12 de Septiembre de 2005
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Bitácora de José Carlos Rodríguez
Ayuda externa y crecimiento en África
¿Porqué ocurre esto?
Johan Norberg toma este gráfico de un artículo de Fredrik Erixon, economista del Timbro, titulado Why Aid Doesn't Work. La ayuda no funciona, es cierto, y Erixon explica alguna de las razones.
No solo eso, explica Fredrik Erixon. Esa fuente de dinero sin control ha favorecido la corrupción, en la que estaban implicados los propios donantes, como no podía ser menos. En los países de destino de la ayuda, se creaba un clientelismo que reordenaba los esfuerzos locales a la obtención de rentas no generadas, y no a la generación de rentas y acumulación de riqueza, que es el camino de huida de la pobreza.
Por otra parte, lo que no cuenta el artículo es que en muchas ocasiones, cuando una ayuda se dedica a la inversión no solo no crea riqueza, sino que la destruye. Cuando se quieren crear o potenciar determinados sectores económicos, se hace de espaldas al mercado, es decir, de espaldas a las verdaderas necesidades. Luego esas primeras inversiones acaban abandonándose, porque se tienen que mantener en el tiempo, lo que exige un capital de reposición. Como ese capital no existe y nadie quiere destinarlo allí, porque en ese lugar no es necesario, al final se ha creado una falsa ilusión, se han destinado recursos escasos y necesarios a sitios donde no se necesitan, y en lugar de crear riqueza en muchas ocasiones se destruye.
Por otra parte, si la apertura al exterior y las reformas económicas han permitido que centenares de millones de personas escapen de la pobreza en Asia, África es un ejemplo de todo lo contrario:
Algo sabemos los españoles de esa diferencia. El régimen de Franco siguió los futuros consejos de aislarse de la globalización (impuesto, bien es cierto, en parte por el exterior) y el resultado fue varios años de miseria y de hambre con mayúsculas. La parcial, pero decidida apertura al mundo exterior y las reformas de 1959 (inspiradas en el milagro alemán), permitieron que de 1960 a 1990 España fuera el país de mayor crecimiento medio del mundo, detrás de Japón (dato que recuerdo, pero cuya fuente ignoro por completo).
Erixon propina a quien más lo necesite un bofetón de sentido común:
Y acaba con cuatro recomendaciones: Las más interesantes son las dos primeras y la tercera:
El tercero consiste en asistir en las reformas internas, lo que también es razonable.
Johan Norberg toma este gráfico de un artículo de Fredrik Erixon, economista del Timbro, titulado Why Aid Doesn't Work. La ayuda no funciona, es cierto, y Erixon explica alguna de las razones.
En parte porque no se ha gastado como se pretendía que se hiciera. En lugar de poner en marcha inversiones, el dinero ha sido gastado en gastos corrientes y consumo público, lo que a su vez ha llevado a un sector público en rápido crecimiento en la economía. No es necesario decir que ello ha fortalecido otras tendencias socialistas en la economía y la inversión se convirtió, en muchos países en desarrollo, en una actividad gubernamental.
No solo eso, explica Fredrik Erixon. Esa fuente de dinero sin control ha favorecido la corrupción, en la que estaban implicados los propios donantes, como no podía ser menos. En los países de destino de la ayuda, se creaba un clientelismo que reordenaba los esfuerzos locales a la obtención de rentas no generadas, y no a la generación de rentas y acumulación de riqueza, que es el camino de huida de la pobreza.
Por otra parte, lo que no cuenta el artículo es que en muchas ocasiones, cuando una ayuda se dedica a la inversión no solo no crea riqueza, sino que la destruye. Cuando se quieren crear o potenciar determinados sectores económicos, se hace de espaldas al mercado, es decir, de espaldas a las verdaderas necesidades. Luego esas primeras inversiones acaban abandonándose, porque se tienen que mantener en el tiempo, lo que exige un capital de reposición. Como ese capital no existe y nadie quiere destinarlo allí, porque en ese lugar no es necesario, al final se ha creado una falsa ilusión, se han destinado recursos escasos y necesarios a sitios donde no se necesitan, y en lugar de crear riqueza en muchas ocasiones se destruye.
