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Suecia después del modelo sueco
Enviado por el día 8 de Junio de 2005 a las 05:03
Suecia después del modelo sueco
Del Estado benefactor al Estado posibilitador


Mauricio Rojas
Miembro del parlamento de Suecia
Profesor de historia económica
de la Universidad de Lund
(Suecia)


Prólogo para lectores latinoamericanos
Durante las últimas décadas América Latina se ha
debatido en una larga agonía de crisis económicas,
sociales y políticas recurrentes. Con la excepción
de Chile, los progresos que se han registrado en algunos
países han sido lentos y están lejos de satisfacer las
expectativas populares. Al mismo tiempo, en otras latitudes
se constatan avances extraordinarios, mostrando sin lugar a
dudas las enormes posibilidades que la globalización ofrece
para el rápido mejoramiento de las condiciones de vida de
grandes conglomerados humanos. Los avances asombrosos
de naciones como China e India así como de al menos una
decena de otros países del Asia hacen que el fracaso
latinoamericano sea aún más patente e injustificable. Antes
teníamos al menos el consuelo de ser los menos pobres y
subdesarrollados de un “Tercer Mundo” aún más pobre y
subdesarrollado. Hoy ya no tenemos ni siquiera esa
justificación y no nos queda sino la vergüenza de nuestro
fracaso.

En este estado de frustración y de carencias tan evidentes
existe la tentación de creer que se puede encontrar una varita
mágica, que de un golpe nos dé todo aquello que nos falta.
Así se puede incluso llegar a creer que la política, a través de
un poderoso Estado benefactor, puede darnos lo que no
tenemos. Bastaría entonces con un acto generoso de voluntad
redistributiva para crear todo aquello que nuestras economías
no han sido capaces de crear. Se trataría de dar derechos,
universales y pródigos, que asegurasen a cada uno no sólo el
pan de cada día sino también buenas escuelas, hospitales,
universidades, jubilaciones, etc. Una especie de acto mágico,
hijo de la bondad y clarividencia de algún político que encontró
el atajo milagroso que lleva del atraso al bienestar.
Estas ilusiones crean primero enormes expectativas y luego,
cuando al poco andar se descubre que el atajo milagroso no
era más que el callejón sin salida de la demagogia populista,
una ola de nueva frustración. Y así vamos dando tumbos, de
la frustración a la ilusión y de la ilusión a nuevas frustraciones,
mientras otros siguen progresando por el duro pero seguro
camino del esfuerzo empresarial y la creatividad industrial, del
capitalismo de verdad y de la participación plena en la
economía global. Triste destino este de creer en quimeras
políticas en vez de creer en aquellas instituciones de la libertad
económica que le dieron primero a Europa Occidental y los
Estados Unidos y luego a una gama cada vez más amplia de
países un bienestar que ni siquiera en sueños se hubiese
podido imaginar hace un par de siglos atrás.
Suecia después del modelo sueco
Enviado por el día 8 de Junio de 2005 a las 05:04
Entre las ideas que más ayudan a fomentar la ilusión de la
varita mágica política está aquella de la existencia, en otras
latitudes, de un modelo de Estado que ha podido –a fuerza de
decisiones políticas, monopolios estatales omnipresentes,
impuestos draconianos y amplias restricciones a la libre
empresa– crear el bienestar para todos. Entre estos modelos
quiméricos no hay ninguno que hoy se iguale al “modelo
sueco”, esta última utopía de una izquierda que después del
derrumbe de los totalitarismos comunistas se ha ido quedando
con las manos cada vez más vacías. El Estado benefactor sueco
se ha transformado de esta manera en el último bastión de la
esperanza en las soluciones desde arriba, desde las cúpulas
del Estado, para aquellos problemas que sólo desde abajo,
desde la creatividad social y empresarial, se pueden resolver.
Para aquellos que se aferran a esta última utopía puede ser
de interés leer este ensayo sobre Suecia después del modelo
sueco. Hay muchas cosas que aprender de ese hermoso país
nórdico de gente suave y retraída. Hay que aprender, por
ejemplo, cómo a través de un pujante capitalismo abierto al
mundo se crearon las condiciones de un progreso social sin
precedentes que con el tiempo desembocó en un experimento
estatista que finalmente –cuando llegó a poner en peligro las
bases mismas de la prosperidad– fue relegado a la historia por
el mismo pueblo de Suecia.
Suecia está hoy buscando el camino hacia una sociedad
del bienestar en la que el viejo Estado benefactor –que quería
decidirlo y controlarlo todo– deja lugar a un Estado
posibilitador –que posibilita la libre elección de los ciudadanos
en materias básicas de bienestar. Esta búsqueda está inspirada
por un profundo espíritu de solidaridad y justicia social, pero
no como sustituto ni en contra de la libertad individual y la
creatividad capitalista sino como su complemento dinámico.
Esto es lo que América Latina puede aprender de Suecia, de la
Suecia real de hoy y no del mito de un modelo sueco ya
enterrado por sus propios creadores.


