Hispanoamérica

Oponerse o apoyar la pena de muerte es una opción moral, por lo que quienes toman una opción no deben descalificar a quienes toman la otra. El apoyarla no es sinónimo de salvajismo, ni el rechazarla sinónimo de corrección política.

Por ejemplo, (caso real, ocurrido en Guatemala) esta semana dos individuos secuestraron a una niña de 6 años. La violaron y la decapitaron pero alguien vio cuando se la llevaron. Así que cuando la gente del barrio los capturó, confesaron en dónde estaba el cuerpo, tirado en una hondonada de 300 metros, en dónde nadie la hubiera encontrado.
Pregunto:
si tú fueras el padre o madre de la niña ¿apoyarías la pena de muerte, no solo por venganza sino para evitarle ese dolor a otros padres?
Por otra parte si tú apoyabas la pena de muerte pero el violador y asesino resulta siendo tu hijo ¿insistirías en que es mejor aplicar lo "muerto el perro se acabó la rabia"?

Es un tema complejo, en el cual todos somos muy influenciables, pero lamentablemente muchas veces opinamos sin tomar en cuenta factores que pesan, basándonos en premisas que parecen razonables, (por ejemplo "la pena de muerte es inhumana" o "los criminales no tienen remedio") pero que están limitadas por nuestra experiencia o prejuicios.

Eso vale para el feto también.