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Neoliberales de retorno al estatismo
Enviado por el día 27 de Marzo de 2005 a las 23:27
Ante la posibilidad de una reestatización de nuestras economías latinoamericanas, muchos "neoliberales" están volcando la cara hacia la izquierda y otros a la derecha. No es para sorprenderse pues siempre estuvieron alrededor de las prebendas que pudieran obtener de los puestos en la administración pública.
Por ello es importante definir correctamente el liberalismo, no se trata de buscar pureza, sino tener claras las ideas de lo que es y de lo que no puede ser. Utilizar al Estado discrecionalmente (en muchos casos para corrupción), así sea en gobiernos "neoliberales", está muy lejos del liberalismo.
Recuerdo nostálgico de los intelectuales neoliberales
Por:H. C. F. MANSILLA
http://www.lostiempos.com/noticias/27-03-05/27_03_...
Los tecnócratas y la gente realista en general cree que una actitud eminentemente crítica con respecto a los fenómenos de la actualidad es innecesaria y superflua. Los países en vías de desarrollo (como Bolivia) tendrían otras prioridades: hay que solucionar primero el hambre de las masas, lograr un pacto social aceptable con los sectores contestatarios y corregir el mal funcionamiento de las instancias estatales.
Desde octubre de 2003 escucho numerosos comentarios negativos sobre el difuso estamento de los intelectuales. Se afirma que en Bolivia y desde 1985 los intelectuales habrían renunciado a su "rol legítimo", es decir al pensamiento crítico y a la investigación científica. No producirían conocimiento en sentido estricto y serían más bien cortesanos del poder, meros "legitimadores del discurso estatal". Esta mención se refiere sobre todo a los cientistas sociales que profesaban ideologías izquierdistas y que a partir de 1993 se plegaron sin muchos aspavientos al neoliberalismo, para retornar ahora cómodamente a posiciones estatistas y populistas.
La realidad es, como siempre, más compleja. No tengo en mente una apología de los arrogantes conversos al neoliberalismo, a quienes les fue tan bien hasta octubre de 2003. Ahora este sector -por razones comprensibles- se reduce aceleradamente y se transforma en un grupúsculo de valor sólo testimonial. Se trataba, en general, de gente muy simpática y con una formación profesional brillante. Su punto débil era la ética. Pero como esta virtud es demasiado excelsa (es decir: demasiado alejada de los asuntos mundanos) y representa una carencia muy extendida en todas las clases sociales, tribus y regiones del país, la falta de ella no era ni es un rasgo distintivo y característico de los intelectuales.
Por ello es importante definir correctamente el liberalismo, no se trata de buscar pureza, sino tener claras las ideas de lo que es y de lo que no puede ser. Utilizar al Estado discrecionalmente (en muchos casos para corrupción), así sea en gobiernos "neoliberales", está muy lejos del liberalismo.
Recuerdo nostálgico de los intelectuales neoliberales
Por:H. C. F. MANSILLA
http://www.lostiempos.com/noticias/27-03-05/27_03_...
Los tecnócratas y la gente realista en general cree que una actitud eminentemente crítica con respecto a los fenómenos de la actualidad es innecesaria y superflua. Los países en vías de desarrollo (como Bolivia) tendrían otras prioridades: hay que solucionar primero el hambre de las masas, lograr un pacto social aceptable con los sectores contestatarios y corregir el mal funcionamiento de las instancias estatales.
Desde octubre de 2003 escucho numerosos comentarios negativos sobre el difuso estamento de los intelectuales. Se afirma que en Bolivia y desde 1985 los intelectuales habrían renunciado a su "rol legítimo", es decir al pensamiento crítico y a la investigación científica. No producirían conocimiento en sentido estricto y serían más bien cortesanos del poder, meros "legitimadores del discurso estatal". Esta mención se refiere sobre todo a los cientistas sociales que profesaban ideologías izquierdistas y que a partir de 1993 se plegaron sin muchos aspavientos al neoliberalismo, para retornar ahora cómodamente a posiciones estatistas y populistas.
La realidad es, como siempre, más compleja. No tengo en mente una apología de los arrogantes conversos al neoliberalismo, a quienes les fue tan bien hasta octubre de 2003. Ahora este sector -por razones comprensibles- se reduce aceleradamente y se transforma en un grupúsculo de valor sólo testimonial. Se trataba, en general, de gente muy simpática y con una formación profesional brillante. Su punto débil era la ética. Pero como esta virtud es demasiado excelsa (es decir: demasiado alejada de los asuntos mundanos) y representa una carencia muy extendida en todas las clases sociales, tribus y regiones del país, la falta de ella no era ni es un rasgo distintivo y característico de los intelectuales.
Re: Neoliberales de retorno al estatismo
Enviado por el día 27 de Marzo de 2005 a las 23:30
Una vez cené con gente muy fina, con intelectuales de alto vuelo y consultores en la cúspide del poder político, todos ellos, además, pertenecientes a las familias más ilustres del país. Eran tiempos políticamente tranquilos, y tampoco flotaban chismes o intrigas interesantes en la atmósfera. Ante el aburrimiento general propuse hablar de moral pública y de la necesidad de limpiar la administración estatal de altos funcionarios inmersos en casos evidentes de corrupción.
