Internacional

Líbano y Gaza: Israel sigue matando en gran escala

Tres personas mueren cada día en el Líbano como resultado de la explosión de “bombas racimo” lanzadas por Israel en los últimos días de la guerra. Israel lanzó un millón de estos artefactos en el sur del Líbano para producir el mayor daño posible en la población civil, en una región donde viven apenas 650.000 personas. El Estado sionista destinó más una bomba para cada uno de los habitantes.

La utilización de estos artefactos, que siguen matando mucho tiempo después de haber sido lanzados, tiene por objeto evitar el retorno de la población a la región.

No es el único crimen del sionismo. El alto mando israelí reconoció haber usado bombas de fósforo blanco, que producen horribles y dolorosas quemaduras a sus víctimas. Israel aduce que se utilizaron contra “blancos militares”. Pero dado que Israel acusó reiteradamente a Hezbollah de “esconder” sus armas y unidades entre la población civil, resulta claro que la mayoría de las víctimas del fósforo blanco israelí son los civiles libaneses. Precisamente, lo que denunciaron Hezbollah y el gobierno libanés en el curso de la guerra.

Israel sigue matando en Gaza, donde ha realizado nuevas incursiones con un nuevo tipo de munición que produce “profundas quemaduras y secciona miembros de manera neta, como si hubieran sido cortados con tijeras (y) dejan en el interior del cuerpo pequeñas partículas que (no pueden ser extraídas) porque no pueden ser detectadas por los rayos X” (Le Monde, 13/10).

Israel sigue matando, también, con métodos menos “sofisticados”. En los últimos seis meses, el número de bloqueos carreteros instalados por el ejército israelí en Cisjordania aumentó de 376 a 528 (sobre una superficie de apenas 5.000 kilómetros cuadrados). Los bloqueos dejan de un lado a los enfermos y parturientas; del otro a los hospitales. En los últimos meses murieron más de 70 palestinos en los controles porque no se permitió el paso a las ambulancias. Al mismo tiempo, para evitar parir en los controles, a la vista de los soldados israelíes, ha crecido el número de palestinas que deciden tener familia en sus hogares. En consecuencia, aumentó el número de niños que nacen muertos y de mujeres que mueren en el parto (El País, 14/10).


Luis Oviedo