe escribe una de las mejores bitácoras de la izquierda, o del comentario político a secas. Divergencias.
Yo le leo con la asiduidad con que él escribe, que es la misma con que nos deja algo de interés. Ni que decir tiene que estoy muy lejos de su posición ideológica. Pero leyéndole me doy cuenta de que tiene un verdadero interés por el debate. Es una pena que haya llegado a conclusiones tan erróneas.
Hago esta breve introducción para destacar su última anotación, Narraciones y teorías conspiratorias, que es especialmente valiosa. En ella recupera un texto conspiranoico que sugiere que Libertad Digital es fruto de una especie de conglomerado derechista empresarial despidepobres. Lo de menos es el contenido del texto que cita, que no tiene ningún valor. Lo importante es el análisis que Lipe hace de él: tres puntos cuya lectura recomiendo, que se resumen en que:
1) Cito: En la construcción de argumentaciones la sucesión puede sustituir a la causalidad. En el texto se presentan afirmaciones de forma sucesiva pero sin que exista una relación de causalidad entre ellas.
2) Cito: La condición fundamental de un texto para su utilización en el debate político no es su valor de verdad sino su verosimilitud. Más adelante nos dice: La condición de verosímil se obtiene más del lector que del texto. Y En resumen, las narraciones de los hechos sociales encuentran sentido y se valoran como verosímiles según se insertan en visiones ideológicas más amplias.
3) De nuevo cito: Finalmente, para cumplir su función (reafirmar la propia opción ideológica) es decisivo el momento de aparición de las narraciones.
La conclusión no puede ser más cierta: En resumen, alcanzamos una obviedad: llegado el caso, el valor de verdad de las afirmaciones es totalmente secundario en el discurso político.
Cierto, qué le vamos a hacer. Especialmente cuando ya sabemos de antemano quiénes son los buenos y quiénes los malos.
Yo le leo con la asiduidad con que él escribe, que es la misma con que nos deja algo de interés. Ni que decir tiene que estoy muy lejos de su posición ideológica. Pero leyéndole me doy cuenta de que tiene un verdadero interés por el debate. Es una pena que haya llegado a conclusiones tan erróneas.
Hago esta breve introducción para destacar su última anotación, Narraciones y teorías conspiratorias, que es especialmente valiosa. En ella recupera un texto conspiranoico que sugiere que Libertad Digital es fruto de una especie de conglomerado derechista empresarial despidepobres. Lo de menos es el contenido del texto que cita, que no tiene ningún valor. Lo importante es el análisis que Lipe hace de él: tres puntos cuya lectura recomiendo, que se resumen en que:
1) Cito: En la construcción de argumentaciones la sucesión puede sustituir a la causalidad. En el texto se presentan afirmaciones de forma sucesiva pero sin que exista una relación de causalidad entre ellas.
2) Cito: La condición fundamental de un texto para su utilización en el debate político no es su valor de verdad sino su verosimilitud. Más adelante nos dice: La condición de verosímil se obtiene más del lector que del texto. Y En resumen, las narraciones de los hechos sociales encuentran sentido y se valoran como verosímiles según se insertan en visiones ideológicas más amplias.
3) De nuevo cito: Finalmente, para cumplir su función (reafirmar la propia opción ideológica) es decisivo el momento de aparición de las narraciones.
La conclusión no puede ser más cierta: En resumen, alcanzamos una obviedad: llegado el caso, el valor de verdad de las afirmaciones es totalmente secundario en el discurso político.
Cierto, qué le vamos a hacer. Especialmente cuando ya sabemos de antemano quiénes son los buenos y quiénes los malos.
Comentarios
Quizá convergencias sería mejor título para una bitácora tan correcta. La obsesión de la izquierda por ocupar el margen hace que cada vez quede menos espacio en el cuerpo de la página.
Habría que añadir que en el discurso político, al igual que en la narración, hay que guiar al lector u oyente poco a poco hacia las posiciones del autor. Para ello es bastante conveniente, sino imprescindible, exponer subrepticiamente argumentos con cierta carga emotiva e introducir tanto como se pueda calificativos de orden moral de forma que se vaya modelando al destinatario hasta que emita el juicio que el autor pretende.
Muy interesante lo que dices, Mamífero. En su ensayo Filosofía de la composición Edgar A. Poe expone esa misma idea con mucho detalle.
Y supongo que el '... hasta que emita el juicio...' será intercambiable con un '... hasta que emita el voto....'.
Y supongo que el '... hasta que emita el juicio...' será intercambiable con un '... hasta que emita el voto....'.
Supongo que sí, Motilsarra.
La melancolía es pues el más legítimo de los tonos poéticos.
¿Te gusta el romanticismo decimonónico?
La melancolía es pues el más legítimo de los tonos poéticos.
¿Te gusta el romanticismo decimonónico?
Una belleza, sea de la especie que fuere, en su desarrollo supremo hace verter lágrimas a un alma sensible. Así pues, la melancolía es...
Sí, Mamífero, cuando era capaz de verter lágrimas por la belleza porque mi alma era sensible, sí que me gustaba ese romanticismo. Eso era en otros tiempos. Lo dice el Eclesiastés: Todas las cosas tienen su tiempo, y todo lo que hay debajo del cielo pasa en el término que se ha prescrito. El mío, para esos gustos, ya pasó.
Perdón por este off topic que no he podido evitar.
Sí, Mamífero, cuando era capaz de verter lágrimas por la belleza porque mi alma era sensible, sí que me gustaba ese romanticismo. Eso era en otros tiempos. Lo dice el Eclesiastés: Todas las cosas tienen su tiempo, y todo lo que hay debajo del cielo pasa en el término que se ha prescrito. El mío, para esos gustos, ya pasó.
Perdón por este off topic que no he podido evitar.
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