Estocolmo, abril de 2005


Descargar todo el libro en:
http://www.cadal.org/libros/SueciaDespuesDelModelo...
Suecia después del modelo sueco
Enviado por el día 8 de Junio de 2005 a las 05:06
Introducción
Suecia es internacionalmente conocida por su
Estado benefactor, el más amplio y costoso que se
haya conocido. Los niveles de gasto público, carga
tributaria, transferencias de ingresos y monopolio estatal sobre
la seguridad social y diversas áreas de servicios básicos (salud,
educación, asistencia social, cuidado de niños y ancianos) no
han sido nunca igualados por otro país democrático en tiempos
de paz. Todo esto es conocido y representa para muchos un
modelo de sociedad ejemplar que otros países deberían imitar.
Lo que se ignora es que la misma Suecia ya ha abandonado
este modelo maximalista del Estado benefactor. Hace ya más
de una decena de años que Suecia está abocada a una
búsqueda profunda y prometedora de una alternativa a su
viejo Estado benefactor, en la cual el Estado todavía cumple
un rol importante pero sin excluir a una diversidad de actores
sociales y económicos que, en su conjunto, puedan crear una
sociedad del bienestar que le otorgue a los ciudadanos una
sólida base de igualdad y seguridad social combinada con
una real libertad de elección.

Para dar una idea concreta de la profundidad de los cambios
experimentados por la sociedad sueca puedo citar algunas
experiencias personales. Cuando llegué a Suecia en 1974 era
impensable que los ciudadanos pudiesen elegir la escuela para
sus hijos o el centro médico en el cual ser atendidos en caso
de enfermedad. Sólo una proporción muy pequeña y
extremadamente rica de la población tenía ingresos netos –es
decir, después de pagar una pesada carga tributaria–
suficientes como para poder pagar privadamente por ese tipo
de servicios. Como se decía en ese tiempo, uno “le pertenecía”
a un hospital público y los hijos de uno “le pertenecían” a una
escuela pública determinada, aquella que se les había asignado
de acuerdo al área donde residían. El Estado benefactor le
aseguraba a todos los ciudadanos un nivel comparativamente
alto de bienestar pero al precio de una casi total falta de libertad
de elección. Esta situación permaneció inalterada –agravada
en realidad ya que la carga tributaria se había hecho cada vez
más pesada– hasta comienzos de la década del 90.
Hoy en día las cosas son muy diferentes. Mi hija va a una
“escuela independiente” –propiedad de una fundación
privada– y mi hijo terminó hace poco de cursar la educación
básica en otra escuela independiente –en este caso propiedad
de una sociedad anónima con fines de lucro, Kunskapsskolan
AB, que gestiona más de una veintena de escuelas–. Nosotros
hemos elegido con plena libertad estas escuelas y por asistir a
las mismas no se paga ni un centavo extra más allá del “cheque
escolar” con que el Estado hace posible una libertad de
elección real e igualitaria (la misma libertad de elección existe
entre las escuelas directamente gestionadas por el sector
público).
Suecia después del modelo sueco
Enviado por el día 8 de Junio de 2005 a las 05:08
Lo interesante es que mis hijos no son una excepción.
En este país, donde en 1990 las escuelas que no eran parte del
monopolio estatal eran muy escasas, existían en el año escolar
2003-04 un total de 740 escuelas básicas y secundarias
independientes, que le daban educación a casi 100.000 niños
y jóvenes dentro de un sistema pluralista de colaboración
público-privada que crece año tras año.

No sólo la situación de las escuelas ha cambiado
radicalmente. Si yo me enfermase hoy recurriría con toda
seguridad a la clínica más cercana, Nacka Närsjukhus, que es
gestionada, como tantas otras en la provincia de Estocolmo,
por una sociedad anónima con fines de lucro. Mi elección
sería además completamente libre y sin que mi decisión me
costase ni un peso más que si eligiese una clínica pública.
Más aún, si mi dolencia fuese un poco más seria seguramente
me dirigiría al hospital S:t Göran, que es el hospital privado
más grande que existe en Europa Occidental y que también
forma parte de la red de colaboración público-privada que
abarca hoy cerca de tres mil productores privados de servicios
de salud.

Y así podríamos continuar con los ejemplos. Los ciudadanos
de Suecia pueden hoy, con creciente libertad, elegir
a quién entregar el cuidado de sus niños o de sus ancianos, a
quién comprar electricidad o servicios de telecomunicación,
en qué fondos depositar una parte de sus ahorros para la
jubilación, qué canal de televisión mirar o qué radioemisora
escuchar. Incluso monopolios tan tradicionales como los de la
provisión de empleos o de viviendas de alquiler o de los
ferrocarriles o del correo han sido abolidos. Todo esto era
impensable en la Suecia de 1990 y solamente los lunáticos de
entonces hubiesen podido imaginar semejantes cambios.
El propósito de este trabajo es explicar las razones de estas
transformaciones tan profundas y discutir sus perspectivas
futuras. Esto es muy importante en un contexto internacional,
donde muchos siguen todavía proponiendo un modelo de
Estado benefactor que su propio creador, el pueblo de Suecia,
ya ha abandonado. Para darle al lector un punto de partida adecuado comenzaré por resumir, en forma muy sucinta, la historia y las características principales de aquel Estado benefactor maximalista que hoy ya pertenece al pasado de Suecia.
Re: Suecia después del modelo sueco
Enviado por el día 8 de Junio de 2005 a las 17:34
es triste ver como muchos políticos actuales aun citan suecia como base de referencia para el llamado "estado del bienestar" cada dia le tengo más desprecio a la gente que se enorgullece de decir esta frase.
Re: Re: Suecia después del modelo sueco
Enviado por el día 10 de Junio de 2005 a las 06:38
Bien por los suecos...espero que no sea demasiado tarde...