Por otra parte, si la apertura al exterior y las reformas económicas han permitido que centenares de millones de personas escapen de la pobreza en Asia, África es un ejemplo de todo lo contrario:
Mientras que varios países asiáticos comenzaron a abrirse al comercio y a la inversión extranjera directa, las políticas que crearon los tigres asiáticos y los milagros asiáticos, muchos países africanos adoptaron un modelo de autarquía económica, cerraron las fronteras, y regularon la economía doméstica hasta niveles absurdos. Apenas puede ser sorprendente que esta estrategia de desarrollo haya fallado estrepitosamente.
Algo sabemos los españoles de esa diferencia. El régimen de Franco siguió los futuros consejos de aislarse de la globalización (impuesto, bien es cierto, en parte por el exterior) y el resultado fue varios años de miseria y de hambre con mayúsculas. La parcial, pero decidida apertura al mundo exterior y las reformas de 1959 (inspiradas en el milagro alemán), permitieron que de 1960 a 1990 España fuera el país de mayor crecimiento medio del mundo, detrás de Japón (dato que recuerdo, pero cuya fuente ignoro por completo).
Erixon propina a quien más lo necesite un bofetón de sentido común:
La cuestión no es si los países ricos se pueden permitir dar más ayuda a los países en desarrollo. Es obvio que sí pueden. La cuestión es si esa ayuda puede reducir la pobreza promoviendo el crecimiento económico. Por desgracia, la historia de la ayuda muestra que no se puede. Ni parece que los líderes mundiales, por no mencionar a Bob Geldof y otros activistas, tengan idea alguna de cómo la ayuda que se presta puede ser más efectiva.
Y acaba con cuatro recomendaciones: Las más interesantes son las dos primeras y la tercera:
* No gastar más dinero en ayuda al desarrollo.
* Retirar dicha ayuda a los países que no están siguiendo políticas económicas sanas y que fracasan en la erección de instituciones democráticas y transparentes.
* Los países ricos deberían abrir inmediatamente sus mercados a las exportaciones de los países pobres.
El tercero consiste en asistir en las reformas internas, lo que también es razonable.
Comentarios
La ayuda no funciona porque se mantiene, las epidemias, las tiranías, las guerras y la corrupción en esos países africanos. En este tema Xavier Sala i Martín no se equivoca:
http://www.columbia.edu/~xs23/catala/articles/2004...
http://www.columbia.edu/~xs23/catala/articles/2004...
En lugar de jugar con grafiquitas a la confusión entre correlación y causalidad, podrias aprender de Hugo Chávez:
Cinco años después de la Cumbre del Milenio, la cruda realidad es que la gran mayoría de las metas diseñadas, pese a que eran ya de por sí modestísimas, no serán alcanzadas.
Pretendimos reducir a la mitad los 842 millones de hambrientos para el año 2015. Al ritmo actual la meta se lograría en el año 2215, ve a ver quién de nosotros estaríamos allí para celebrarlo, si es que la especie humana logra sobrevivir a la destrucción que amenaza nuestro medio ambiente.
Habíamos proclamado la aspiración de lograr en el 2015 la enseñanza primaria universal. Al ritmo actual la meta se alcanzará después del año 2100, preparémonos pues para celebrarlo.
Esto, amigas y amigos del mundo, nos lleva de manera irreversible a una amarga conclusión: las Naciones Unidas han agotado su modelo, y no se trata simplemente de proceder a una reforma, el siglo XXI reclama cambios profundos que sólo son posibles con una refundación de esta organización. Esto no sirve, hay que decirlo, es la pura verdad.
Cinco años después de la Cumbre del Milenio, la cruda realidad es que la gran mayoría de las metas diseñadas, pese a que eran ya de por sí modestísimas, no serán alcanzadas.
Pretendimos reducir a la mitad los 842 millones de hambrientos para el año 2015. Al ritmo actual la meta se lograría en el año 2215, ve a ver quién de nosotros estaríamos allí para celebrarlo, si es que la especie humana logra sobrevivir a la destrucción que amenaza nuestro medio ambiente.
Habíamos proclamado la aspiración de lograr en el 2015 la enseñanza primaria universal. Al ritmo actual la meta se alcanzará después del año 2100, preparémonos pues para celebrarlo.
