liberalismo.org
Portada » Foros » Economía » Piratería. ¿A favor o en contra del mercado?

Economía

Estos foros están cerrados. Podéis debatir en Red Liberal.

Piratería. ¿A favor o en contra del mercado?
Enviado por el día 25 de Abril de 2005 a las 16:14
Piratería. ¿A favor o en contra del mercado?.- Por Jorge Valín(*)


Recientemente, en los periódicos españoles, ha aparecido una noticia informando que algunas empresas de software van a denunciar a 4.000 usuarios de P2P (Peer–to–Peer) por descargarse música de la Red sin previa compra. Según la prensa, opinión popular, e incluso para algunos hombres de negocios la piratería es un acto moralmente despreciable que, de seguir con la tendencia actual, tenderá a hacer desaparecer del mercado los productos originales y legales.

Es curioso ver como tan débiles argumentos, que carecen de fondo, son aceptados incluso por aquellos que hacen uso “ilegal” de tales productos. El estado, junto con sus monopolios mediáticos conjuntamente con las organizaciones afines al estatismo han calado en la opinión pública. Por lo tanto, es aceptado, de forma general, que la ley y el mismo gobierno use el dinero del erario público para combatir a estos delincuentes. Se quiere luchar por igual tanto contra los que usan la piratería de forma individual o autoconsumo, como contra aquellos que la usan para su particular lucro haciendo reproducciones masivas, pidiendo incluso la pena de cárcel.

He usado la expresión “débiles argumentos” a propósito para llamar la atención del lector. Quien dice que el presente proceso sólo puede llevar a la destrucción del sector no sólo carece de la visión amplia, dinámica y descubridora que caracteriza al mercado, sino que, además, al decir que tales actos han de ser castigados sin distinción de uso[1], y que la producción se ha de ajustar a la que sólo el mismo productor crea, descubre su intención antiliberal, y estatista. Como dijo en una ocasión Mises “Si éste es el verdadero significado de su crítica, entonces discrepa con la valoración de la producción por parte de los consumidores. Se quita entonces, la máscara y muestra sus aspiraciones dictatoriales”[2]. No tiene sentido decir que un producto desaparecerá aun existiendo demanda para él. Mientras haya escasez de necesidades siempre habrá un oferente, un empresario, dispuesto a satisfacer tal carestía. No tiene sentido decir que un producto desaparecerá aun existiendo demanda para él. Mientras haya escasez de necesidades siempre habrá un oferente, un empresario, dispuesto a satisfacer tal carestía.

Ante el aparente problema de la piratería, podemos decir que la realidad es que el mercado ha evolucionado, ha cambiado presentando un desafió importante a los fabricantes de videojuegos, música o programas. En otras palabras, el mercado, o la evolución interpersonal de la sociedad, ha evolucionada hacia un estado en el que la utilidad presente es mayor. Ahora, el consumidor de este tipo de productos tiene la potencial posibilidad de disfrutar de ellos de forma más barata o totalmente gratuita. Los productores que se quejan razonan diciendo que esta situación es el fin del sector.
Piratería. ¿A favor o en contra del mercado?
Enviado por el día 25 de Abril de 2005 a las 16:17
Pero si, como ellos hacen, aplicásemos un Ceteris Paribus y extrapolásemos la situación actual al infinito el resultado no sólo sería su desaparición, sino que también habría sido la desaparición del tren al aparecer el avión, la del automóvil cuando Henry Ford redujo el precio de sus coches, o el de los carteros cuando apareció el teléfono. Pero la realidad es otra, el mercado es dinámico, cambiante y jamás aplica la relación de igualdad en la mayoría de sus variables y sólo desarrolla una. Precisamente este continuo devenir creador y destructor, como diría J.A. Schumpeter, es lo que hace avanzar al sistema capitalista y da paso a la innovación, a la mejora de la utilidad del consumidor y productor.

