Hispanoamérica

Una vez que se ha discutido el modo de derrocar a los dos grandes trozos de mierrda de Hispanoamérica, el problema ahora es ver que hacemos con sus partidarios, con sus lamebotas, la chusma cateta, palurda, ignorante y mongoloide que les adora cual normandos idolatrando a Odín.

Es evidente que no podemos dejar que una vez caídos los dictadores, esta gentuza siga campando libremente por la selva y el altiplano para de nuevo sembrar el continente de guerrillas asesinas, narcotraficantes y encargadas de la trata de blancas (actividades todas ellas que gustan mucho a la izquierda radical de allí) que comprometan el futuro de la libertad recien conquistada. No vamos a permitir una nueva guerrilla sandinista, unas nuevas FARC o una nueva banda de cholos descerebrados al estilo zapatista. Eso no.

Por tanto, lo que se impone es finiquitar definitivamente el problema, dar carpetazo, buscar una SOLUCIÓN FINAL. Se debe resucitar a la gloriosa Contra o los no menos fabulosos escuadrones de la muerte.

Esta solución final no es otra cosa que el asesinato masivo, la ejecución, la muerte violenta para todos ellos. Incluida su descendencia, sin importar la edad, por supuesto. No habrá piedad para nadie, sea cual sea su estado de salud o sus circunstancias personales.

Pero el problema es el mismo de siempre: encontrar una forma de asesinato que cause el mayor sufrimiento posible pero que al mismo tiempo sea económicamente eficiente. Por eso quería saber la opinión de los foristas. La cámara de gas y el agrupamiento en campos de exterminio no es mala idea, creo yo. Después podríamos vender sus órganos a zoológicos, la carne para alimentar animales, con la grasa podríamos hacer jabón etc.

Otras formas de exterminio pueden ser las siguientes: decapitación, horca, fusilamiento, degüello, garrote vil, silla eléctrica, inyección letal. Cuanta más lenta sea la muerte y más sufrimiento se cause mucho mejor porque cundirá el ejemplo y la victoria psicológica es solo la antesala de la victoria total.

Pero nuevamente, una vez finalizada la gloriosa tarea de liberar Sudamérica, los europeos hemos de seguir cargando con la cruz de los eurotontos: un excepcional rebaño de mamarrachos, bobos, analfabetos y meningíticos izquierdistas que aburridos de su vida burguesa juegan a las revolusiones. Son increiblemente numerosos amén de pesados y plastas en grado sumo. El tiempo que dedidan a reivindicar su actitud puerilmente contestataria, sin ninguna ideología detrás solo pose, se explica porque normalmente no suelen estar ocupados en trabajar en nada útil.

Así que, una vez libre Sudamérica de la peste que la asuela, ¿como podríamos los europeos liberarnos de esta putrefacta plaga?