Esto, amigas y amigos del mundo, nos lleva de manera irreversible a una amarga conclusión: las Naciones Unidas han agotado su modelo, y no se trata simplemente de proceder a una reforma, el siglo XXI reclama cambios profundos que sólo son posibles con una refundación de esta organización. Esto no sirve, hay que decirlo, es la pura verdad.
En apenas 7 años de Revolución Bolivariana, el pueblo venezolano puede exhibir importantes conquistas sociales y económicas.
Un millón 406 mil venezolanos aprendieron a leer y a escribir en año y medio, nosotros somos 25 millones aproximadamente y, en escasas semanas el país, dentro de pocos días, podrá declararse libre de analfabetismo, y tres millones de venezolanos antes excluidos por causa de la pobreza, fueron incorporados a la educación primaria, secundaria y universitaria.
Diecisiete millones de venezolanos y venezolanas –casi el 70% de la población- reciben, por primera vez en la historia, asistencia médica gratuita, incluidos los medicamentos y, en unos pocos años, todos los venezolanos tendrán acceso gratuito a una atención médica por excelencia.
Se suministran hoy más de 1 millón 700 mil toneladas de alimentos a precios módicos a 12 millones de personas, casi la mitad de los venezolanos, un millón de ellos lo reciben gratuitamente, de manera transitoria. Estas medidas han generado un alto nivel de seguridad alimentaria a los más necesitados.
Señor Presidente, se han creado más de 700 mil puestos de trabajo, reduciéndose el desempleo en 9 puntos porcentuales, todo esto en medio de agresiones internas y externas, que incluyeron un golpe militar facturado en Washington, y un golpe petrolero facturado también en Washington, pese a las conspiraciones, a las calumnias del poder mediático, y la permanente amenaza del imperio y sus aliados, que hasta estimula el magnicidio. El único país donde una persona se puede dar el lujo de pedir el magnicidio de un Jefe de Estado, es Estados Unidos, como ocurrió hace poco con un reverendo llamado, Patt Robertson muy amigo de la Casa Blanca: pidió públicamente ante el mundo mi asesinato y anda libre, ¡ese es un delito internacional!, ¡terrorismo internacional!
Un millón 406 mil venezolanos aprendieron a leer y a escribir en año y medio, nosotros somos 25 millones aproximadamente y, en escasas semanas el país, dentro de pocos días, podrá declararse libre de analfabetismo, y tres millones de venezolanos antes excluidos por causa de la pobreza, fueron incorporados a la educación primaria, secundaria y universitaria.
Diecisiete millones de venezolanos y venezolanas –casi el 70% de la población- reciben, por primera vez en la historia, asistencia médica gratuita, incluidos los medicamentos y, en unos pocos años, todos los venezolanos tendrán acceso gratuito a una atención médica por excelencia.
Se suministran hoy más de 1 millón 700 mil toneladas de alimentos a precios módicos a 12 millones de personas, casi la mitad de los venezolanos, un millón de ellos lo reciben gratuitamente, de manera transitoria. Estas medidas han generado un alto nivel de seguridad alimentaria a los más necesitados.
Señor Presidente, se han creado más de 700 mil puestos de trabajo, reduciéndose el desempleo en 9 puntos porcentuales, todo esto en medio de agresiones internas y externas, que incluyeron un golpe militar facturado en Washington, y un golpe petrolero facturado también en Washington, pese a las conspiraciones, a las calumnias del poder mediático, y la permanente amenaza del imperio y sus aliados, que hasta estimula el magnicidio. El único país donde una persona se puede dar el lujo de pedir el magnicidio de un Jefe de Estado, es Estados Unidos, como ocurrió hace poco con un reverendo llamado, Patt Robertson muy amigo de la Casa Blanca: pidió públicamente ante el mundo mi asesinato y anda libre, ¡ese es un delito internacional!, ¡terrorismo internacional!
Y si todavía os quedan ganas, podéis leer el discurso completo:
Proponemos que la sede de Naciones Unidas salga de un país que no es respetuoso con las resoluciones de la Asamblea
Proponemos que la sede de Naciones Unidas salga de un país que no es respetuoso con las resoluciones de la Asamblea
A lo mejor eso de la "ayuda externa" no funciona porque no existe:
The US Fight Against the Fight Against Poverty
Jeffrey Sachs, Financial Times
The US Fight Against the Fight Against Poverty
Jeffrey Sachs, Financial Times
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