La sola mención de este tema causó un malestar visible y casi tangible entre los comensales. Todos, sin excepción, me acusaron de arruinarles la digestión y de un absoluto desconocimiento de normas de buena educación. Con manifiesta hostilidad me increparon por abusar de su precioso tiempo. No comprendían por qué habría que hablar de asuntos tan infames y tan poco edificantes, "cuando hay tantas cosas importantes y bellas que merecen nuestra atención". Me recordaron, con mucha razón, que todos éramos ya muy entrados en años, y que debíamos hacer un uso extremadamente cuidadoso, inteligente y selectivo del tiempo que aún teníamos disponible en la vida. Este tipo de argumentación, influido probablemente por razones estéticas y por reflexiones clásicas en torno al recurso más escaso de todos los bienes (el tiempo), es una de las respuestas posibles al comportamiento de los intelectuales en toda época. Su oportunismo debe ser visto como una actitud pragmática que trata de utilizar el tiempo en una forma razonable y comprensible. La sociedad, que comparte sus mismos valores, sabe entender y perdonar su comportamiento.
Hay otro tipo de razones muy diferentes para no juzgar de manera dura a nuestros intelectuales. Los tecnócratas y la gente realista en general cree que una actitud eminentemente crítica con respecto a los fenómenos de la actualidad es innecesaria y superflua. Los países en vías de desarrollo (como Bolivia) tendrían otras prioridades: hay que solucionar primero el hambre de las masas, lograr un pacto social aceptable con los sectores contestatarios y corregir el mal funcionamiento de las instancias estatales. No podríamos darnos ese lujo exótico de un pensamiento científico y crítico ante las urgencias de cada día.
La sola mención de este tema causó un malestar visible y casi tangible entre los comensales. Todos, sin excepción, me acusaron de arruinarles la digestión y de un absoluto desconocimiento de normas de buena educación. Con manifiesta hostilidad me increparon por abusar de su precioso tiempo. No comprendían por qué habría que hablar de asuntos tan infames y tan poco edificantes, "cuando hay tantas cosas importantes y bellas que merecen nuestra atención". Me recordaron, con mucha razón, que todos éramos ya muy entrados en años, y que debíamos hacer un uso extremadamente cuidadoso, inteligente y selectivo del tiempo que aún teníamos disponible en la vida. Este tipo de argumentación, influido probablemente por razones estéticas y por reflexiones clásicas en torno al recurso más escaso de todos los bienes (el tiempo), es una de las respuestas posibles al comportamiento de los intelectuales en toda época. Su oportunismo debe ser visto como una actitud pragmática que trata de utilizar el tiempo en una forma razonable y comprensible. La sociedad, que comparte sus mismos valores, sabe entender y perdonar su comportamiento.
Hay otro tipo de razones muy diferentes para no juzgar de manera dura a nuestros intelectuales. Los tecnócratas y la gente realista en general cree que una actitud eminentemente crítica con respecto a los fenómenos de la actualidad es innecesaria y superflua. Los países en vías de desarrollo (como Bolivia) tendrían otras prioridades: hay que solucionar primero el hambre de las masas, lograr un pacto social aceptable con los sectores contestatarios y corregir el mal funcionamiento de las instancias estatales. No podríamos darnos ese lujo exótico de un pensamiento científico y crítico ante las urgencias de cada día.
Re: Re: Neoliberales de retorno al estatismo
Enviado por el día 27 de Marzo de 2005 a las 23:32
Además: los medios modernos de comunicación y los instrumentos contemporáneos de intercambio de datos nos eximen de tener que desviar valiosos y escasos recursos hacia la investigación científica. Hoy en día podemos importar con bajos costes la última palabra de la ciencia y la tecnología y adaptarla a nuestras necesidades. Esta es nuestra genuina obligación. Sería una tontería financiera y una necedad práctica el tratar de alcanzar o sustituir los avances científicos y tecnológicos y las explicaciones teóricas generadas en los grandes centros de los países más avanzados. Debemos ser modestos y limitarnos a describir la realidad, diseñar políticas públicas dentro de los límites de lo posible y componer trabajos de asesoría en temas dictados por los organismos internacionales. Si intentamos ser demasiado originales, corremos el riesgo de inventar la pólvora por segunda vez. Después de una existencia personal bastante sacrificada, nuestros intelectuales se han dado cuenta de que lo razonable es la prudencia: es mejor imitar lo conocido que buscar ideales inalcanzables.
Los moralistas se hacen los sorprendidos al constatar que la mayoría de los intelectuales neoliberales fueron marxistas y revolucionarios en sus años mozos. Equivocarse es la cosa más fácil del mundo, y enmendar un error de juventud es algo noble, necesario y honorable. En último caso: más vale tarde que nunca. El perseverar en un dogma superado por la historia es lo único condenable. Por ello debo corregir, o mejor dicho, precisar el título de este artículo: los intelectuales neoliberales no están sumidos en una pasajera desgracia, sino que en realidad regresan triunfalmente a posiciones nacionalistas y estatistas, donde siempre estuvo su corazón, aunque tengan, como es usual, el bolsillo a la derecha.
Los moralistas se hacen los sorprendidos al constatar que la mayoría de los intelectuales neoliberales fueron marxistas y revolucionarios en sus años mozos. Equivocarse es la cosa más fácil del mundo, y enmendar un error de juventud es algo noble, necesario y honorable. En último caso: más vale tarde que nunca. El perseverar en un dogma superado por la historia es lo único condenable. Por ello debo corregir, o mejor dicho, precisar el título de este artículo: los intelectuales neoliberales no están sumidos en una pasajera desgracia, sino que en realidad regresan triunfalmente a posiciones nacionalistas y estatistas, donde siempre estuvo su corazón, aunque tengan, como es usual, el bolsillo a la derecha.
Re: Re: Re: Neoliberales de retorno al estatismo
Enviado por el día 22 de Septiembre de 2005 a las 02:54
Tu análisis es certero, la pregunta es si estos políticos van a lograr incertarse en el nuevo contexto social y regional que se está dando en Bolivia. Aparentemente el rechazo generalizado los está aislando, pero creo que hay que esperar a ver que es lo que realmente ocurre.