España

Los famosos boicots a empresas se empezaron a usar desde la extrema izquierda (contra multinacionales americanas) y desde las covachas separatistas (contra el etiquetado en castellano)

Siempre han participado en estas acciones minorías marginales, grupos antisitema, jóvenes sin poder adquisitivo y con más emoción que cabeza.

Pero resulta que ahora se nos plantea el reto de un boicot a gran escala, llevado a cabo por la gente de bien, por el consumidor medio, el cliente ideal de cualquier empresa.

Ese boicot dirigido contra la línea de flotación del conglomerado empresarial catalán que ve con buenos ojos los privilegios que puede conseguir del nuevo Estatut, puede ser más eficaz para enterrar el aborto ese que cualquier discursito demagógico de una clase política extraviada e inoperante.

De lo que ocurra en los próximos meses sacaremos todos unas conclusiones muy interesantes:
-el grado de conciencia política y de compromiso de una mayoría de ciudadanos honrados y centrados capaces de movilizarse para salvar nuestro sistema democrático contra los envites del fascismo periférico.

_el grado de fanatismo nacionalista de unos empresarios aprovechados, que pueden verse sumidos en la ruina si no se pronuncian con claridad y firmeza contra el Estatut parido por unos politiquillos ociosos y vanidosos.