De esta forma, ahora el empresario, aquel ser que se distingue del resto por su carácter innovador y por su capacidad de hacer factibles las necesidades más urgentes (presentes o futuras) del consumidor, es cuando ha de demostrar su talante heurístico y acomodar las nuevas necesidades para mejorar el bienestar del consumidor y el suyo propio. En este sentido, algunas casas discográficas ya han empezado a hacerlo ofreciendo valor añadido al producto, como incorporar dentro del contenido digital del CD, video clips o entrevistas para así poder desbancar la piratería gratuita de la Red. A medida que el productor ofrezca mayor valor añadido a su producto seguro que al consumidor no le compensará descargar una canción (muchas veces de mala calidad e incompleta) que podérsela comprar a buen precio, y con mayor valor de contenido en una tienda. Pero tal vez esta medida no sea suficiente; posiblemente el empresario ha de ingeniarse algo más dando mayor valor añadido ya sea con servicios adicionales o rebajando el precio.

Seguramente, el aumento en la calidad de contenido no elimine o reduzca la oferta de la piratería de pago, es decir, la del vendedor de música ambulante. ¿Qué han de hacer los productores en este caso? Pues lo mismo que han venido haciendo durante más de 5.000 años comerciantes y empresarios: adaptarse a la nueva situación, revisar la estructura productiva y de precios, mejorarla, revisar y mejorar la tecnología, hacer mayor y mejor uso de la división del trabajo, adecuar más los precios de sus costes a la nueva realidad… y sobre todo innovar y crear. Este es el test que tendrán que pasar y aprobar los productores actuales, de lo contrarío seguro que aparecerá un nuevo oferente capaz de hacerlo, posiblemente revolucionando el sector con nuevas técnicas de producción o marketing, desbancando así a los actuales. Y es que en ningún caso hemos de confundir, o unir, como si uno mismo fueran las necesidades actuales (por ejemplo deleitarnos con la música, que es el producto final) con la estructura productiva o de precios para llegar a ese bien final.
Piratería. ¿A favor o en contra del mercado?
Enviado por el día 25 de Abril de 2005 a las 16:18
Que hasta ahora los productores de música hayan estado usando un sistema determinado de producción y ventas no quiere decir que no puedan conseguir otros de mejores o más acordes a la nueva demanda. Incluso, tal vez sea necesario cambiar la concepción productiva o de ventas radicalmente si las necesidades de esta nueva demanda así lo imponen. ¿Cómo hacerlo? Esta es la habilidad que tendrá que tener el empresario.

Los fabricantes de la presente industria lo único que pretenden es mantener su statu quo de oferente soberano, de monopolio, ya que para ellos cualquier cambio, que no comprenda un aumento de demanda, es ilegal o moralmente inaceptable. Por esta razón impiden la competencia mediante leyes, licencias de distribución, copyrights… acudiendo siempre al coercitivo y represivo poder del estado, su máxima es: “o compras dónde yo diga (establecimientos autorizados) y a mis precios (no a los del mercado real) o sino eres un delincuente”. Evidentemente, siempre habrá quien jamás comprará artículo alguno y preferirá descargárselo, o copiárselo de algún amigo, pero sin duda alguna jamás serán la mayoría. Los productos y servicios han de evolucionar hasta llegar a la relación calidad–precio que el demandante exige. Manipular el resultado de este binomio por la fuerza no beneficia a nadie, ni a la satisfacción del consumidor ni a la utilidad del productor.

Si un producto ha de ser defendido por la ley, y no por el libre mercado, aún estaríamos en el mercantilismo europeo del siglo XV donde un orfebre sólo podía serlo si a la vez había desempeñado tal función su padre, o había sido discípulo de otro orfebre durante la mitad de su vida. Ninguna ley ha de defender los intereses del consumidor ni del productor, la mejor ley —y garantía— sólo es la del libre mercado. Como expresó Gustave de Molinari:

“Si existe en economía política una verdad bien fundamentada, es esta: en todos los casos, sean cuales fueran los bienes que satisfacen las necesidades materiales e inmateriales del consumidor, lo que más le conviene a este es que el trabajo y el comercio se desarrollen en libertad, porque esto tiene como consecuencia necesaria y permanente la máxima disminución del precio.

