España

Quienes crean, a estas alturas, que el carácter, naturaleza y autoría de los atentados del 11-M coinciden con lo expuesto en la comisión de investigación creada a tal efecto, pecan de ingenuidad en exceso. Hay pruebas más que evidentes de que el atentado no se gestó en parajes remotos, sino en la calle Génova de Madrid, frente a una franquicia del Foster's Hollywood.

En primer lugar, cabe destacar las circunstancias políticas en aquel momento:

a) Una ciudadanía cansada de ocho años de gobierno (decretazo, invasión de Irak, Gescartera, Ercross, rodillo...)

b) Pérdida, con toda seguridad, de la mayoría absoluta, según todas las encuestas.

c) Grupos parlamentarios en el congreso perseguidos, vilipendiados y con pocas ganas de apoyar otra investidura de un candidato del PP.

d) Imposibilidad de esgrimir el terrorismo como arma electoral, ante la ausencia de atentados graves y el apoyo del líder de la oposición en la política antiterrorista.

Ante el desgaste del gobierno popular y la imposibilidad de pactar con otros grupos parlamentarios una nueva investidura, había que planear algo que sirviera como revulsivo. Esta vez no se podía contar con ETA: Tras la negociación del programa de atentados, -para obtener la mayoría absoluta en las últimas elecciones generales, igual que en el 95, con el atentado-pantomima al coche blindado de Aznar- en el 99, en el que se reunieron interlocutores populares con los etarras Mendiguren, Alkiza, Andrinúa y Garitano.

Tras la persecución de los etarras y su brazo político con el pacto por las libertades y contra el terrorismo, Aznar sabía que no podía contar con ellos esta vez. Viendo los pingües beneficios que le había y ha reportado, a corto y medio plazo, a su amigo Bush el atentado del 11-S, -planeado con su socio Bin Laden-, optó esta vez por un atentado de carácter integrista islámico.

Una vez consumada la infamia y a pesar de las ciudadosamente planificadas ruedas de prensa del titular de interior, el grupo PRISA llevó a cabo una inteligente investigación a la que echaban tierra el resto de medios de comunicación a sueldo de Génova y, por una vez, el experimento fracasó. Lo que no entiendo, después de año y medio, es por qué se mantiene la Omertà y no se desvela aún la autoría de un atentado que acabó con la vida de 191 personas.

Saludos.