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Qué manifiesto tan bonito. Un canto al odio.

Mira, lo siento de verdad, pero te puedo asegurar por experiencia personal en manifestaciones (sobre todo en 2003, contra la responsabilidad del gobierno español en Irak; contra las mentiras durante la crisis del Prestige, etc), que el 99% de la gente va allí de forma pacífica. Lo de quemar contenedores, volcar coches y reventar escaparates es algo que aparece en televisión en esa asquerosa tendencia sensacionalista de mostrar la peor cara de las cosas, y aún encima exagerarlas, para excitar el sentido morboso de las personas. Mientras decenas de miles de personas se pronunciaban demostrando sus inquietudes políticas y sus ansias, perfectamente naturales, de evitar la guerra, que siempre será la peor de las cosas, de forma pacífica (y sí, portando pancartas y cantando), las televisiones mostraban a cuatro energúmenos lanzando litronas sobre los antidisturbios.

¿Hay oportunistas y demagogos que quieran instrumentalizar estas? Por desgracia, también.

Pero aunque te parezca imposible comprender que haya personas que deseen evitar cosas como los bombardeos masivos, que causan miles de muertes, siembran tristeza, odio y frustración, preparando el terreno idóneo para engordar el terrorismo islamista con hechos mil veces probados, o quieran minar la inmunidad de las multinacionales que arrasan el medio ambiente... la bondad existe. La piedad. La solidaridad. La responsabilidad. La justicia. Puedes creerlo.