Y esta: sea cual fuera el bien de que se trate, el interés del consumidor debe prevalecer siempre por sobre los intereses del productor”. Y a esto añade: “si esto no es lógico y verdadero, los principios sobre los cuales se basa la ciencia económica carecen de validez” [3].
Piratería. ¿A favor o en contra del mercado?
Enviado por el día 25 de Abril de 2005 a las 16:20
Y siguiendo con el planteamiento de Molinari no tiene justificación alguna decir que el propio mercado, es decir, la propia acción de los hombres entre ellos, puede causar la destrucción sistemática de sectores enteros o de la misma economía. No es el libre mercado el que destruye las empresas valiosas, o el que genera monopolios, sino que es el estado y sus arbitrarias leyes económicas y sociales el que restringen la libertad de elección del consumidor y empresario (en sentido amplio, ya siempre, según el momento, se es consumidor o empresario). Argüir que se ha de defender al productor en decremento del consumidor, y de forma demagógica continuar diciendo que tal piratería a quien más perjudica es al consumidor (cuando en realidad puede conseguir el producto a menor precio) sólo tiene como finalidad última imponer la coacción porque no se ha entendido la dinámica del sistema capitalista. Y es que son precisamente estos continuos desequilibrios entre oferta y demanda, y la continua escasez de bienes (productos y servicios) junto con las preferencias temporales, presentes y futuras, las que obligan al mercado a progresar, a hacer mejoras en la tecnología, mejorar el bienestar de demandantes y oferentes.
Un sistema capitalista que se precie es aquel donde el soberano siempre es el consumidor, el empresario sólo ha de tratar satisfacerle lo mejor que pueda. Es el consumidor quien sabe lo que es bueno y lo que no lo es. El empresario o productor que comprenda esto será el que destaque de entre los demás, no sólo satisfaciendo las necesidades más urgentes para sus consumidores, sino también lucrándose por su bien ofrecido. Desgraciadamente la continua y creciente opresión del estado y los elementos afines a él, como los que abogan por el estatolicismo, intervencionismo, proteccionismo… han mutilado la libertad dejándola en una residual expresión, pero aún libre e innovadora: la economía sumergida, la cual, en verdad, ha sido el tema que ha originado el presente artículo.



-----------

(*)Jorge Valín. Economista seguidor de La Escuela Austriaca y Paleo-Liberalismo filosófico. Articulista y autor de un manual sobre la Teoría de Elliot y de un Manual de Bolsa. Colaborador habitual del Instituto de Libre Empresa (ILE), Poder Limitado y Liberalismo.org entre otros.

Piratería. ¿A favor o en contra del mercado?
Enviado por el día 25 de Abril de 2005 a las 16:21
[1] Más concretamente tendría que ser dicho “de utilidad”, ya que esta no es la misma según sea la del individuo que descarga la música de Internet para su disfrute personal, que la del orto que se dedica a hacer 400 copias al día para ser vendidas.

[2] Ludwig von Mises. Fragmento extraído del ensayo “Utilidad y Pérdida”, disponible a través del CEP Centro de Estudios Públicos. Mises argumenta lo citado ante la determinación dirigista de la producción de algunos, así añade “A su juicio, la producción no debería regirse por los deseos de la sociedad sino por su propia discreción”. Aunque el contexto no es exactamente el mismo si que, en esencia, parte de lo mismo que intento dar a ver.

[3] Gustave de Molinari fue un economista belga del siglo XIX, aunque ejerció la mayor parte de su carrera en Francia. Fue un auténtico campeón de la libertad y del laissez–faire junto con Frédéric Bastiat el cual consideró, a Molinari, como el continuador de su obra. El fragmento citado fue expresado por Molinari en “De la Production de la Sécurité”, y publicado en el “Journal des Economistas”; traducido al inglés por J. Huston McCulloch con el titulo “The Production of Security” y prólogo de Murray N. Rothbard. También hay una reciente traducción al castellano titualada \"Sobre la Producción de Seguridad\".